La doctora comenzó a sentir los síntomas del virus desde el 13 de marzo. El primer síntoma en manifestarse fue la tos. Luego, con gran rapidez, la fiebre, la dificultad para respirar y el dolor generalizado aparecieron. Aunque se sentía mal, el objetivo para Alegría, desde el principio, fue proteger a sus seres queridos, quienes forman parte de la población que tiene mayor riesgo por patologías previas. Se decidió por la sanación desde su hogar, pues no deseaba seguir trabajando, pero tampoco tenía los síntomas de urgencia como para asistir a un hospital. 

"No llamé a ningún colega, a nadie. Los primeros días no tienes fuerza ni para llamar. Yo les digo a mis pacientes que el cuerpo es sabio y hay que hacer lo que él diga. Los primeros días me pedía solamente reposo, no me pedía otra cosa", cuenta Alegría, quien dijo que poco a poco fue saliendo de la enfermedad, de ese ‘túnel bastante oscuro‘. Vea aquí el testimonio completo de la Doctora Alegría