El gobernador del estado de Hawái, en Estados Unidos, ha asegurado que el número de muertos por los incendios que han devastado parte del archipiélago durante los últimos días, especialmente la isla de Maui, ha ascendido a 99, cifra que “aumentará significativamente”.
Green ha declarado que los esfuerzos por encontrar a más desaparecidos, cuyo número aún no está claro, están siendo lentos pero constantes debido a las malas condiciones, pues en algunas zonas las temperaturas siguen siendo muy altas para los perros rastreadores, que solo pueden aguantar 15 minutos de trabajo seguidos.
La agencia de calificación crediticia Moody’s Analytics ha cifrado los daños causados por las llamas entre 3.000 millones y 7.500 millones de dólares (entre 2.750 millones y 6.800 millones de euros).
De los tres principales fuegos registrados en Maui, uno lleva ya días contenido al cien por cien, mientras que los otros dos lo están en un 60 y un 80 por ciento, según el condado. Algunas zonas siguen bloqueadas y el jefe de la Policía, John Pelletier, estimó el fin de semana que apenas se había rastreado el 3 por ciento de las áreas calcinadas.
De forma paralela a los trabajos de extinción y rastreo, avanzan también las peticiones de rendición de cuentas, con algunas voces que llaman a esclarecer por qué no funcionó a tiempo el sistema de alerta o si el cableado eléctrico tuvo algo que ver en el inicio de los incendios, avivados por los vientos huracanados.
Esta tragedia está considerada ya el desastre natural más mortífero de la historia reciente de Hawái y la ola de incendios que más vidas se ha cobrado en Estados Unidos en más de un siglo. En 1918, 453 personas murieron en una serie de fuegos en Minesota y Wisconsin.
Los múltiples fuegos que se declararon la semana pasada, atizados por los fuertes vientos y la sequía de la isla, siguen ardiendo, pese a los esfuerzos de los bomberos para extinguirlos.
Las autoridades, no obstante, no parecen preocupadas por la tormenta tropical que debe cruzar el sur del archipiélago en la noche del miércoles al jueves. No tendrá “prácticamente ningún impacto”, según el servicio meteorológico estadounidense.
El fuego impactó o destruyó más de 2.200 estructuras en Lahaina, y oficialmente las pérdidas se estiman en 5.500 millones de dólares, sin contar los miles de damnificados que quedaron sin hogar.
Las circunstancias de los repentinos incendios de esta semana siguen sin estar claras. Y el resentimiento de la población contra las autoridades no deja de aumentar.
“La falta de comunicación es abismal, la gente está muy indignada y se siente frustrada. La situación solo hace empeorar”, dijo a la AFP el pastor Stephen Van Bueren, cuya iglesia quedó destruida.
Durante los incendios, las alertas oficiales en la televisión, la radio y en los teléfonos fueron inútiles, puesto que muchos residentes se quedaron sin electricidad o conexión. Las sirenas de alarma no funcionaron. “Pensamos que las sirenas quedaron esencialmente inmovilizadas por el calor extremo” que se registraba en Maui, argumentó Green.
Su gestión fue criticada por el expresidente estadounidense Donald Trump en la red Truth Social. “No quiere hacer otra cosa que culpar al cambio climático”, dijo.
Muchos residentes de Lahaina contaron que se enteraron del fuego al ver a los vecinos que corrían por las calles o cuando lo vieron por sí mismos. “La montaña atrás de nosotros se prendió en fuego, y ¡nadie nos avisó!”, lamentó ante la AFP Vilma Reed, una residente de 63 años.
Reed, cuya casa quedó destruida, dijo que huyeron de las llamas solo con lo puesto y ahora depende de donaciones. “Esta es mi casa ahora”, relató la mujer al señalar el auto en el que durmieron con su hija, su nieto y dos gatos.
Mazie Hirono, senadora demócrata por el archipiélago, señaló a la CNN que no había que “buscar excusas para esta tragedia”.
El proveedor de electricidad Hawaiian Electric también es objeto de una denuncia. La empresa es acusada de haber “mantenido inexcusablemente sus líneas eléctricas cuando los pronósticos anunciaban un alto riesgo de incendios” y fuertes vientos, alimentados por un huracán que pasaba al suroeste de Maui.