Durante los últimos días se han avivado las tensiones después del aniversario de la invasión de Rusia a Ucrania, bajo el temor de que Vladimir Putin esté preparando una segunda ofensiva a gran escala.
Moscú anunció que daba un paso al costado en el tratado de desarme nuclear New Start y amenazó con realizar nuevas pruebas si Estados Unidos las hacía primero. Este acuerdo fue firmado en 2010, y constituye el último pacto bilateral de esa categoría que vincula a ambas potencias.
Putin exhortó a las autoridades de su país para que permanezcan “listas para los ensayos de armas nucleares”, en caso de que Washington dé el primer paso. “Nadie debe alimentarse de ilusiones, la paridad estratégica podría verse alterada”, enfatizó.
Por su parte, el representante adjunto de Rusia en la ONU, Dmitry Polyansky, ha asegurado que Rusia no tiene intención de utilizar armas nucleares en Ucrania, alegando que su doctrina especifica que solo pueden ser usadas en caso de que exista una amenaza para la existencia de Rusia.
“En primer lugar, me gustaría decir que tenemos una doctrina nuclear. Y dice que no seremos los primeros en usar armas nucleares, sólo se pueden usar si existe una amenaza para la existencia de Rusia”, ha aseverado Polyansky en una entrevista con el portal Maverick News recogida por TASS.
No obstante, ha advertido que la decisión depende del “grado de participación” de la OTAN en la guerra y de la escala de amenaza que ello supondrá para Rusia, en este sentido, el representante ruso ante la ONU ha hecho énfasis en que el Kremlin no planea usar armas nucleares “en la situación actual en torno a Ucrania”, señalando que “desde un punto de vista militar, no tiene sentido”.
La doctrina nuclear rusa esgrime que el uso de armas nucleares por parte del país es posible si el enemigo usa este u otros tipos de armas de destrucción masiva contra Rusia y sus aliados, o en caso de agresión contra Rusia con el uso de armas convencionales, cuando la existencia misma del estado está amenazada, entre otros motivos.
El Gobierno ruso, por su parte, ha instado al Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) que vigile el posible almacenamiento de armas occidentales cerca de las instalaciones nucleares de Ucrania.
La solicitud la realizó el embajador ruso ante los organismos internacionales en Viena, Mijail Ulianov, en una entrevista con la agencia TASS, en la que ha detallado que Moscú mantiene contactos con la secretaría del OIEA.
Anteriormente, el organismo de la ONU alertó del empeoramiento de la situación en torno a la central nuclear de Zaporiyia, que en las últimas semanas ha registrado un aumento de los enfrentamientos en sus inmediaciones y ha visto cómo se reduce la rotación de personal.
El director general del OIEA, Rafael Grossi, denunció que el equipo de expertos del organismo que se encuentran destinados en la central nuclear debería haber sido reemplazado hace ya más de tres semanas, con lo que ha mostró su esperanza de que el cambio de personal pudiera certificarse finalmente en los próximos días.
Finalmente el viceministro de Exteriores de Rusia, Sergei Riabkov, ha asegurado que la decisión de suspender el Nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START) no se revisará hasta que Estados Unidos “cambie su comportamiento” en Ucrania.
“Hasta que no veamos signos de sentido común en lo que están haciendo en relación con Ucrania, no vemos ninguna posibilidad de que la decisión de suspender el acuerdo START pueda ser revisada o reexaminada”, ha manifestado Riabkov.
El presidente ruso Vladimir Putin acusó a los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de participar en el conflicto en Ucrania al entregar armas a este país y dijo que Occidente quiere destruir a Rusia.
“Están enviando a Ucrania decenas de miles de millones de dólares. Esto realmente es participación”, dijo Putin en una entrevista con el canal Rossiya-1, difundida este domingo. “Esto significa que están tomando parte, aunque sea de forma indirecta, de los crímenes del régimen de Kiev”, aseguró.
Con información de Europa Press*