La Iglesia católica se encuentra en otro aprieto relacionado con el comportamiento por parte del sacerdote Philip Johnson, de 38 años, y la reverenda madre superiora Teresa Agnes Gerlach, de 43, ambos pertenecientes a órdenes religiosas en Estados Unidos.
Tanto Johnson como Gerlach han sido acusados de romper sus votos de castidad y de tener uniones no permitidas por la Iglesia católica. A pesar de que la monja ha admitido que ella y el hombre intercambiaron mensajes sexuales por correo electrónico además de haber realizado videollamadas, el sacerdote no ha querido contribuir con la investigación, según reseñó el medio New York Post.
Gerlach, con su testimonio, aseguró que no ha roto su voto de castidad ya que no hubo algún contacto físico con Johnson. La monja precisó de igual manera que fue expulsada de la Diócesis de Arlington, Texas, de manera injusta.
Las reacciones de las diócesis
“El superior me informó que el sacerdote, siguiendo el consejo de su propio consejo canónico, se negó a participar en la investigación”, reveló para medios locales el obispo de Fort Worth, Texas, Michael Olson, confirmando así la negativa del sacerdote acusado para aportar a la investigación que se lleva en curso.
Olson, quien ha estado pendiente de las investigaciones que se adelantan en contra de los dos religiosos, precisó en varias ocasiones que “este es un asunto de la iglesia; este es un asunto pastoral; este es un asunto espiritual”, enfatizando en la presión que ha tenido que enfrentar para darle un fin a este episodio expresando: “Otros han intentado atraerme para que aborde este asunto en los lugares inapropiados de la corte civil y también tanto en las redes sociales como en los principales medios de comunicación, y no lo haré”.
Por su parte, la Diócesis de Raleigh, Carolina del Norte, confirmó que “el padre Philip Johnson no está ejerciendo actualmente el ministerio público. Sus facultades sacerdotales fueron restringidas por el obispo Luis Rafael Zarama como medida de precaución hasta más se puede determinar la claridad con respecto a su estado”.
Unidos por la enfermedad
Tanto Johnson como Gerlach han sufrido graves enfermedades que según sus testimonios no las podrían haber tratado o superado sin su incursión y acercamiento a la Iglesia.
En el caso del sacerdote, se conoció que estaba realizando su carrera en la Marina de Estados Unidos cuando fue diagnosticado con un tumor cerebral en 2008, el cual, según los médicos que lo atendieron, era tan agresivo que le ocasionaría la muerte al año siguiente. No obstante, Johnson acudió a las instituciones católicas en busca de apoyo, y luego de varias oraciones y con la ayuda de la fe fue curado. Este episodio le dio alas al hombre para que en 2017 formara parte de la Diócesis de Raleigh.
Por su parte, Gerlach ha sufrido durante buena parte de su vida varias afecciones a la salud por lo que debe permanecer en silla de ruedas, además de requerir una sonda para su alimentación.
Los individuos se contactaron por primera vez en 2020 cuando Johnson se encontraba en una misión en Míchigan desde donde pidió que se colaborara con una cadena de oración por intenciones particulares al Monasterio de Gerlach en Texas.
La investigación no ha podido ser exitosa
Las autoridades solo han podido basar la investigación en los testimonios de la monja, la cual ha agregado a sus declaraciones que ella y el sacerdote se escribían a menudo, pero que no pasó de un simple chat.
Gerlach también expresó que solo dos veces habían cometido un pecado sexual por teléfono, el cual no especificó, de acuerdo con el medio católico The Pillar.
La defesa de Gerlach enfatizó en que la monja se encontraba bajo la influencia de fentanilo y otros medicamentos al momento de la entrevista con las autoridades, por lo que no se puede considerar certeras todas las declaraciones que la mujer ha expuesto.
Ambos religiosos se encuentran apartados de sus cargos mientras la investigación continúa, pese a que Johnson no ha querido colaborar voluntariamente con la justicia.