A pesar de la fuerza que ha demostrado y la férrea negación con respecto a sus ilícitos, el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, ahora está buscando dilatar aún más su investigación sobre el mal uso de los documentos clasificados que fueron encontrados por el FBI en su mansión de Florida, Mar-a-Lago.
Fue así como sorprendió este martes 11 de julio, tanto Trump, como sus abogados, quienes pidieron a la justicia del país norteamericano retrasar el juicio en su contra hasta después de las elecciones presidenciales, previstas para noviembre de 2024. Una maniobra que le permitiría solidificar y aumentar su base de votantes para llegar a la Casa Blanca nuevamente.
En su argumentación, su equipo legal destacó que llevar a cabo el juicio antes de los comicios provocará que los candidatos rivales “sean directamente hostiles”, lo que podría provocar “desafíos” en el proceso de selección del jurado, además de “limitar la capacidad de los acusados de garantizar que cuentan con un juicio justo e imparcial”, según informaciones del diario Político.
En este sentido, los abogados aseveraron que la campaña de Trump requiere de una “enorme cantidad de tiempo y energía”, por lo que “el cronograma actual hace que sea un desafío prepararse para el juicio” en cuestión.
Es por ello que el equipo ha solicitado que se posponga “cualquier consideración” para establecer una nueva fecha del juicio, que, hasta el momento, el fiscal especial Jack Smith ha indicado que podría comenzar el 11 de diciembre de este año.
¿De qué se le acusa?
Es de recordar que, en junio, Trump se declaró inocente de más de una treintena de cargos que le han sido imputados en el marco del caso sobre los documentos clasificados hallados en su residencia de Mar-a-Lago, en Florida, tras su salida de la Casa Blanca.
El expresidente Donald Trump se enfrenta a 37 cargos penales que incluyen acusaciones de retención no autorizada de documentos clasificados y conspiración para obstruir la justicia, según documentos de tribunales federales hechos públicos hace unos días.
Según la acusación, los documentos clasificados que Trump almacenaba en cajas en su vivienda contenían información “sensible” sobre las capacidades de Estados Unidos en materia armamentística.
El magnate habría guardado cajas en varios lugares de su residencia, como su dormitorio o una de sus oficinas, aunque también se llegaron a encontrar en el baño y en la ducha. Trump enseñó páginas marcadas como clasificadas en hasta dos ocasiones a varias personas, mientras que también ordenó a su asistente, Walt Nauta, también imputado, que moviera los documentos de un lado a otro para que no fueran encontrados.
Según se explicó en la investigación, al menos en dos ocasiones, Trump mostró documentos clasificados sobre operaciones y planes militares estadounidenses a personas que no estaban autorizadas a verlos en su club de golf de Bedminster, Nueva Jersey.
Los documentos que Trump tomó “incluían información sobre las capacidades de defensa y armas tanto de Estados Unidos como de otros países, los programas nucleares de Estados Unidos, las posibles vulnerabilidades de Estados Unidos y sus aliados ante un ataque militar y los planes para posibles represalias en respuesta a un ataque extranjero”, sostiene la acusación.
Sin embargo, el expresidente ya se ha referido en varias ocasiones a esta acusación, afirmando que él no fue el único que ha tomado documentos de esta índole, por lo que las acusaciones en su contra serían una “cacería de brujas”, así como culpando al Gobierno Biden por sus investigaciones.
“La administración corrupta de Biden ha informado a mis abogados que he sido acusado, aparentemente por el engaño de las cajas, a pesar de que Joe Biden tiene 1.850 cajas en la Universidad de Delaware, cajas adicionales en Chinatown, DC, con aún más cajas en la Universidad de Pensilvania, y documentos esparcidos por todo el piso de su garaje”, escribió el exmandatario en Truth Social.
*Con información de Europa Press y AFP.