El presidente de Rusia, Vladimir Putin, supo jugar muy bien su papel de anfitrión en la histórica cumbre que sostuvo con Kim Jong-un, máximo líder de Corea del Norte. El jueves, después de una reunión de dos horas, el presidente ruso afirmó que los resultados habían sido “substanciales”. Por su lado, la agencia de noticias norcoreana KCNA aseguró que el encuentro fue "abierto y amistoso" para el líder supremo y añadió que Putin le prometió visitar prontamente el país asiático. Indudablemente, la imagen que querían proyectar los dos países es la de una relación renovada en la que ambos estan dispuestos a defenderse mutuamente. Como muchos analistas señalaron, uno de los grandes objetivos era poner en evidencia la altísima tensión que Pyongyang tiene con Washington. Si bien el año pasado Donald Trump y Kim habían mostrado importantes avances en las conversaciones sobre desnuclearización de Corea del Norte, en una reciente visita de Trump en febrero llegaron a un desacuerdo. Kim asegura que las condiciones para dejar su programa nuclear son extremas, pero Estados Unidos no quiso aflojar y ha mantenido las duras sanciones económicas sobre el régimen autoritario. Le sugerimos: El país que más se ha beneficiado con el cambio climático En dicho contexto, Putin vio una oportunidad dorada en invitar a Kim y hablarle al oído sobre cómo debería manejar el tema con Trump. Después del encuentro de este jueves, la portavoz de la diplomacia rusa, Maria Zajarova, expresó en la radio Eco de Moscú que el diálogo entre los dos políticos "repara los errores cometidos por la diplomacia estadounidense en toda una serie de temas", acusando a Washington de "llevar a la región al borde de una crisis nerviosa". ¿Qué propone Putin? Su gobierno aboga por un diálogo con Pyongyang sobre una hoja de ruta establecida por China y Rusia. Este último ha pedido levantar las sanciones internacionales, a lo que Estados Unidos replica acusando a Moscú de ayudar a Pyongyang a sortearlas. Putin fue muy hábil en traer a colación el papel que el gobierno de Xi Jinping tiene en todo el asunto. China es el aliado más importante que tiene Corea del Norte, y cualquier otro país que quiera acercarse a Pyongyang debe tener, de cierta forma, su beneplácito. Rusia, si bien ha ayudado a Corea del Norte a sortear las sanciones económicas, no lo ha hecho con la misma cantidad de dinero que aporta el gobierno chino. Se calcula que Rusia contribuye con 34 millones de dólares al año en ayuda relacionada con alimentos, mientras los beneficios comerciales con China alcanzan cifras cercanas a los seis mil millones de dólares por año. Le puede interesar: Joe Biden, exvicepresidente de Estados Unidos, se lanza al ruedo por la Casa Blanca Al final del encuentro, el presidente ruso se declaró favorable, como Estados Unidos, a una "desnuclearización total" y consideró que una solución era "posible" a condición de ofrecer a Pyongyang "garantías de seguridad y de soberanía" y anteponer el "derecho internacional" a la "ley del más fuerte". Por su lado el dirigente norcoreano busca apoyos en su pulso con Washington y un cierto reequilibrio de sus relaciones entre Pekín, su aliado más cercano, y Moscú, su antiguo aliado de la Guerra Fría. Fue la Unión Soviética la que colocó en el poder a su abuelo y fundador de la República Popular Democrática de Corea (RPDC), Kim Il Sung. Lea también: Nuevo boicot al canciller de Venezuela en Asamblea General de la ONU *Con información de AFP