Nunca antes una nave espacial había logrado tal hazaña. La sonda europea Rosetta acompañó este jueves al cometa 67P Tchouri en su punto más cercano al sol, a una distancia de 186 millones de kilómetros. Al acercarse al astro Rey, la actividad del cometa, formado por hielo, minerales y partículas de carbono, aumentó considerablemente, liberando chorros de gas y polvo. Antes de las observaciones de Rosetta y su robot Philae, los astrónomos creían que los cometas se componían principalmente de hielo y un poco de polvo. Pero descubrieron que están hechos de gránulos de materia orgánica, como moléculas inertes de carbono y nitrógeno. Los científicos creen que se trata de la meteria primordial que una vez sembrada en nuestros océanos hizo posible la emergencia de la vida.