Noviembre comenzó con varios movimientos telúricos a nivel global, algunos de mayor y otros de menor magnitud, lo cual se atribuye a que son decenas los países ubicados en el Cinturón de Fuego del Pacífico. El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) reportó a las 5:45 a. m un temblor con fuerza igual a 3,2 en Utah.
Los lugares cercanos a ese sismo fueron Santaquin, Payson, Spanish Fork y Salt Lake City. Este lo antecedió uno en Texas con fuerza igual a 2,9 a 23 kilómetros de Stanton (Texas). A las 3:09 a. m. (hora local) la Tierra se hizo sentir en Perryville (3,0), Alaska, con profundidad equivalente a 16,5 kilómetros, según ese organismo.
En la jornada anterior, USGS dio cuenta de un temblor con magnitud 3,7 y se localizó 122 kilómetros al norte de Cruz Bay, en las Islas Vírgenes. Por su parte, Charlotte Amalie, Fajardo, Río Grande y Carolina se concentraron como las áreas más cercanas al epicentro (estos tres últimas en Puerto Rico).
Fuera de Estados Unidos, los fenómenos naturales no han pasado desapercibidos, como es el caso de Filipinas. Desde allí, este jueves se registró una sacudida con magnitud 5,7 en la Isla de Sámar. La profundidad correspondió a 19,2 kilómetros y entre las áreas aledañas estuvieron Guiuan, Borongan, Panalanoy y Cebu City.
Entre este miércoles y jueves Chile, Puerto Rico, Indonesia, Argentina, Guatemala, Japón, Vanuatu e India se constituyeron como otras zonas con actividad sísmica. En el caso de la primera, este 1 de noviembre el movimiento telúrico (4,0) tuvo su foco cerca a la costa de Atacama con una profundidad de 25,9 kilómetros.
Chile, uno de los países con más actividad
En lo que concierne a América Latina, la nación austral es característica por sus recurrentes sacudidas y algunas han causado sino efectos devastadores, por lo menos, un temor expandido entre sus habitantes. Ese territorio fue escenario en la década de los sesenta del mayor terremoto en la historia con magnitud 9,5.
Un 22 de mayo la ciudad de Valdivia se ubicó como el epicentro de una catástrofe de la cual se habla hoy en día por sus efectos. De acuerdo con National Geographic, durante todo el siglo XX no se presentó una sacudida de las mismas proporciones y se saldó con más de 1.600 muertos, así como 3.000 lesionados.
Además, la estela de destrucción cambió la vida a más de dos millones de personas, quienes perdieron sus viviendas. A esto se suman las consecuencias económicas, cifradas en unos 550 millones de dólares, y tal fue su impacto que las secuelas llegaron hasta Hawái. Allí hubo olas que alcanzaron los 11 metros de altura.
¿Por qué tiembla tanto en Chile?
Según explica el Departamento Gestión de Riesgos y Emergencias, adscrito al Ministerio de Salud, la ubicación de Chile deriva en una liberación de energía superior a otros territorios. Este apunta a que la mitad de los tsunamis han tenido lugar en el país austral.
“Las estadísticas demuestran, también, que, en promedio, en los últimos cinco siglos se ha generado un terremoto de magnitud superior a 8 grados Richter cada 10 años”, señala ese organismo en su página oficial.
Por otra parte, está la diferencia entre magnitud e intensidad de un terremoto. La primera alude al tamaño del evento natural (tras la cantidad de energía liberada), mientras la segunda se mide en función de las afectaciones tanto materiales como en pérdidas humanas que generó a su paso.
El departamento mencionado subraya que la intensidad está, además, relacionada con “la distancia epicentral, la geología local, la naturaleza del terreno y el tipo de construcciones en el lugar”.