Desde el 13 de marzo pasado, España dio un gran paso hacia una medida similar adoptada en Italia en un intento de sortear la pandemia de coronavirus que ha causado enfermedad y temor en el mundo. El presidente del gobierno español Pedro Sánchez anunció el “estado de alarma durante los próximos 15 días” en todo el país para dotar al gobierno de amplias facultades, entre ellas movilizar a las fuerzas armadas para enfrentar la epidemia de COVID-19. Se trata de “una emergencia que amenaza la salud y el bienestar de todos y que no atiende fronteras”, dijo entonces Sánchez. Los casos positivos en España podrían rebasar los 10.000 la semana entrante, advirtió Sánchez en su discurso televisado, en comparación con los más de 4.200 confirmados hasta el mediodía del viernes. Un total de 120 personas han fallecido y 189 se recuperaron. El estado de alarma permite al gobierno central restringir el libre tránsito, confiscar artículos y asumir el control de empresas e instalaciones privadas, entre ellas hospitales privados. Es la segunda vez que el gobierno utiliza ese recurso desde el regreso de la democracia a finales de la década de 1970. El anterior fue decretado durante la huelga de controladores de tráfico aéreo de 2010. Más de 70 países, entre ellos Marruecos, han restringido la llegada de pasajeros desde España, que a la fecha sólo había suspendido los vuelos con Italia. El viernes anterior, el gobierno británico recomendó a sus ciudadanos evitar los viajes no esenciales a La Rioja, España, partes del País Vasco y la región de Madrid, que ha registrado más de 2.000 casos del nuevo virus. Como los hospitales se han estado saturando con rapidez, la capital española es fuente de particular preocupación. A diferencia de China, que rápidamente adoptó medidas para restringir el tránsito de personas, Italia, España y otros países europeos reaccionaron de una manera más mesurada en pos de un equilibrio entre una crisis de salud pública y las libertades individuales. El vicepresidente de la comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, dijo el viernes que la capital necesita con urgencia suministros médicos pese a anunciar un plan sin precedentes para reestructurar el sistema de salud de la región. Esto implica conjuntar unidades de cuidados intensivos de hospitales públicos y privados y habilitar salas médicas en hoteles. “No hay que dejar pasar más días, sabemos lo que va a pasar mañana y pasado mañana, porque tenemos los ejemplos de China o Italia y la curva de contagios es matemática”, afirmó Aguado a la emisora pública TVE. “Esto es un huracán silencioso”.

Las calles del centro de Madrid, normalmente bulliciosas en un viernes promedio, estaban casi vacías porque los habitantes siguieron la recomendación de las autoridades de quedarse en casa. Las autoridades cerraron museos y centros deportivos, suspendieron clases para casi 10 millones de estudiantes y solicitaron a la población que trabaje a distancia, al tiempo de restringir las multitudes en eventos públicos en zonas de alto riesgo. Sin embargo, el viernes, endurecieron sus medidas y cerraron las cafeterías al aire libre primero y después todos los establecimientos comerciales, salvo los que venden alimentos y artículos esenciales, como farmacias. Los 2.659 casos y 86 muertes en la región suponen más de la mitad del total nacional. Sin embargo, las autoridades y civiles de las zonas costeras se han quejado de la llegada en los últimos días de personas procedentes de Madrid que han aprovechado el cierre de escuelas en la capital o las políticas de trabajar desde casa a fin de viajar.

Con información de The Associated Press