Joe Biden, presidente de Estados Unidos, aplazó su viaje a Australia y Papúa Nueva Guinea, el cual estaba acordado para después de las reuniones del G7 que llevará a cabo en Japón.
La razón de dicho aplazamiento es para continuar con la negociaciones con la Cámara de Representantes en materia del aumento del techo de gasto para evitar el impago de las deudas del país.
Por medio de un comunicado, la Casa Blanca anunció que el jefe de Estado del país norteamericano ha hablado con el primer ministro australiano, Anthony Albanese, con el objetivo de comunicarle la noticia del aplazamiento e invitarlo a una visita de Estado e Washington en otra oportunidad.
El mandatario también habló con James Marape, el primer ministro de Papúa Nueva Guinea, para tratar de buscar otro momento para el viaje.
Es importante mencionar que, el límite del techo de gasto es una negociación que lleva una buena cantidad de tiempo atascada entre el presidente y el Congreso, de mayoría republicana. Esta situación ha llevado a Biden a reunirse con el líder de la Cámara, Kevin McCarthy, para tratar de sacarla adelante.
Por su parte, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Kirby, aseguró que este cambio de planes de última hora no daña la imagen exterior de su país: “Todos los líderes de las democracias, entienden y respetan el liderazgo estadounidense en el escenario mundial, y saben que nuestra capacidad para pagar nuestras deudas es una parte clave de la credibilidad y el liderazgo de EEUU en todo el mundo”.
Estados Unidos alcanzó el límite propuesto para su deuda, de 31.400 millones de dólares, lo que llevó al Departamento del Tesoro a tomar medidas que permiten al país ampliar el plazo de pago hasta junio, un término que también está llegando a su fin.
Los miembros republicanos de la Cámara creen que el país podría concurrir en un impago de su deuda y han propuesto aumentar el límite de ésta y a su vez recortar en gastos, una medida que rechaza la Casa Blanca, al considerar que implicaría una pérdida de confianza en la economía estadounidense y provocar una crisis financiera.
Por tal motivo, la carrera contrarreloj para evitar un default de Estados Unidos echó a andar: el presidente Joe Biden organiza un cara a cara con los jefes de la oposición parlamentaria el martes entrante para tratar de alcanzar un acuerdo sobre la mayor deuda pública del mundo.
El mandatario estadounidense se reunirá con su principal adversario en este tema, el jefe de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, así como con Mitch McConnell, líder de la minoría conservadora en el Senado.
En juego: la reputación financiera de Estados Unidos y también mucho prestigio político.
El demócrata, de 80 años, sabe que la forma en la que gestione esta crisis pesará sobre su campaña de reelección en ciernes. Kevin McCarthy, quien resultó electo in extremis para dirigir la exigua mayoría opositora en la cámara baja, también se juega un partido importante para su liderazgo político.
Duros golpes a la economía
Biden reiteró el viernes su mantra sobre este delicado asunto del endeudamiento, al señalar que los republicanos toman de “rehén” la economía al condicionar el aumento del límite de endeudamiento del país, o su suspensión, a recortes “draconianos” del gasto público.
“Estos asuntos no están vinculados”, afirmó Biden.
Para el presidente, el respeto por los compromisos financieros acumuladas por el país es una obligación para los legisladores de ambos partidos, en tanto el presupuesto anual puede ser objeto de un debate político. El demócrata recuerda siempre que el techo de la deuda fue subido tres veces durante el mandato de su predecesor republicano Donald Trump.
*Con información de Europa Press y AFP.