Esta semana, una historia de superhéroes logró trasladarse a la vida real, teniendo como escenario al estado de Florida, en Estados Unidos, y como protagonista a Austen MacMillan, un niño de tan solo 12 años, que se embistió de valentía para convertirse en un héroe en el patio trasero de su casa.
El hecho heróico en cuestión se refirió a la oportuna acción del joven, quien entró en una piscina, en su propia residencia, para atender a un adulto que se encontraba ahogándose, al haber perdido el sentido mientras nadaba.
La persona rescatada es un hombre identificado como Jason Piquette, un terapeuta conductual que adelantaba un tratamiento con Austen, y quien en medio del compartir con su paciente, decidió hacer una prueba de resistencia bajo el agua, sin imaginar que iba a perder el conocimiento dentro de la piscina por cuenta de un simple juego.
Si bien el hecho podría haber desencadenado en una tragedia, la oportuna reacción del joven de 12 años evitó que fuera así, luego de percatarse de que el reto de la resistencia de respiración había trascendido las barreras normales, y que su terapista realmente había perdido el conocimiento en medio de la piscina; hecho que podría derivar en su muerte.
Movido por la angustia, la solidaridad y un reciente capítulo de una popular serie de televisión, en la que había visto el método que se usa para las maniobras de reanimación cardiopulmonar, RCP, el joven decidió manipular el cuerpo del adulto en peligro, trasladándolo a un sitio seguro, más pando, y disponiendo el cuerpo de éste de tal forma que no siguiera siendo afectado por el agua de la piscina.
De acuerdo con el joven, en declaraciones entregadas de forma posterior a medios locales, un hecho clave en su reacción se deriva del reciente análisis de un capítulo de la serie “Stranger Things”, donde el joven logró identificar algunas de las principales características de la reacción que se debe adoptar para reanimar a una persona inconsciente.
Tras poner al hombre a salvo con la práctica del RCP, y cerciorarse de que este aún respiraba, el joven, admirable por la calma evidenciada, salió de la piscina para intentar dar aviso a sus padres sobre lo ocurrido y recurrir a ellos para solicitar una mayor ayuda, temiendo que algo grave hubiese podido ocurrir a su terapista.
La víctima del caso de ahogo reconoce que perdió la conciencia cuando jugaba a resistir la respiración, y que fue consciente de que permaneció demasiado tiempo quieto, advirtiendo que si bien su consciencia no se fue, sí su capacidad de reacción, la cual recobró minutos después de que el joven logró auxiliarlo.
El terapista afirma que calcula haber perdido la conciencia durante cerca de 30 segundos, tiempo al cabo del cual logró reaccionar para percibir que el joven había reaccionado de un modo acertado en defensa de su vida.
Si bien el joven buscó ayuda de los mayores, al no encontrar la respuesta inmediata, decidió regresar hasta donde el terapista para poner en marcha los que él había aprendido como actividades a desarrollar en casos de emergencia, advirtiendo que, afortunadamente, en la referida serie explicaron muy bien el procedimiento, al punto de que logró hacer que él reaccionara.
En medio de la angustia, el joven consiguió que su padre le ayudara y llamaran al 911 de la red de emergencias de Estados Unidos.
Tras lo ocurrido, los padres del joven se manifestaron orgullosos de su hijo y el ponerse al servicio de los demás; no obstante, los halagos no vinieron solo de los padres de Austen, sino que el terapista, apenas recobró el sentido, se enterneció con la oportuna reacción del joven, reconociendo en él y sus padres unos héroes y la importancia de hablar directo con los menores y explicarles el modo correcto de actuar ante cualquier vicisitud.