Jennifer Maedge es una ciudadana de Estados Unidos que en abril de 2022 reportó a su esposo, Richard Maedge, como desaparecido luego de que él la hubiera llamado afirmándole que saldría temprano del lugar de trabajo, pero tiempo después, nunca llegó a casa.
Ante esto, ella decidió ir a las autoridades para interponer la denuncia de la desaparición de su pareja. Luego del reporte, la policía asistió a la casa en busca de pruebas y en esta primera visita nunca encontraron el cuerpo de Richard.
Tiempo después de que la misma Jennifer se quejara de un olor raro en el hogar, las autoridades hicieron otra búsqueda, la cual también resultó infructuosa.
Por medio de imágenes difundidas en redes sociales, Jennifer y la familia de su pareja trataban de encontrar a su esposo pero nunca recibió alguna llamada o pista del paradero de Richard.
Para la Navidad de 2022, cuando ya habían pasado ocho meses de la desaparición, Jennifer bajó a un armario en el que estaban guardados los adornos navideños y al abrirlo quedó sorprendida y atónita pues allí encontró el cadáver de su marido.
Inmediatamente llamó a las autoridades, que hicieron el levantamiento del cuerpo. Tres meses después, exactamente el pasado 2 de marzo, la oficina Forense del condado de Madison del estado de Illinois dio a conocer de manera pública la causa de la muerte de Richard, en la que se concluyó que él se había quitado la vida.
Mujer quedó embarazada de su esposo, quien había fallecido hace tres años
En Portugal, Ângela Ferreira, una mujer que luchó para que el parlamento no demorara más la discusión y aprobación de la inseminación post mortem, compartió una esperada noticia en Instagram, donde confirmó que su lucha había rendido frutos porque ahora estaba embarazada; lo inusual del caso es que su pareja murió en 2019.
Hugo falleció tras perder la batalla contra el cáncer; sin embargo, en vida dejó estipulado que quería que su esposa fuera mamá y, para ello, dejó escrito que autorizaba el uso del semen que había “generado” todavía en vida. La concepción fue posible gracias a lo que se convirtió en el primer caso de una inseminación después de la muerte en Portugal.
“¡Hoy por fin comparto con todos ustedes la tan deseada noticia! Fueron años de lucha para llegar aquí, el proceso fue largo y doloroso... ¡pero finalmente lo logramos! Es con mucha alegría y un corazón lleno que comparto hoy que dos corazones están latiendo dentro de mí”, fueron las palabras con las que Ferreira compartió que su sueño se había hecho realidad.
“¡Gracias a todos por ayudarme a llegar tan lejos, gracias por su apoyo, mensajes constantes y amor! Sin ustedes no hubiera sido posible y por ello mi alegría, poder compartir este momento con vosotros. Próximamente, en el diario nacional en TVI, te mantendremos al tanto de todo... ¡No te lo puedes perder! Gracias y hasta luego”, concluyó en su anuncio.
El caso conmocionó a la comunidad de Portugal y del mundo al ver cómo después de tres años pudiera dar a luz a un bebé de su pareja fallecida.