El paso del huracán Idalia dejó cientos de afectaciones en Florida, Estados Unidos, y entre las múltiples personas que sufrieron de inundaciones, daños estructurales y caída de árboles por la tormenta, se encuentra el gobernador del Estado, Ron DeSantis, luego de que un roble centenario cayera encima de su mansión.
La noticia fue revelada por la esposa del gobernador, quien también es precandidato a la Presidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano, indicando que el hecho se dio cuando varias personas estaban dentro de la casa; sin embargo, no se informó sobre heridos, solo afectaciones a la estructura.
“Un roble de 100 años cae en la Mansión del gobernador en Tallahassee. Mason, Madison, Mamie y yo estábamos en casa en ese momento, pero afortunadamente nadie resultó herido. Nuestras oraciones están con todos los afectados por la tormenta”, indició la esposa de DeSantis, Casey DeSantis, recalcando que sus hijos estaban junto con ella en el momento del accidente.
Según agregó el medio local New York Post, reporteros le preguntaron al gobernador sobre las afectaciones que había tenido, pero DeSantis explicó que el viejo árbol cayó justo al lado de la casa, aunque en el momento no tenía información sobre posibles afectaciones.
“Supongo que es un roble muy antiguo partido por la mitad (...), parte de eso cayó. No sé si recayó en la residencia propiamente dicha. Estaba un poco hacia un lado. Entonces eso se va a aclarar”, indicó DeSantis, según recoge el medio citado.
Y agregó: “Si talan todo el árbol, habrá más espacio para que mis hijos puedan jugar pelotas de béisbol (...). Y entonces, en algunos aspectos para nosotros, aunque el árbol era bonito, probablemente nos las arreglaremos y estaremos bastante bien”.
Huracán Idalia
El huracán Idalia azotó Florida este miércoles con fuertes vientos, lluvias y marejadas que partieron árboles, arrancaron techos de hoteles y convirtieron autos en balsas, para luego avanzar hacia Georgia, donde inundó carreteras y obligó a los habitantes a huir hacia tierras altas mientras todavía conservaba fuerza de tormenta tropical.
“Se desató el infierno”, dijo Belond Thomas, de Perry, una pequeña localidad en el interior de la región de Big Bend, donde Idalia tocó tierra.
Thomas huyó con su familia y algunos amigos hacia un motel con la idea de que estarían más seguros en ese lugar para pasar la tormenta que en casa. Pero cuando el ojo de Idalia pasó en la zona alrededor de las 8:30 a. m., un fuerte silbido penetró el aire, los ventarrones arrancaron el techo del motel y varios restos cayeron sobre su hija embarazada que estaba en una cama. Por fortuna, no resultó herida.
“Fue aterrador”, declaró Thomas. “Todo pasaba muy rápido… todo daba vueltas”, agregó.
Idalia tocó tierra cerca de Keaton Beach a las 7:45 a. m. como un huracán de categoría 3 con vientos máximos sostenidos de 205 kilómetros por hora. Para la tarde se debilitó a tormenta tropical, con vientos de 113 km/h.
A medida que el ojo se desplazaba sobre tierra firme, los fuertes vientos arrancaban letreros y tejados, y partían árboles de gran altura. Pero para el mediodía del miércoles, no había muertes confirmadas en Florida, aunque algunos accidentes de tránsito con fallecidos en dos condados podrían ser atribuidos al final a la tormenta, dijo el gobernador de Florida, Ron DeSantis. Sí se confirmó un deceso en Georgia.
A diferencia del huracán Ian del año pasado, que azotó la muy poblada zona de Fort Myers y dejó 149 muertos en el estado, Idalia pasó por una zona poco habitada de Florida que es conocida como la “costa natural” del estado, una región principalmente rural con millones de hectáreas sin urbanizar, alejada de metrópolis y de zonas con mucho turismo.
Esto no significa que no haya causado problemas. Las corrientes cubrieron calles cerca de la costa y arrastraron pequeñas embarcaciones que no estaban amarradas, y casi medio millón de usuarios se quedaron sin electricidad en Florida y Georgia.
*Con información de AP.