Una madre que perdió a dos hijos por envenenamiento con fentanilo pidió “proteger” a los jóvenes y no politizar la crisis de los opioides, en una audiencia en el Congreso de Estados Unidos en la que republicanos y demócratas volvieron a tirarse los trastos.
“Tenemos que proteger a nuestros hijos”, afirmó Rebecca Kiessling, abogada y madre de Caleb, de 20 años, y Kyler, de 18, quienes murieron por fentanilo en julio de 2020. “Pensaban que tomaban Percocet”, un analgésico, aseguró.
“Están hablando de niños arrebatados a sus padres (...) esto no debería politizarse”, declaró en un testimonio desgarrador, en el que acusó al gobierno del presidente demócrata Joe Biden de “no hacer lo suficiente” pese a que “los números aumentan”. Estados Unidos atraviesa la peor crisis de drogas de su historia, con 107.735 muertos por sobredosis o envenenamiento accidental entre agosto de 2021 y el mismo mes de 2022.
Los congresistas republicanos, muchos de los cuales la semana pasada viajaron a la frontera con México para examinar la situación con las autoridades locales, culparon de nuevo al gobierno de la crisis de los opioides, especialmente la del fentanilo, principal causa de la muerte de estadounidenses entre los 18 y 45 años.
“Muy estratégicos”
“Los cárteles son muy estratégicos, neutralizan a la CBP (la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza) haciendo que oleadas de personas pagadas por coyotes abrumen los puestos de cruce” y después “cruzan la frontera”, afirmó el republicano Mark Green, quien culpó al secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, “del fracaso” en la frontera.
Su colega republicano Tony Gonzales apuntó además al gobierno chino. “China se asocia con los cárteles de la droga y envenenan a nuestros niños con fentanilo, esto es deliberado, lo ves una y otra vez, y tenemos que actuar como si estuviéramos en guerra”, afirmó en referencia a que la inmensa mayoría de los precursores del fentanilo proceden de ese país.
Los demócratas contraatacaron. Bennie Thompson afirmó que los republicanos se limitan a criticar a Mayorkas por problemas que se remontan a hace décadas y que “nunca se abordarán sin reparar el sistema fronterizo roto”.
Alegó que el gobierno de Biden ha invertido en más personal fronterizo, infraestructura y tecnología, además de crear una nueva vía legal para cubanos, venezolanos, haitianos y nicaragüenses, que representan casi un tercio de los migrantes que intentan cruzar la frontera. Los congresistas republicanos aseguraron una y otra vez que la situación en la frontera era mejor cuando gobernaba el expresidente Donald Trump, conocido por una política migratoria férrea.
“Hace apenas un par de años teníamos la frontera bajo control”, afirmó Clay Higgins, quien añadió que es el sistema migratorio más “generoso y compasivo” del mundo. Pues dígaselo a los jóvenes que “todavía están buscando a sus padres, de los que fueron separados bajo la administración anterior”, replicó con ironía el demócrata Donald Payne.
Sillas moradas
Otro de los testigos fue el sheriff Mark Lamb, del condado de Pinal, en Arizona, donde afirma haber visto entre 2020 y 2022 un aumento del 600% en las incautaciones de fentanilo. En 2019 se decomisaron “alrededor de 700 pastillas, en 2020 más de 200.000, en 2021 más de 1,2 millones y este último año más de 1,4 millones”, detalló. Y “ahora también hallan xilazina”, un potente sedante para animales que se mezcla con fentanilo u otros estupefacientes para formar la llamada “droga zombi” o Tranq.
Los demócratas llevaron como testigo a David J. Bier, director asociado de la fundación Instituto Cato, quien afirmó que la escasez de trabajadores le costó a Estados Unidos casi 1.000 millones de dólares en pérdidas de productividad en el último año y que la disminución de la población “está erosionando las bases impositivas en las ciudades”.
Bier insistió en que “los inmigrantes no son la causa” de las muertes por fentanilo, que según él se podrían reducir “legalizando las tiras reactivas” que permiten a los usuarios detectar la presencia de esta droga.
En grupos de apoyo en Facebook “hay miles de padres que han perdido a sus hijos, todos los días se añaden caras, es deshumanizante, desmoralizador”, lamentó llorando Rebecca Kiessling, la madre de los adolescentes fallecidos.
“Hay padres que pintan sus sillas de color morado”, dijo Kiessling en referencia a la tradición de colocar sillas vacías de este color para conmemorar a los seres queridos fallecidos por el consumo de drogas.
Pero “yo no necesito una silla morada en mi casa”, agregó la madre. “El Congreso necesita una silla morada, la Casa Blanca necesita una silla morada para no olvidar nunca a todos aquellos que están siendo masacrados”.
Con información de AFP.