La situación en la frontera de Estados Unidos con México se ha convertido un lugar de donde salen historias aterradores que cuentan los migrantes que no pueden ingresar a territorio estadounidense y son devueltos por las autoridades migratorias.
Una de tantas historias es la del venezolano de 32 años, Carlos Reyes y su amigo de la infancia Carlos Villafranca, quienes cruzaron el río Bravo desde la ciudad mexicana, Ciudad Juárez.
Los dos lograron por un momento tocar el tan anhelado sueño americano, luego que se entregaran a agentes estadounidenses para pedir refugio. Sin embargo, cinco días después, denunciaron haber recibido malos tratos y, posteriormente, ser entregados a las autoridades mexicanas.
“¡Es horrible allá dentro! ¡Cinco días presos!”, dijo Villafranca tras ser expulsado con su amigo y 400 personas más en la madrugada del pasado miércoles 10 de mayo.
“Mira, aquí están las marcas de los grilletes que me colocaron [...] como si fuera asesino”, exhibe a su vez Reyes, quien tacha de “abuso” el trato que reciben en Estados Unidos los extranjeros que llegan huyendo de la pobreza y la violencia en sus países.
Reyes cuenta que mientras estuvo detenido sintió que no tenía derechos. “No te dejan hablar, no te dejan decir nada, ni te preguntan cómo te llamas”, lamentó el ciudadano latinoamericano.
Su amigo añadió que las autoridades prometieron llevarlos a un “refugio mejor” para continuar el proceso legal. Pero en realidad “nos dieron nuestras pertenencias, rompieron las carpetas (expedientes) y lo que hicieron fue soltarnos acá”.
“Todo es una mentira [...] Gracias a Dios me dejaron aquí cerca y aquí estamos, vamos a salir adelante poco a poco”, rescató Reyes.
Cientos de migrantes han seguido el camino de estos dos venezolanos en las últimas semanas, en medio de la incertidumbre por los cambios migratorios que traerá el fin del Título 42 y la puesta en escena nuevamente del Título 8.
La nueva aplicación para pedir asilo en Estados Unidos, el otro terror de los migrantes
La aplicación CBP One, de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) fue diseñada para canalizar los pedidos de asilo a Estados Unidos, pero los migrantes agolpados en México lloran de frustración por las fallas de la herramienta evaluada por usuarios de la tienda Apple con 2,5 estrellas.
“Es algo insólito que una aplicación prácticamente decida nuestra vida y nuestro futuro”, dijo Jeremy de Pablos, un venezolano de 21 años que lleva semanas acampando en Ciudad Juárez. De Pablos dijo que lo más difícil fue el reconocimiento facial: “Es un bingo, reconoce a quien quiere”.
“La aplicación en realidad es el muro, y no ese”, agregó señalando a la imponente pared que serpentea a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México.
Estados Unidos ya activó las nuevas reglas para solicitar asilo que colocan a CBP One como el primer paso del proceso. De no realizarlo, se le hará una deportación inmediata para quien pise suelo estadounidense sin tener una cita en la aplicación.
Las autoridades ampliaron los cupos diarios, así como las horas para registrarse en CBP One, pero sigue siendo una herramienta restrictiva. Muchos migrantes realizan travesías extenuantes para llegar a la frontera de Estados Unidos, de las cuales salir vivo es un logro.
Les roban los teléfonos, o los pierden al mojarse en los ríos que atraviesan. Otros conservan sus celulares, pero obsoletos o maltrechos.
Con información de AFP