En el marco de la carrera presidencial por Estados Unidos para 2024, el segundo debate republicano con los precandidatos Mike Pence, Ron DeSantis, Doug Burgum, Tim Scott, Nikki Haley, Chris Christie y Vivek Ramaswamy se adelantó en el estado de California durante la noche del 27 de septiembre.
Cada una de las figuras defendió su postura en cuanto a economía, política exterior, seguridad nacional, entre otros.
Uno de los hechos que marcó el inicio del debate fue la ausencia de Donald Trump, quien se encontraba en Míchigan buscando apoyo de los sindicatos automotores de Detroit, el cual realizó un discurso al tiempo que se presentaba el debate en California.
Allí aseveró: “Háganme un favor, simplemente consigan que sus sindicalistas, sus líderes sindicales, me respalden”, añadiendo: “Su liderazgo debería respaldarme y no diré más cosas malas sobre ellos”.
Los precandidatos Ron DeSantis, actual gobernador de Florida, y Chris Christie, exgobernador de Nueva Jersey, increparon en televisión nacional el desplante que Trump tuvo con el partido republicano al no asistir al encuentro, ya que estos espacios son utilizados por los precandidatos para ganar adeptos, a pesar de que Trump ya tiene una gran mayoría de ellos por el país.
Un enemigo en común
Mientras el debate se adelantaba, el tema sobre política exterior se comenzó a deliberar.
En este asunto, los precandidatos, a pesar de sus críticas en común a Rusia por la ofensiva sobre Ucrania iniciada en 2022, no recibió mayores críticas que sí recibieron los carteles mexicanos y la República Popular China, por lo que, en conjunto, consideraron a estas dos entidades como los máximos enemigos para Estados Unidos.
Desde el mandato de Donald Trump, China fue convirtiéndose cada vez más en un enemigo diplomático de la nación y la pandemia por la covid-19 empujó más este comportamiento, ya que Trump comenzó una guerra mediática con el gigante asiático a tal punto de comentar en varias ocasiones:
“¿Cuándo fue la última vez que alguien vio ganarle, digamos, a China, en un acuerdo comercial? Nos matan. Yo le gano a China todo el tiempo. Todo el tiempo”.
Asimismo, en medio de la carrera presidencial en 2020, Trump se mostró convencido ante la opinión pública cuando señaló que China haría “todo lo que pueda” para hacerle perder la reelección, y, a pesar de que Joe Biden se quedó con administración de la Casa Blanca, no se comprobó que Trump hubiese perdido por alguna injerencia china.
Por otro lado, los carteles mexicanos gozan de mala fama a nivel global, pero Estados Unidos los considera un potencial peligro para la seguridad nacional, debido a la cercanía geográfica con la que estos grupos armados se movilizan en la frontera entre ambas naciones, además de ser responsables estas organizaciones del incremento del narcotráfico en los estados del sur de la unión americana.
Rusia como enemigo secundario
Ninguno de los precandidatos republicanos mostró una oposición lo verdaderamente fuerte para increpar al gobierno de Vladimir Putin con respecto a la guerra que sostiene con Ucrania desde hace más de 19 meses, por lo que la política exterior de Estados Unidos podría estando posicionando a Moscú en una ubicación no tan prioritaria como sí lo hace con Pekín.
Por otro lado, Rusia, como enemigo político de Estados Unidos, no estaría teniendo la misma relevancia que ocupa China, como enemigo económico, por lo que se consideraría que para los precandidatos el problema de fondo, y en el cual quieren basar su candidatura, es en el plano económico y financiero, dada la pérdida de protagonismo con la que ha contado el dólar durante lo corrido del 2023.
Las elecciones presidenciales de Estados Unidos se adelantarán en noviembre de 2024, donde Donald Trump es el más opcionado para representar al partido republicano, a pesar de los líos judiciales que tiene, mientras Joe Biden aspira a ser reelegido, aunque su avanzada edad lo podría poner en desventaja frente a los electores.