Un juez en Nueva York le prohibió este martes 3 de octubre a Donald Trump lanzar ataques verbales contra el personal judicial, luego que el expresidente hizo comentarios despectivos contra una asistente del magistrado.

El juez Arthur Engoron emitió la orden, que abarca a todas las partes del caso y solo ataques verbales contra personal del tribunal. Surgió luego de que Trump colocó en redes sociales un mensaje despectivo contra la principal asistente del juez, Allison Greenfield.

Las reuniones ocurrieron durante el receso de almuerzo, cuando se le pidió a periodistas y demás asistentes abandonar la sala. Debido a las consultas, la sesión vespertina fue demorada. | Foto: Curtis Means@2023

Sin nombrar a Trump, Engoron dijo que un acusado en el caso “colocó en una cuenta de redes sociales un comentario despectivo, falso y personalmente identificatorio sobre un miembro de mi personal” y que ello no sería tolerado.

“Los ataques personales contra el personal de mi tribunal son inaceptables e inapropiados” y no serán tolerados, declaró Engoron. Trump ya había borrado el mensaje. Engoron dijo que él le ordenó borrarlo.

Poco antes, Trump y sus abogados se retiraron varias veces para reunirse a puerta cerrada el martes durante el juicio que se le sigue por fraude corporativo, aunque de inmediato no se aclaraba la razón.

Las reuniones ocurrieron durante el receso de almuerzo, cuando se les pidió a periodistas y demás asistentes abandonar la sala. Debido a las consultas, la sesión vespertina fue demorada.

Ni Trump ni sus abogados revelaron la razón de sus cónclaves. Entretanto, Trump borró, sin explicación, un mensaje que había publicado en redes sociales el martes en la mañana contra la asistente del juez.

El lunes Trump también había comentado sobre la asistente, diciendo que a ella “no se le debería permitir escuchar todas las preguntas” y que “ella odia a Trump”. | Foto: Restringido

El mensaje, posteado en Truth Social, la plataforma de Trump, incluía una foto de Greenfield con el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, en un lugar público. Trump, quien es favorito para ser candidato de los republicanos para las elecciones de 2024, repetidamente ha tildado el juicio como una campaña política en su contra emprendida por la fiscal general del estado de Nueva York, Letitia James, quien es demócrata.

El lunes Trump también había comentado sobre la asistente, diciendo que a ella “no se le debería permitir escuchar todas las preguntas” y que “ella odia a Trump”.

Horas antes, el juez declaró que no era cierta la apreciación del expresidente de que la mayoría de las denuncias en la demanda por fraude que se le sigue han caducado.

Estando Trump voluntariamente en el tribunal por segundo día, el juez Engoron dejó en claro el comentario que el expresidente había interpretado el día anterior como una victoria importante.

Engoron había sugerido el lunes que el testimonio sobre la declaración financiera de Trump de 2011 podría quedar más allá del límite de tiempo legal aplicable para la demanda interpuesta por la fiscal general James, según la cual Trump y sus empresas mintieron sistemáticamente en documentos financieros entregados a bancos, compañías aseguradoras y otras. El lapso de prescripción prohíbe denuncias antes de una fecha de 2014, y el equipo legal de Trump sostiene que eso excluye a la mayoría de las evidencias.

Engoron dijo el martes que “los lapsos de prescripción excluyen reclamos, no evidencias” y que en estas etapas tempranas del juicio, se inclina por darle a ambas partes bastante flexibilidad para vincular evidencias anteriores a los alegatos incluidos en la demanda.

“Deseo enfatizar: este juicio no es una oportunidad para volver a litigar lo que yo ya he decidido”, declaró Engoron. El juez falló la semana pasada que todos los reclamos estaban dentro del tiempo de prescripción.

El candidato a la Presidencia de Estados Unidos no asistió al debate del Partido Republicano del miércoles 27 de septiembre. | Foto: Con derechos gestionados de Getty Images

Un abogado del despacho de James, Kevin Wallace, sugirió que estaba usando el documento de 2011 para demostrar que las presentaciones financieras de Trump fueron todas redactadas de la misma manera –dándole a Trump y su compañía la última palabra sobre las valoraciones– por al menos una década.

Trump, quien niega haber cometido ilegalidad alguna, dijo en un receso que pensaba que el juicio “va muy bien”. Reiteró los argumentos de la defensa, de que los documentos incluían advertencias de que no habían sido sometidos a auditorías y que otras personas “podrían llegar a conclusiones distintas”.

“Este caso es una farsa. No puede haber fraude cuando se les dijo a las instituciones que hagan su trabajo”, aseveró Trump el martes.

*Con información de la AP.