Gustavo Cerati es irremplazable. Se hace necesario empezar con esa frase, en apariencia tan obvia, porque desde que se anunció esta gira el año pasado, concebida por Zeta Bosio, Charly Alberti y Adrián Taverna, el ingeniero de sonido de Soda Stereo de toda la vida, las dudas y las quejas en la red giraron alrededor de eso: ¿por qué hacer una gira con cantantes invitados y con imágenes de apoyo de Cerati cantando? ¿Qué sentido tenía eso? ¿Por qué no dejar morir en paz el nombre de Soda Stereo y pasar a otra cosa? De algún modo, es una idea que ya se vio legitimada por el mundo del rock hace ya casi 30 años. Gracias Totales bien puede verse como el concierto de Queen en Wembley posterior a la muerte de Freddie Mercury, donde invitaron entre otros a David Bowie, Axl Rose, Elton John, Robert Plant, Annie Lennox y George Michael. La intención de los sobrevivientes del trío argentino, como le contaron a ARCADIA, fue siempre que las interpretaciones se mantuvieran lo más fieles posibles a Soda Stereo. No hubo pues espacio para interpretaciones personales o versiones muy alejadas de las que admiramos. El mismo caso fue con Queen, en líneas generales. Esa comparación también suma en el apartado audiovisual. Mientras la cara de Freddie aparece en las pantallas al momento de los “Galileo Figaro” en la interpretación de ‘Bohemian Rhapsody‘, en Gracias Totales también se utiliza la imagen y la voz de Gustavo Cerati en ciertas canciones, desde la primera canción incluso. Fue imposible olvidar que Soda siempre será un té para 3, y nunca fue esa su intención. En general, las visuales se centraban en dos pantalla laterales y una pantalla central (de unos 400 metros cuadrados) dividida para dar una sensación de perspectiva. En estas, los artistas que no hicieron presencia en el escenario, participaron directamente del show hacer sus interpretaciones.
Draco Rosa en el escenario, ofreciendo una imponente interpretación de ‘En Remolinos‘. Foto: Guillermo Torres Reina Tomando en cuenta que, además de Zeta y Charly, la formación incluye a Fabian Von Quintiero en teclados, y en guitarras a Richard Coleman, Roly Ureta y en ciertos temas Simón Bosio, el hijo de Zeta, se sospechaba que habría un enfoque particular en la “sodamanía” de los ochentas. Después de todo, Fabian y Richard fueron parte de la banda en vivo de Soda durante las giras de Nada Personal y Signos; por su parte, Roly Ureta fue el elegido por Richard para reemplazar a Cerati en Fricción, grupo en el que Gustavo participó un tiempo y abandonó a raíz del éxito de Soda Stereo. Lo que se apreció la noche del 29 de febrero en Bogotá, fue resultado en parte de esas etapas y esas ideas que quedaron entre el círculo íntimo de la banda.
Zeta Bosio y Charly Alberti en acción. Algunas de las canciones los tuvieron unicamente a los dos en escenario, acompañados de grabaciones de Cerati tanto de voz como de guitarra. Foto: Guillermo Torres Reina El ambiente previo en El Campín era un fino equilibrio entre nostalgia y expectativa. El público integró a muchos de la vieja guardia, esa que creció con Soda en sus mejores días, y a varios de quienes los despidieron en la espectacular reunión del 2007 (donde el ‘pasto digital‘ de Bogotá se hizo leyenda); también a los que nos quedamos con las ganas de ver a Gustavo en carne y hueso, y esperábamos acercarnos en la mayor medida posible a esa posibilidad. Fue recurrente la escena de los padres hablando por videollamada con sus hijos para que se portaran juiciosos en la casa, así como la del personaje que presumía de haber visto a Soda o a Gustavo en determinado momento. La acertada selección de música previa osciló entre Led Zeppelin, Lynyrd Skynyrd y Deep Purple, y sumó a bandas del rock argentino como Arco Iris, Vox Dei (a quien Soda le hizo un cover épico de “Génesis” en el semi-unplugged para MTV) y Spinetta. Debido a problemas logísticos al momento del ingreso (que se siguen presentando a pesar de las malas experiencias), el concierto pactado para las 8 p.m. empezó media hora más tarde. Las luces se apagaron y las pantallas proyectaron una singular animación donde una mano buscaba entre un selecto grupo de cassetes de VHS el nombre de Soda Stereo, lo introducía en el reproductor. Así, mostraba imágenes de archivo del trío. Después de esta introducción en video, la banda salió finalmente al escenario. Dio inicio a su experiencia con ‘Sobredosis de TV‘, cantada por Gustavo mientras las pantallas proyectaban televisores fuera de sintonía.
Richard Coleman, el primer invitado de la noche, interpretó ‘Hombre Al Agua‘. Foto: Guillermo Torres Reina Desde el inicio mostraron sus cartas al público. Contarían con Cerati de esta manera en una o más canciones. Ahora, restaba descifrar el delicado asunto de los invitados. Hasta en eso tuvieron cuidado. De primero eligieron a uno que participa en ese círculo íntimo de los músicos en vivo: Richard Coleman. Le correspondió cantar ‘Hombre Al Agua‘, que interpretó bien. Su voz es distinta a la de Cerati, pero Coleman supo ajustarse a lo que pedía la canción en su versión original. Entendiendo la situación, no se salió del guión. Vino luego el primer invitado especial. León Larregui, de Zoé, se unió a la banda en ‘Disco Eterno‘, y el resultado fue aún mejor. Vestido con una elegancia que comunicó lo importante que le era el momento, el mexicano se ajustó con naturalidad a la canción, a esa cadencia erótica que resultó perfecta para él. De nuevo, y por si había dudas, no escuchariamos reversiones de Soda Stereo, sino a cantantes adaptándose al sonido de la banda. Las cartas sobre la mesa. La emoción de Zeta se hacía notar en ese punto. Agitaba sus brazos, enviaba besos, aunque no se dirigía al público mediante micrófono. Llegó entonces el momento de ‘El Rito‘, donde introdujeron la otra dinámica de la noche: la de los artistas ‘a distancia‘ cantando en pantalla, apareciendo y desapareciendo de acuerdo a como lo hacía su voz. Fue el turno de Álvaro Henríquez de Los Tres. El chileno se acopló perfectamente a lo que pedía la canción y a lo que se espera de él. Y el acople de su canto al sonido de la banda en vivo fue notable. Una buena primera señal. A partir de ese momento, una vez reveladas las cartas, el nivel fue subiendo. Un nuevo invitado en vivo, uno de los más esperados de la noche, se encargó de ‘Lo Que Sangra (La Cúpula)‘. Rubén Albarrán, de Café Tacvba, entregó una magnífica interpretación. Mientras cantó una versión muy fiel a la original, se la pasó moviéndose de un lado a otro del escenario y le imprimió toda su energía a la causa. Por su parte, Roly Ureta demostró en ese momento lo acertada de su incorporación como guitarrista. Logró ofrecer un solo muy fiel al de Cerati, evocando de cerca el que solemos escuchar en nuestra memoria.
Ruben Albarrán de Cafe Tacvba subió al escenario para interpretar "Lo Que Sangra (La Cúpula)". A su derecha, el guitarrista Roly Ureta, uno de los tres que cubren la ausencia de Gustavo Cerati durante esta gira. Foto: Guillermo Torres Reina La noche tuvo una extraña conciencia entre el público de que seguíamos una especie de guión. Cuando llegó el turno de ‘Signos‘, los “wooooh” de todo el estadio parecieron emular los del DVD de la gira Me Verás Volver. La voz en diferido de Julieta Venegas le calzó perfecto a un montaje que incluía imágenes de símbolos misteriosos mientras la banda en vivo hacía lo suyo de forma impecable. Fue quizás de las interpretaciones que cambió en mayor medida la melodía original. Otra voz en diferido se eligió para ‘Juego De Seducción‘: en este caso la de Wallas, el cantante de Massacre. Probablemente por el desconocimiento del cantante entre el público colombiano, en general no fue recibido con tanta efusividad, a pesar de que su interpretación fue correcta. Mucho mejor le fue a ‘Zoom‘, en la voz de Benito Cerati, que vino acompañada de una proyección colorida, muy art pop, no muy distante de los videos de Pet Shop Boys, y con imagenes de parejas besandose que emulaban el video original de 1995. En lo personal, el momento más emotivo de la noche tuvo a Adrián Dárgelos de Babasónicos cantando ‘Trátame Suavemente‘ en el escenario. Para empezar, no esperaba que estuviera en carne y hueso. Y su presencia permitió ilustrar esa especie de relación “maestro-discípulo aventajado” entre Soda Stereo y Babasónicos, esa simbiosis que le permitió a los segundos ser teloneros en la gira de Dynamo y a Cerati hacer guitarras en el primer álbum de Babasónicos. Un personaje como Adrián, que logró la masividad definitiva con su banda en Latinoamérica cantando baladas como ‘El Loco‘, ‘Risa‘ o ‘Putita‘, interpretó tal vez la balada más ajustada a su estilo (por mucho que realmente sea un cover a Daniel Melero). Impecable interpretación, desde cualquier punto de vista.
Adrián Dárgelos de Babasónicos. Interpretó junto a la banda ‘Trátame Suavemente‘. Foto: Guillermo Torres Reina Luego de un pequeño fallo que congeló la imagen en pantallas, nuevamente volvieron a observarse imágenes de archivo de Soda, y con estas volvió Cerati para ‘En La Ciudad De La Furia‘. El himno obligado, uno de tantos, encendió nuevamente los ánimos de El Campín, que la cantó a viva voz. Muchos se preguntaron por Andrea Echeverri en ese momento. Esta no sería su canción, pero una sorpresa aguardaba… Las guitarras se distorsionaban en plan shoegaze, y esto anunciaba ‘En Remolinos‘. El encargado de darle voz fue ni más ni menos que Draco Rosa. A pesar de equivocarse en alguna parte de la letra, Draco se apropió de la canción y le sumó con sus gritos, que evidenciaban la catarsis que siente cualquiera cuando la escucha. No se esperaba en el repertorio, pero se agradece. Y para elecciones sorpresivas, llegó ‘Pasos‘, del Sueño Stereo, en la voz de Andrea Echeverri. La versión que se hizo popular provino de la sesión para MTV con guitarra acústica, hecho que descolocó a más de uno. La versión que tocaron, la del disco, para muchos sonó como una canción completamente nueva. De todos modos, la colombiana, visiblemente emocionada por el marco, entregó y sumó con su intachable talento.
Andrea Echeverri interpretó ‘Pasos‘ del álbum Sueño Stereo. Aterciopelados fue la banda telonera de Soda Stereo durante la gira de presentación de dicho LP. Foto: Guillermo Torres Reina Dejando de lado las sorpresas (más o menos), llegó el turno de ‘Cuando Pase El Temblor‘ en la voz de Gustavo… Santaolalla. Ajustada a lo que pedía la original y detalle que reforzaban su carácter andino, como sus armonías vocales y el charango que el músico aparecía tocando en las pantallas, resultó fiel a la versión en vivo que interpretaban durante los ochentas y se puede escuchar en Ruido Blanco. Llegó el turno de ‘Fue‘, con varias particularidades. Zeta y Charly quedaron solos en escena. Gustavo apareció en las pantallas y desencadenó la grabación de guitarra que suena en Me Veras Volver. Nuevamente, recordando el guión de en esa noche de noviembre de 2007, en la que las luces verdes de parte del público vistieron la canción, en El Campín los celulares de miles y miles de personas armaron un mosaico a la altura. El show continuó con ‘Un Millón De Años Luz‘ en la voz de Mon Laferte. En este, la banda ajustó levemente la tonalidad (de los poquitos cambios de ese tipo que hicieron) para permitirle a la cantante robarse el show con una interpretación intensa y emotiva, que fue bien recibida. No le fue tan bien a ‘Persiana Americana‘ en la voz en diferido del ex-Catupecu Machu, Fernando Ruiz Diaz. No porque lo hiciera mal (no es la primera vez que hace un cover de esa canción, en cualquier caso), sino porque el montaje en las pantallas con líneas diagonales azules y rojas que subían y bajaban opacaban su rostro. En consecuencia, fue el único momento donde realmente se sintió que estábamos ante un karaoke en vivo. Para terminar la primera parte de la presentación eligieron “Prófugos”, con la voz en diferido de Juanes que funcionó perfectamente para la causa.
Mon Laferte junto a Zeta Bosio durante la interpretación de "Un Millón De Años Luz". Foto: Guillermo Torres Reina Para la última parte nuevamente salen Zeta y Charly solos, y acompañados de Gustavo en las pantallas soltaron ‘Primavera 0‘, que pasó un poco sin pena ni gloria. Con tiempo para una más, como no podía ser de otra manera, sonó ‘De Música Ligera‘ en la voz en diferido de Chris Martin de Coldplay. El piso temblaba con los saltos de todos y, en efecto, nada más quedaba. Mientras se despedían los músicos, en las pantallas rodaban los créditos de la producción y sonaba por los parlantes ‘Alive And Kicking‘ de Simple Minds. Es su manera de mostrar que, si bien su líder no sigue entre nosotros, el nombre de Soda Stereo seguirá vivo mientras las nuevas generaciones lo sigan tomando como referencia. Seguirá vivo y pegará duro. Por eso fue importante que Rubén Albarrán o Dárgelos participaran junto a personajes más recientes como Mon Laferte o el mismo Benito Cerati: ese legado se asegura y se proyecta un poco más. A la larga, Gracias Totales es una celebración y un homenaje a Soda Stereo y su legado. No es ver a la banda como si se estuviera proyectando un holograma de Gustavo, porque ni siquiera eso puede igualarse con ver a la banda en plenitud. Es un acto de nostalgia legítimo, respetuoso a la larga con su historia y que ratifica sin duda su nombre grabado con cincel como la banda de rock más importante de Latinoamérica en toda su historia.
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