Estados Unidos fue escenario de un nuevo sismo este jueves (21 de septiembre), en Oklahoma. Su magnitud fue de 3,0 con profundidad estimada en cinco kilómetros. El Servicio Geológico de ese país (USGS) informó sobre algunos lugares cercanos al movimiento: Velma, Duncan, Ardmore, Lawton y la ciudad de Oklahoma.
Otro movimiento telúrico (2,9) se sintió esta jornada a cuatro kilómetros de Cupertino, en California, con una profundidad de 6,6. Loyola, Saratoga, Sunnyvale y Santa Clara fueron las zonas más cercanas al epicentro, de acuerdo con la autoridad estadounidense. En la jornada anterior se presentó un temblor de mayor fuerza.
USGS señaló que la sacudida (5,4) estuvo en Alaska a 41 kilómetros de Sand Point con una profundidad de 50,6 kilómetros. Anchorage, Eagle River, Knik-Fairview y Whitehorse (en el norte canadiense) se localizan cerca del epicentro. Este fue precedido por otro temblor de 3,3 a 56 kilómetros al norte de Petersville (también en Alaska).
Estos no han sido los únicos sismos durante la semana en territorio estadounidense. El miércoles, el Servicio Geológico dio cuenta de otro fenómeno natural (2,8) al norte de Valley Ranch, así como uno de 2,8 a siete kilómetros de El Moro (Colorado). Texas no se libró de este tipo de eventos, pues allí se presentó uno a 41 kilómetros de Toyah.
¿Por qué ocurren los sismos?
Estos movimientos repentinos de la Tierra ocurren cuando hay una liberación ‘brusca’ de energía, siendo algunos territorios más propensos a experimentarlos que otros. En el caso de Argentina, el gobierno explica que tienen lugar por “el contacto de la placa de Nazca con la placa Sudamericana”.
Aun cuando los avances tecnológicos son cada vez mayores, los expertos no pueden predecir con exactitud cuándo ocurrirá un movimiento telúrico y la potencia del mismo. Hay algunas alertas, como la emitida por Google, que aunque aparece segundos antes de la sacudida, ayudan a poner a la población en sobre aviso.
Su magnitud está supeditada a variaciones que van desde temblores (los de menos fuerza), pasando por sismos (con una intensidad un poco mayor) y alcanzando los terremotos. Estos últimos son los de la magnitud más alta que ponen en riesgo tanto la vida como estabilidad de múltiples infraestructuras.
Prevención frente a actividad sísmica
Ante la dificultad para saber, a ciencia cierta, cuándo un fenómeno natural golpeará una región o país (a veces la fuerza es tal que se extiende a numerosas zonas), es importante conocer las acciones básicas de prevención. Las autoridades suelen llamar la atención ahí para reducir la potencial pérdida de vidas.
El gobierno argentino, en su página oficial, sugiere revisar el material en el cual está erigida la casa o lugar donde se pasa la mayor parte del tiempo. Por ejemplo, si está construida en adobe u otro elemento no tan resistente es una señal de alarma para, en caso de temblor, evacuar cuanto antes.
También es importante reconocer las zonas de salida y puntos de encuentro en caso de evacuación, además de los lugares que podrían servir de protección. Estos no deben estar cerca a ventanas ni estructuras con el riesgo de caerse (por ello el valor de buscar espacios abiertos).
Otra recomendación es tener listo un kit de emergencias con elementos de necesidad como alimentos no perecederos y objetos de primeros auxilios. En este no debe faltar una botella de agua, documentos de identidad, linterna, dinero, medicamentos, artículos de higiene, además de las llaves de la casa y vehículo.
Una sugerencia adicional es participar de forma activa en los simulacros de emergencia, pues es en estos cuando se reiteran las medidas de prevención y otros aspectos a tener en cuenta.