En muchos lugares, los hoteles están despidiendo trabajadores y las agencias de viajes están cerrando. Las calles de Lagos, donde diariamente se amontonan gente, vehículos, ruido y sudor, están desiertas y el silencio casi hace daño. La capital económica de Nigeria, la mayor ciudad de África, donde viven 20 millones de personas, vive su primer día de confinamiento para frenar la expansión del coronavirus. El presidente Muhammadu Buhari ordenó una "restricción de todo movimiento" en Lagos y Abuya, la capital federal, donde se ubican la gran mayoría de los 135 casos de coronavirus detectados en el país. Lagos vive aún bajo el espectro del ébola, que podría haber sido una "epidemia urbana apocalíptica" en 2014, según la OMS, pero que las autoridades lograron limitar a 19 contaminados y siete muertes. Seis años más tarde, ante el coronavirus, la ciudad cumplió con la orden de confinamiento sin demasiada protesta.