Cientos de mensajes de todo tipo se han publicado, alrededor del mundo, desde que inició la clara ofensiva del grupo paramilitar Wagner en Rusia, motivados por presuntos crímenes que habría cometido el Ministerio de Defensa en su contra, entre otras situaciones que ya habían evidenciado desde hace meses.
En medio de la incertidumbre por un posible asalto a la capital rusa, el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, aprovechó para enviar un mensaje a través de su rede Truth Social, en el que afirmó que era un “gran desastre” lo que había pasado en Rusia, y concluyó con la frase: “el próximo puede ser peor”, dejando aún más interrogantes que respuestas.
“Un gran lío en Rusia, pero ten cuidado con lo que deseas. ¡La próxima entrada puede ser mucho peor!”, afirmó el empresario en su red social, evidenciando su punto de vista con respecto a la crisis interna de Rusia, aunque sin ahondar más en sus perspectivas, Trump solo recomendó tener “cuidado” con lo que se desea.
Entretanto, esta vez Rusia se salvó de un “baño de sangre” entre la fuerza pública y los mercenarios del grupo Wagner. Todo esto, luego de la mediación del presidente de Bielorrusia en el conflicto, y dando algunas ventajas para los paramilitares, el líder del grupo se exiliará en Minsk, y se le eliminó la investigación en su contra, entre otros beneficios.
Así entonces, se informó que las fuerzas del grupo paramilitar Wagner comenzaron este sábado a replegarse en Rusia por orden de su líder, quien anunció inesperadamente su retirada tras desafiar a la autoridad de Vladimir Putin, mientras Kiev reivindicaba avances en el este de Ucrania.
El volátil Yevgueni Prigozhin, que había prometido “liberar al pueblo ruso” llevando a sus tropas hasta Moscú, finalmente dio marcha atrás para evitar un derramamiento de “sangre rusa”, según sus palabras. “Nuestras columnas dan media vuelta y volvemos a nuestros campamentos”, declaró.
Desde el anuncio de la sublevación, el viernes en el suroeste de Rusia, los hombres de Wagner alcanzaron tres regiones rusas (Rostov, Voronej y Lipetsk) y se quedaron a menos de 400 kilómetros de la capital.
Aclamados por decenas de habitantes de Rostov con gritos de “¡Wagner, Wagner!”, los combatientes comenzaron a abandonar el lugar en la noche del sábado, según reporteros presentes y pasada la medianoche, habían salido de la zona completamente, indicó el gobernador regional, Vasili Golubev.
Conforme al acuerdo alcanzado, Prigozhin podrá marcharse a Bielorrusia y evitar ser encausado judicialmente en Rusia, al igual que sus combatientes, tenida cuenta de los “méritos en el frente” ucraniano del grupo paramilitar, aseguró el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
“El principal objetivo era evitar un baño de sangre (...) y enfrentamientos con resultados impredecibles”, señaló Peskov.
El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, aliado cercano de Putin y que conoce al propio Prigozhin desde hace más de dos décadas, parece haber jugado un papel mediador clave.
Según Minsk, fue él quien propuso al jefe de Wagner frenar su avance en Rusia. “Estamos agradecidos con el presidente de Bielorrusia por estos esfuerzos”, dijo el portavoz del Kremlin.
Es de recordar que Prigozhin advirtió el viernes que contaba con 25.000 efectivos decididos a llegar “hasta el final” y “destruir todo lo que se interponga” en su camino.
“Estamos muriendo por el pueblo ruso, que debe ser liberado de quienes bombardean a la población civil”, afirmó, en referencia al destacado papel de los mercenarios en importantes batallas en Ucrania.
Confrontado a su mayor desafío desde su llegada al poder en 1999, el presidente ruso, Vladimir Putin, buscó mantener el control. En las horas previas había condenado la “traición” de Prigozhin y alertado del riesgo de una “guerra civil” en pleno conflicto con Ucrania.
Tras el anuncio del repliegue, comenzaron a levantarse algunas medidas excepcionales de seguridad tomadas en Rusia ante el avance de Wagner, en particular en la región de Lipetsk, al sur de la capital, por donde habían entrado los paramilitares, en Moscú, y en la región rusa de Kaluga, cuya capital regional se encuentra a 180 km al sur de Moscú. Sin embargo, ya todo se estaría normalizando.
*Con información de AFP.