El pasado 17 de noviembre, Nancy Pelosi anunció su renuncia al liderazgo del Partido Demócrata en la cámara baja, apenas unas horas después de que se certificara la victoria de los republicanos en las pasadas elecciones.
En ese momento, Pelosi anunció que seguiría como congresista “hablando por la gente de San Francisco”, pero, según ella, no presentaría su candidatura a la reelección del liderazgo demócrata. “No buscaré la reelección al liderazgo demócrata en el próximo congreso (...) Para mí, ha llegado la hora de que una nueva generación dirija el ‘caucus’ demócrata que tanto respeto”, dijo.
Sin embargo, en las últimas horas, se conoció que la primera mujer en ocupar el cargo de presidenta de la Cámara buscará la reelección en su escaño en la Cámara con sede en San Francisco.
“Ahora más que nunca nuestra ciudad nos necesita para promover los valores de San Francisco y promover nuestra recuperación”, escribió en la red social Twitter. “Nuestro país necesita que Estados Unidos muestre al mundo que nuestra bandera sigue ahí, con libertad y justicia para TODOS. Por eso me postulo para la reelección y pido respetuosamente su voto”, agregó.
En noviembre, Pelosi se había mostrado “agradecida” por la predisposición de muchos para dar un paso al frente en lo que ya se considera como el inicio de una etapa de saneamiento y renovación del liderazgo del partido para adaptarse a los nuevos desafíos de la política interna estadounidense.
La mujer de 82 años y líder del partido en la Cámara de Representantes desde 2003, recordó su primera visita al Capitolio y reconoció con nostalgia que en aquel momento nunca jamás llegó a pensar en que podría pasar de ser “ama de casa a presidenta de la Cámara”.
Motivos de sobra
La renuncia de Pelosi se produce después de que el Partido Republicano le arrebató a los demócratas el control de la Cámara de Representantes (no así en el Senado), tras certificarse los resultados de las elecciones de medio mandato.
La líder demócrata y en ese momento presidenta de la Cámara ya había informado días atrás de que tomaría una decisión sobre su futuro pasada la cita electoral y también teniendo en cuenta el trágico suceso del que fue protagonista su marido Paul a finales de octubre.
Paul Pelosi fue sorprendido el 28 de octubre en su domicilio particular de San Francisco por un asaltante que, martillo en mano, gritaba preguntando dónde se encontraba Pelosi, en aquel momento en Washington. Tras comprobar que la representante política no estaba en su domicilio, asestó varios golpes a Paul Pelosi en la cabeza.
Este episodio pronto recibió la denuncia de gran parte de la clase política estadounidense, aunque también hubo quien trató de orquestar un complot, incluido el expresidente Donald Trump, insinuando que el asaltante de Paul podría ser en realidad un amante.
Decisión de cara a las elecciones presidenciales
Pelosi, una de las antagonistas más destacadas del expresidente Donald Trump, mantendrá su plataforma pública, ya que Trump es el favorito para asegurar nuevamente la nominación presidencial republicana.
Su decisión de permanecer contrasta marcadamente con la inminente salida de la senadora Dianne Feinstein (D-Calif.), otro ícono de California que lleva mucho tiempo en el cargo y que se niega a buscar otro mandato en medio de preocupaciones persistentes sobre su agudeza mental.
La cuestión del cronograma de jubilación de Pelosi ha animado durante años a los actores políticos en San Francisco, una ciudad decididamente progresista y obsesionada con la política que ha producido una corriente de líderes demócratas nacionales, incluidos el gobernador Gavin Newsom y la vicepresidenta Kamala Harris, según Político.
El año pasado, China efectuó grandes maniobras militares alrededor de la isla, en respuesta a la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi, al territorio insular. La visita de la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, a Estados Unidos también provocó que Pekín realizara en abril tres días de simulacros militares.
Con información de Europa Press*