Desde el sur del continente, pero desde el norte de Argentina y Uruguay, el tango llegó a Colombia en las primeras décadas del siglo XX. Las letras apasionadas que cuentan las alegrías y desdichas de la vida, unidas a los acordes del bandoneón, el violín, la guitarra y el piano fueron el enganche en un país en plena revolución industrial, dispuesto a imitar a los países europeos incluso en la cultura.

El camino se forjó con la aparición de los primeros fonógrafos, la radio, el cine y la aparición visual de bailarines de tango y milonga en novelas y las propagandas de cigarrillos y otras cosas. Lento pero seguro, los cantantes de la época dorada del género se adentraron en las casas colombianas con los discos que traían escondidos en una de sus caras: por un lado, ritmos nacionales como pasillos y bambucos; y por el otro, los desgarros del bandoneón, como cuenta el experto Hernán Restrepo Duque.Los temas más comunes, como la mujer que abandona a su amante y el desarraigo, calaron hondo en los paisas, quienes hicieron de Medellín una de las capitales mundiales del tango luego de la trágica muerte de su máximo exponente, el cantante Carlos Gardel en 1935. Para mantener vivo su legado, y quizás como homenaje, desde entonces generación tras generación se dedicó a hacer del tango una religión de cafés, bares y cantinas en los que se escuchan nostálgicas melodías en las voces de Julio Sosa, Roberto Goyeneche o Juan D’ Arienzo, por mencionar algunos nombres.El éxito que tuvo el tango, y que se mantiene intacto en la región antioqueña y Medellín, se tradujo en composiciones colombianas de tangos y milongas, que aunque solo fueron conocidas de manera regional y nacional, dejaron entrever el potencial de los músicos colombianos amantes del tango. Son de campanas, En la calle, Quiero que sufras o La ingrata son los títulos de las composiciones colombianas que endulzaron los oídos de las familias colombianas entre los años 30 y 50 del siglo pasado. Fue el maestro Julio Erazo quien compuso Lejos de ti, el tango colombiano con mayor reconocimiento internacional, que ha sido interpretado incontables veces por las mejores voces del género.

La fiebre del tango no solo alcanzó el Valle de Aburrá con sus calles y barrios consagrados a este género musical sino también a Bogotá, cuyos rastros se encuentran en céntricos cafés como El viejo almacén y en Cali con el bar "La Matraca". En otras ciudades de la zona cafetera como Pereira o Armenia es costumbre escuchar el canto ronco de las glorias del género en estrechos callejones al caer la tarde, acompañado de un café o un aguardiente.Gracias a estas y otras muestras de arraigo cultural, Medellín es la sede del Festival Internacional del Tango y Bogotá, el escenario del próximo Festival Tango al Mayor en el que músicos y aficionados podrán disfrtar de ocho espectáculos con grandes exponentes del género como el cantante Juan Villareal, el Quinteto Leopoldo Federico y los bandeonistas Daniel Binelli y Julio Pane. La cita más proxima será esta semana, desde el miércoles 11 hasta el sábado 14 de octubre, en el Teatro Julio Mario Santodomingo.