Hay alarma entre las autoridades de salud en el Quindío por los recientes casos de suicidio que se han registrado en el departamento, los cuales por desgracia están relacionados con menores de edad que terminan tomando esta fatal decisión; como es el caso de Daniela Espinoza Díaz, quien falleció en una finca de la vereda Murillo de Armenia.
Esta joven de 16 años estuvo encerrada en una habitación por un largo rato y no respondía cuando la llamaban, por lo cual sus familiares y las personas que laboran en la hacienda decidieron ingresar para ver qué le había sucedido. En ese momento, la hallaron inconsciente y de inmediato la trasladaron al hospital Pío X del municipio de La Tebaida, donde lamentablemente no fue posible salvarle la vida.
A este suceso se suma el de Sharon Sofía Pérez, una niña de apenas 14 años, que hace pocos días tomó la decisión de acabar con su vida en el barrio La Arboleda de la capital quindiana, al parecer, por el fallecimiento de su señora madre, Tania Alejandra Pérez, quien el 20 de enero se habría lanzado a las caudalosas aguas del río Otún en Risaralda y fue encontrada dos días después.
La abuela de la joven salió de su casa para acudir a una cita médica y cuando regresó hacia las 4:30 p. m., la encontró inconsciente en el cuarto. La mujer pidió auxilio a sus vecinos para llevar a la menor al hospital San Juan de Dios de Armenia, pero ya no tenía signos vitales.
Acerca de los casos de suicidio y los problemas de salud mental entre la población, el Ministerio de Salud y Protección Social en su portal hace un llamado a las personas para que recuerden que es posible superar esos pensamientos y sentimientos que llevan a ver la vida como si no tuviera sentido, a la vez que invitan a quienes estén pasando por momentos difíciles para que busquen ayuda.
La entidad precisa que hablar sobre lo que se está sintiendo por problemas como los conflictos de pareja o las rupturas amorosas, hace posible superar con la ayuda de sus familiares o personas cercanas los sentimientos de dolor intenso, desesperanza, enojo y las emociones negativas que en determinado momento pueden llegar a generar pensamientos que lleven a tomar decisiones fatales.
Entre esas fuentes potenciales de apoyo están también los profesores, adultos de confianza, amigos, líderes espirituales, consejeros escolares de las entidades docentes, líneas de atención telefónica en salud mental o profesionales especializados como psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales y terapeutas ocupacionales, entre otros.
Hay algunos signos que podrían ser considerados de alarma cuando una persona siente con frecuencia ganas de llorar, desesperanza, estado de ánimo variable, pérdida de interés en las cosas que antes disfrutaba, deseo de morir, negativismo, alteraciones en el sueño o en el apetito. A esto se pueden sumar conductas poco comunicativas, el aislamiento social y la agitación o extrema violencia, entre otras alteraciones emocionales.
Para prevenir las conductas suicidas, se recomienda desde la Organización Mundial de la Salud la restricción para las personas de los medios que son utilizados con mayor frecuencia para autolesionarse como las armas de fuego, los plaguicidas o algunos medicamentos. Igualmente, capacitar al personal de salud no especializado para realizar una adecuada evaluación y gestión de conductas suicidas.
Igualmente la entidad plantea la necesidad de que los gobiernos trabajen en la estructuración de mecanismos para la identificación temprana, el tratamiento y la atención de personas con problemas de salud mental; así como aquellas que están teniendo dificultades por el abuso de sustancias para el tratamiento de dolores crónicos o trastornos emocionales. Se busca además fomentar las políticas de seguimiento en la atención de quienes han intentado suicidarse y establecer las redes de apoyo con sus familias y comunidades.
En la actualidad se prestan diferentes opciones de ayuda profesional para las personas que han perdido un ser querido y aquellas que tienen problemas relacionados con su situación económica o sentimental. También para las que experimentan dificultades por el consumo excesivo de bebidas alcohólicas o sustancias estupefacientes.