Los texanos, en Estados Unidos, no salen del asombro luego de que se expusiera la presunta relación que mantenía una monja con un sacerdote. La religiosa, de 43 años, fue identificada como Teresa Agnes Gerlach y ahora no solo se enfrenta a la ‘sanción social’ sino a otras medidas tomadas por parte del monasterio que integraba.
Por ahora se busca determinar si el caso quedará en manos de un tribunal civil o si llegará hasta instancias del Vaticano, según informó New York Post, tras citar al diario Dallas Morning News. La religiosa reconoció al obispo de Fort Worth, Michael Olson, haber sido la autora de mensajes sexuales hacia un sacerdote, aunque negó romper el voto de castidad.
Sin embargo, para Olson eso último no es ‘descartable’ y, por ello, decidió apartarla de la congregación a la vez que comenzaron investigaciones para ahondar en los hechos. Según medios estadounidenses, la monja fue expulsada el 1 de junio (alrededor un mes después de que empezaran las indagaciones).
Así se defendió la religiosa
La revelación de una conversación, aproximada de 40 minutos, entre Olson y Gerlach es piza clave de las pesquisas. En esta, la mujer admite haber incumplido los compromisos asumidos cuando decidió entregar su vida al servicio de la iglesia; sin embargo, se justificó en una condición médica que la llevó a escribir ese tipo de mensajes.
“Te lo prometo, obispo. En ese momento, estaba teniendo convulsiones y realmente estaba en una posición muy difícil. Y creo que mi cerebro se estropeó mucho. Lo siento mucho. (...) Cometí un error horrible, horrible”, es parte de la conversación replicada por Fort Worth Star-Telegram, y que fue reproducida en una audiencia.
Ese medio enfatizó en un choque de declaraciones, por parte de Gerlach, quien en dicho diálogo habría reconocido su incumplimiento con el voto de castidad y, posteriormente, negado cualquier encuentro en persona. “Obispo, necesito decirle algo. No sé cómo explicar esto, pero esto no sucedió en persona. En absoluto. Todo fue por teléfono. Entonces, él no vino aquí”.
Al ser interrogada por la identidad del sacerdote, inicialmente se negó a entregar el nombre. Ante la insistencia de Olson, ella afirmó que era Bernard Marie, de Montana. “Se puso en contacto con nuestra comunidad para pedir oraciones (...). Él y yo nos escribíamos a menudo. Y nos acercamos mucho”, admitió en lo recopilado por ese diario.
¿Cómo estalló el caso?
De acuerdo con The Dallas Morning News, la monja compartió lo que sucedía con Jonathan Wallis, un viario de la diócesis a quien, fuera del secreto de confesión, le comunicó su intención de hablar con los superiores y tomar una decisión sobre su continuidad en el monasterio. No obstante, ante la ‘tardanza’ de ella para romper el silencio, fue él quien dio ese paso al hablar con el obispo.
En otro giro del caso, actualmente hay abierta una causa de Agnes Gerlach y Francis Therese, otra religiosa, contra Michael Olson y la diócesis por supuesta violación a su privacidad, tras fijar una acusación por irrupción en sus dispositivos electrónicos. Por ello exigen compensación por un millón de dólares. También la primera afirma que fue señalada injustamente por “conducta sexual inapropiada”.
Por su parte, la Diócesis de Raleigh, en Carolina del Norte, dijo que el sacerdote involucrado no estaba activo, en este momento, en actividades del ministerio. En un comunicado afirmó lo siguiente: “Las facultades sacerdotales fueron restringidas como medida de precaución hasta que se pueda determinar más claridad sobre su estado”, informó New York Post.
La congregación ha estado también envuelta en un escándalo por supuestos hallazgos de cannabis y productos derivados.