Con un golpe que lleva al baile, y en torno al cual se empalma un complejo diálogo musical capaz de arrojar un sonido contemporáneo nutrido por la contundencia de la tradición, ÌFÉ se ha convertido en una promesa de los nuevos sonido del continente. Dos canciones, "3 Mujeres (Iború Iboya Ibosheshé)" y "House of Love (Ogbe Yekun)", con sus respectivos videos, fueron suficientes para capturar la atención de la crítica y conquistar la imaginación de un público que ha ido aceptando su invitación "al amor y la expansión". Otura Roso Mun, director de ÌFÉ y nombre del otrora Mark Underwood o DJ Nature, llegó a Puerto Rico en 1999 para un viaje, en principio, de dos semanas. Veinte años después este músico nacido en Indiana, Estados Unidos, es un babalawo Ifá rebautizado como símbolo de su renacimiento espiritual dentro de la tradición yoruba. Con un español que no termina de conjugarse en sus palabras y una cultura que ha absorbido y reinterpretado, es en buena medida el responsable de esa mezcla de dancehall, rumba cubana y R&B de la agrupación. Todo cubierto por lo que ha sido su búsqueda personal y religiosa en lo visible y lo invisible.
Acompañado por los músicos Rafael Maya, Beto Torrens, Anthony Sierra y Yarimir Cabán –conocida como MIMA– y los bailarines Jorvian Santana Ayala y Walian Sánchez, ÌFÉ editó el año pasado el álbum IIII+IIII (pronunciado “ejiogbe”, que es el rey de los signos de Ifá); un trabajo de nueve temas que navegan entre la serenidad, la determinación, lo erótico, lo místico y lo exótico acompañado por letras en inglés, español y yoruba. ÌFÉ se une entonces a ese grupo de proyectos que en los últimos años han incorporado la tradición yoruba en su música, como es también el caso de Ibeyi en Francia o Daymé Arocena en Cuba. ÌFÉ aterriza hoy 28 de septiembre en Bogotá para presentarse en el Teatro Colsubsidio. ARCADIA aprovechó para hablar con Otura Mun sobre la conjunción musical de esta agrupación, sobre su búsqueda espiritual y lo que compone un primer álbum que promete impactar en vivo. ¿Qué rige a ÌFÉ? ¿Hay un manifiesto sonoro? No hay un manifiesto. El propósito del grupo, o la idea detrás de formarlo y hacer música, es el amor y la expansión. ÌFÉ significa eso: amor y expansión. Primero vino el nombre y la música está hecha alrededor de este. ¿A qué se refiere cuando dice que ÌFÉ conquista los oídos y la imaginación? Como decía, el amor y la expansión es la base de nuestra música. El primer disco de ÌFÉ está basado en Odù Ifá, que es el destino divino. El primer destino es el nombre del disco y este dio la energía con que fue grabado. Traté de acercarme a temas muy humanos como el perdón, el querer, la necesidad de tener amigos en momentos difíciles. También de la libertad. Son temas universales y quise explorarlos de una manera abierta, dejar el vaso medio lleno o medio vacío para que el oyente pudiera llenarlo con su imaginación y no ser yo el que define el mensaje. Tiene mucha sustancia, pero muchos puntos de entrada y la imaginación la manera como la gente puede agarrar algo y hacerlo suyo. Bastaron dos temas con sus respectivos videos (“3 Mujeres” y “House of Love”) para recibir el beneplácito de la crítica. ¿Por qué cree que sucedió esto? Creo que la idea fue original. Aunque la tecnología de poner sensores electrónicos dentro de los tambores existe desde los años 80, esta se enfocaba más en la batería, y creo que ningún grupo de música folclor lo había explorado. Yo no solo la utilicé en tambores hechos a mano, sino que busqué darle un sentido al sonido. Ahora, no es una idea brillante necesariamente, simplemente fue el primer grupo que lo hizo, lo grabó en video y lo sacó. Aquí un anécdota: la pieza audiovisual de “3 Mujeres” es un homenaje a un video que hizo el grupo Yoruba Andabo en los años 80. Si buscas en YouTube a este grupo, vas a encontrar una pieza de dos horas que grabaron en la sala de una casa tocando varios números. Creo que ellos sabían lo que tenían cuando grabaron eso. Sabían que ese video iba a salir algún día. Quizás no ellos, debido la dificultad como cubanos de salir de su país, pero el video sí, y serían reconocidos mundialmente. Yo sentía que en ÌFÉ había algo que nadie más tenía y quería grabarlo en video, sacarlo al mundo. Es con esa confianza que “3 Mujeres” vio la luz.
¿Y “House of Love”? “House of Love”, creo que fue por la fusión. Para mí es original en el sentido que te mueve como rumba, pero es cantado como R&B. No es que nadie más pueda lograr hacer algo así, pero lo mismo, fui la primera persona en grabarlo, sacarlo en video, etc. El video tiene además mucha simbología, puede que lo veas y no la reconozcas, pero hay un entendimiento de lo que se está hablando. Ahora, si entiendes los símbolos es como un libro con mensajes súper claros. Siento que con esas dos piezas bastaba para decir: “aquí está pasando algo”. Hoy en el ambiente musical oír algo nuevo es raro. Hay mucho interés comercial en copiar modelos y seguir en lo mismo. Yo quería hacer algo diferente. ¿Qué recuerdos tiene de sus primeros días en Puerto Rico? Cuando llegué a Puerto Rico tenía 24 años, era bastante joven. Fue el proceso de aprender un idioma y unas costumbres que no conocía. Soy un afroamericano de Indiana, por lo que se trató de una nueva manera de ver el mundo. En ese entonces estaba tocando como DJ Nature en Estados Unidos, actividad que seguí en Puerto Rico, pero conocí mucha música que era nueva para mí. A los seis meses empecé a tocar con el grupo de reggae Cultura Profética viajé por la isla y el mundo con ellos. Fue una nueva experiencia, tocar y explorar destinos así. También soy skater y había una escena gigantesca en San Juan cuando llegué, de hecho, uno de los skaters más importantes en ese entonces, Chico Brenes, estaba viviendo en Puerto Rico en ese momento. Monté mucho con él. Fueron buenos momentos de juventud en una ciudad muy viva.
Hagamos un recorrido por algunos de los elementos que resaltan en la música de ÌFÉ. Empecemos por el dancehall jamaiquino. ¿Cuándo te sumerges en él? El dancehall jamaiquino es la música contemporánea que más escucho y amo. La descubrí por ahí en 1997 y empecé a tocarla como DJ. Cuando llegué a Puerto Rico mi repertorio también incluía hip hop, hasta que en el 2005 me cansé de este, lo dejé y no he vuelto a escucharlo. Pero el Dancehall no lo he podido soltar. Amo en parte que el dancehall exhibe cosas novedosas, no aguanta la nostalgia, quiere siempre los nuevos sonidos y están obsesionados con el momento. ¿La rumba cubana? La rumba cubana es una música que está a mi alrededor en Puerto Rico. Hay gente que la toca muy bien, es muy compleja y rica para interpretar y escuchar. Yo la equiparo al jazz americano, al hard bop de artistas como Miles Davis o John Coltrane. Con los dos estilos puedes tener una conversación musical de altísimo nivel. Y como oyente no tienes que saber las reglas del género para disfrutarlo, pero si las conoces, si identificas esta forma de comunicación, puedes entender esa conversación en un nivel mucho más profundo. ¿El sonido yoruba? Igual, es muy complicada y tiene además un propósito. La gente que está tocando debe entender dicho propósito y el mensaje para disfrutarlo aún más. Y finalicemos con los elementos del R&B... El R&B es una música que traje de mi región, es el contexto de donde vengo. Tanto este como el blues sale del llanto afroamericano. Tienes el alma de las personas cantando y llorando, y eso tiene una función y una necesidad religiosa en la vida cotidiana de los afroamericanos. Yo no crecí en Cuba ni en Puerto Rico, yo no puedo cantar como un cantante de rumba, no me sale natural, lo que me sale natural cantar y expresar es quizás este tipo de flow. Cuando yo expreso mi alma sale una forma de R&B. Le puede interesar: El sonido afroperuano global: Novalima en una ‘playlist‘ ¿Cómo se conjuga eso en ÌFÉ? Estoy poniendo mucho de lo que me gusta en un mismo sitio. Ahora, como funciona en ÌFÉ, es que las tres confluyen en la clave de rumba, que es un patrón que se repite en la música y que todos los instrumentos siguen. La conversación se da a partir de esta, es el hilo conductor. Según eso, ¿cómo se conecta la tradición con lo más contemporáneo? La tradición en ese sentido está en la base musical, en la estructura de la rumba cubana. Pero yo una música con nostalgia en su sonoridad, quería que fuera súper moderna y hablarle a la juventud. Para lograrlo no podía tratarse de un grupo que tocara cueros clásicos, y ni siquiera en el formato de guitarra eléctrica y batería, porque son formatos que pertenecen más a otra generación. Quería usar los sonidos de esta generación, pero es muy difícil inventar un idioma musical de la nada. Entonces reconocí el nivel de la conversación presente en la rumba y traté de modificarla un poco para hacer algo mío, que sirviera para comunicar un mensaje de manera inteligente y con todo el poder sonoro. ¿Y qué papel juega todo su compromiso religioso en el proceso creativo? Esa conexión con la religión yoruba viene de algo personal. Además de buscar una música moderna que se nutría de otra secular como la rumba, yo estaba consultando un babalawo. Me inicié en Ifá siguiendo un camino personal, pero era tal el nivel de compromiso que terminé teniendo un renacer como babalawo dentro de este culto. Ese renacer cambió la manera como yo veo todo en el mundo, entonces, cuando empiezo a escribir la música lo hago desde ese entendimiento, explorando los cambios de punto de vista, que finalmente se reflejan en el resultado.
Otura Roso Mun. Foto: Joa Rodríguez. ¿Qué murió con Mark Underwood y qué nació con Otura Roso Mun? Yo tengo el mismo cuerpo. Todavía vengo de Indiana, ¿sabes? Cambió mi propósito en la vida. Cuando renazco como babalawo Ifá, mi propósito es ayudar a los demás a través de de esta creencia. Tengo una vida para servir. Y además, busqué conocer el mundo de los espíritus a profundidad y lo encontré. ¿Qué estaba pasando en su vida para que iniciara esa búsqueda? Cuando ya empecé en la religión yo tenía mi vida bastante controlada, tenía casa, trabajo, mis relaciones iban bien, pero yo sentía que había un vacío y la curiosidad me llevó a ver qué era. ¿Por qué crees que hay una juventud buscando otros caminos espirituales, otros ritos y ceremonias? Los humanos siempre están buscando ritos y ceremonias, cosas para incluir en su vida. Es una reacción que tenemos por instinto en ese intento de comunicarnos con algo invisible que, también por instinto, sentimos. De pronto la pregunta incluye la idea que hay otras fuentes de religión que se han ido derrumbando para muchos, y que en ese sentido puede que un sector de la población, que llamaremos juventud en este caso, está rechazando, como el cristianismo. El cristianismo es la religión más exitosa, comercialmente y siguiendo un punto de vista occidental europeo. Pero el cristianismo no está satisfaciendo los roles que la juventud necesita en su vida. Yo te puedo decir que yo llegué a la religión yoruba en una búsqueda de tratar de conocer el mundo invisible que yo sentía que estaba ahí, pero al cual, a través del cristianismo, no podía acceder. ¿Por qué? Lo veía como un modo de control. Lo veo como algo que fue usado de una manera colonialista para conquistar a la gente, para incluirla en un sistema. Desde este punto de vista, yo no podía recibir nada bueno de esa práctica. Eso no quiere decir que no haya cosas positivas para sacar de esta religión, pero personalmente la tenía manchada en mí mente. Cuando descubro la práctica yoruba reconocí la oportunidad de conseguir lo que estaba buscando. Quizás, volviendo a la anterior pregunta, hay una parte de la juventud que se está sintiendo como yo me estuve sintiendo en ese momento y ven en el cristianismo es más una empresa que, al final, no es tan útil para la búsqueda espiritual. ¿Qué fue lo que aprendiste cuando ya pudiste acceder ese mundo invisible que buscabas? Muchas cosas, pero lo primero que se me viene a la cabeza es saber que en ningún momento estamos solos. Nuestros ancestros caminan con nosotros, los orishas están alrededor. Hay espíritus que ni siquiera son de nuestra sangre y nos acompañan. En todo momento tu tienes ese apoyo y en todo momento la conducta tuya se refleja en ellos. Se requiere una vida para reconocer eso, reconocer las cosas que están viva alrededor tuyo, tanto los humanos y las plantas, como las cosas que crees que son inanimadas. Tienes que respetar el mundo en el que estás viviendo, si lo haces, ese mundo te va a responder ese respeto y devoción. Quizás esa es de las cosas más importantes que saqué, dar y recibir en todos los sentidos. Si recibiste tienes que dar. Según todo esto, ¿es la música de ÌFÉ una ceremonia? No veo ÌFÉ tanto como una ceremonia. Ahora, los ritos tienen mucha importancia en mi vida, en la práctica de Ifá y la regla de Ocha, a lo que muchos se refieren como santería. Tengo muchos ritos diarios que uso para manejar mi vida mía y ayudar a los que vienen a mí, que uso para trabajar con el mundo invisible. Pero como grupo somos seis personas y cada quien es distinto. ¿A qué más le tienes adoración en tu vida? Yo adoro mi familia, adoro la música y la creatividad. Adoro mi madre y mi padre santo. A Oshun y Changó. ¿Qué te lleva a seguir atravesando fronteras? Para mí es la curiosidad, el querer ver el mundo. No creo en el estado-nación, ni en las fronteras. No me siento como un estadunidense, no creo en los Estados Unidos. Claro, yo nací en Indiana, en esa región del mundo, pero quiero verlo todo. Igual que quisiera que todo el mundo pudiera hacerlo. Tengo un tiempo limitado y quiero conocer la gente, las cosas bellas del mundo y compartir. Le puede interesar: Ibeyi: las gemelas del ‘doom soul’