Luego que el Pentágono revelara que por cuenta de un ataque con un dron de fabricación iraní el jueves 23 de marzo falleciera un ciudadano y contratista estadounidense en Siria, el gobierno decidió tomar una dura represalia.
El ataque sufrido en una instalación de mantenimiento de una base cerca de Hasaké, ubicada al noreste de Siria, también dejó a otro contratista y cinco soldados estadounidenses heridos.
Debido a esto el secretario de Defensa, Lloyd Austin, afirmó que por orden del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ordenó “ataques aéreos de precisión en esa zona de Siria contra instalaciones utilizadas por grupos afiliados al cuerpo de los Guardianes de la Revolución” iraníes.
“Tal como dijo claramente el presidente Biden, tomaremos todas las medidas necesarias para defender a nuestros conciudadanos y responderemos siempre en el momento y lugar de nuestra elección”, enfatizó Austin.
Precisamente luego de ejecutar el ataque y según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), “los ataques estadounidenses tuvieron como objetivo un depósito de armas en la ciudad de Deir Ezzor, dejando a seis combatientes proiraníes muertos”.
“Otros cinco combatientes murieron en ataques contra posiciones de grupos iraníes cerca de Mayadin y en otro cerca de Al Bukamal”, agregó OSDH precisando que dos de los 11 muertos son sirios.
El OSDH también informó hace poco que el grupo terrorista Estado Islámico degolló a 15 personas que buscaban y recolectaban trufas en el centro de Siria, y reportó que otras 40 están desaparecidas.
Desde febrero, al menos 150 personas, en su mayoría civiles, han muerto a manos del grupo Estado Islámico o han sido víctimas de minas dejadas por los extremistas.
La guerra que libra Estados Unidos en Siria
Los grupos iraníes y sus aliados, partidarios del régimen de Damasco, están fuertemente implantados en zonas cercanas a la frontera con Irak, que constituyen un importante punto de paso de armas hacia Siria.
Las tropas estadounidenses apoyan también a las Fuerzas Democráticas Sirias, el ejército de facto de los kurdos en la región, que encabezó la batalla contra el grupo terrorista Estado Islámico (EI) para sacarlo de los últimos territorios que controlaba en Siria en 2019.
En agosto de 2022, el presidente de Estados Unidos ordenó ataques de represalia en la provincia siria de Deir Ezzor, rica en petróleo, después de que una avanzada de la coalición antiyihadista sufriera un ataque de drones, que no causó víctimas.
Ese ataque se produjo el mismo día que un medio estatal iraní informó de la muerte de un general de los Guardianes de la Revolución, días antes, mientras se encontraba “de misión en Siria como asesor militar”.
Irán, un firme aliado del régimen del presidente Bashar al Asad, afirma haber desplegado militares en el país por invitación de Damasco y solo en calidad de asesores.
La coalición internacional dirigida por Estados Unidos ha reconocido varias veces haber efectuado ataques en el este de Siria contra combatientes proiraníes.
Unos 900 soldados norteamericanos se encuentran en Siria como parte de una coalición internacional que lucha contra lo que queda del grupo yihadista Estado Islámico (EI). Dichos soldados son blanco frecuente de ataques efectuados por milicias.
Con información de AFP