La afroestadounidense Kenyette Barnes creó el movimiento #MuteRKelly (silencien a R.Kelly) en Atlanta en 2017. Y, según le aseguró a la agencia AFP, a la fecha ha logrado cancelar 12 conciertos en Europa que le hubieran representado al cantante 1,75 millones de dólares. Sabe que queda mucho por conseguir pero asegura que “Roma no se hizo en un día”. ¿Por qué esta campaña en contra del artista? A pesar de haber sido acusado de actos sexuales denigrantes con niñas (pedofilia, abuso, pornografía infantil), R. Kelly, cantante de Rythm & Blues que se dio a conocer en los años noventa con sencillos como I Believe I can Fly, venía llevando su carrera con relativa tranquilidad. Solventó algunas de estas demandas con arreglos económicos y en otros ha sido declarado inocente por falta de testimonios. Pero tal como sucedió con el comediante Bill Cosby, el río nunca ha dejado de sonar, y cada dos o tres años, desde 1994, se le ha acusado de algo nuevo y macabro. En el último episodio, en 2017, varias mujeres hablaron de un culto en el que, secuestradas en su estudio y su casa, el cantante controlaba sus vidas. Mencionaron que las forzaba a sexo grupal. Y cuando se portaban mal, les negaba la posibilidad de comer. Su legión de seguidores y su compañía disquera hicieron oídos y ojos sordos por mucho tiempo. Algunos hablaron incluso de persecución racial. Parecía que la ola que representó el movimiento #MeToo y el subsecuente #MuteRKelly, no lo tocaba al cantante que lograba esquivar de manera sorprendente el escarnio público… Como mencionó el portal Vox, parecía ser de teflón. Y luego, en enero de 2019, se emitió el documental Surviving R.Kelly.
En este varias mujeres aseguran haber sido víctimas del artista, entre ellas Jerhonda Pace, quien rompió el acuerdo de confidencialidad para romper esa aura intocable. No ahorraron palabras para describir los abusos a los cuales las sometió. Lloran víctimas, lloran familiares. Hasta ahora las voces nunca se habían escuchado y esto, parece, ha hecho una diferencia. También que sumaron sus testimonios artistas como John Legend y Chance the Rapper, colegas de la industria musical que lo acusaron y lamentaron haber colaborado con él. Y si bien aún no hay consecuencias legales y Kelly niega todas las acusaciones tajantemente, los efectos se dejan ver ya. Lady Gaga sacó de circulación la canción que cantó con él. Su sello disquero RCA canceló recientemente su contrato y varias estaciones de radio en Estados Unidos se han unido al boicot. Por su parte, la plataforma de música por streaming Spotify, que en un principio se había negado a tomar medidas, introdujo la posibilidad de “don’t play this artist” (no reproduzca este artista), lo que equivale básicamente a permitir un bloqueo. Spotify no acepta que tomó la medida por el caso R.Kelly, pero la cronología de los eventos así lo indica. Aún así, como señala el portal Vox, el documental ha generado tal revuelo que las reproducciones de R.Kelly han subido en 16 por ciento en Spotify. Las activistas creen que es algo temporal, atribuible a la curiosidad que generan las noticias, “la gente joven se pregunta, ¿y este quién es, y busca?, habrá que darle tres meses a ver si se mantiene esa tendencia”, aseguró Oronike Odeleye, cofundadora de #MuteRKelly al portal Vox. El río suena. El fiscal general de Fulton County, Georgia, investiga a Kelly. Pero, mientras la justicia actúa una vez más, el debate eterno sobre si el arte debería sufrir la censura por la naturaleza del artista, sea esta enferma o criminal, está una vez m´s en el tapete. Le puede interesar: “Un mar de envolturas”: una crítica de Netflix por Diana Bustamante