Vargas Lleras recupera liderazgo parlamentario  Luego de que las objeciones fueran rechazadas en la Cámara de Representantes por una abrumadora mayoría hay una cosa clara: el gran perdedor de jornada fue el Gobierno. Sin embargo, varios de los partidos que participaron en el hundimiento han salido a reclamar la victoria. Lo cierto es que si bien todos los votos cuentan y todos sumaron para marcar la diferencia, en este episodio hubo un punto de inflexión en el que se hizo fácil predecir que las objeciones presentadas por Duque tenían los días contados en la Cámara. Fue Germán Vargas Lleras quien se impuso y marcó línea en su partido para bloquear las pretendidas modificaciones de Duque a la JEP. Aunque tuvo que enfrentarse al contrapeso de quienes han sido sus más grandes aliados políticos, la casa Char, el exvicepresidente se dio la pela y salió victorioso. Este escenario, en el que la fuerza política liderada por Vargas Lleras fue capaz de hundir algo que se había convertido en un punto de honor para el Gobierno, lo perfila como el hombre fuerte de la rama legislativa, sin siquiera hacer parte del Congreso. Nace un nuevo centro: En días pasados varios senadores de La U, Cambio Radical y el Partido Liberal, citaron a los medios a una rueda de prensa en la que anunciarían un paquete legislativo conjunto. Aunque en ese evento fueron presentados algunos proyectos de ley, lo que había detrás era el anuncio de una nueva alianza política de origen liberal que, de mantenerse, se consolidará como una mayoría en la práctica imbatible. Las tres bancadas suman 44 Senadores y 78 representantes. Eso hará que, en adelante, cualquier iniciativa que el Gobierno quiera presentar tenga primero que ser discutida y concertada con esta nueva fuerza para tener algún futuro. El senador Roy Barreras dijo en la rueda de prensa ¨El presidente nos unió a todos por cuenta de las objeciones¨. Nadie puede dudar que una fuerza parlamentaria de esta magnitud está en capacidad de marcar la agenda del capitolio. Lo que no está muy claro es si esta pueda sostenerse en el tiempo. SEMANA consultó a varios de los congresistas que la impulsaron y todos consideran que hasta ahora se trata de un bloque parlamentario para impulsar iniciativas y no de una fuerza política conjunta. Dicen los consultados que aunque aún no se ha hablado de coaliciones de cara a las regionales, esa opción tampoco está descartada. Algunos analistas consideran que el nuevo bloque tratará de formar coaliciones para las elecciones pero que, al tratarse de partidos con figuras visibles de autoridad, será difícil que no se presenten roces entre Vargas Lleras, Gaviria e Iragorri a la hora de escoger candidatos. Esas fricciones podrían poner en riesgo el futuro de la nueva fuerza que nace. Puede leer: La estrategia de los defensores de la JEP para ganar la batalla en Senado Se profundiza la noción de que que hace falta gobernabilidad.  El presidente Duque tenía claro que meterse en la aventura de las objeciones le iba a traer un desgaste político importante. No obstante, al momento de objetar el primer mandatario tenía entre sus cuentas todos los votos de La U, que es partido de Gobierno, los del Centro Democrático y los de los conservadores. Así las cosas, a primera vista pasar las objeciones parecía ser solo una cuestión de convencer a algunos liberales y a otros tantos de Cambio Radical. Cuando Vargas Lleras tomó la decisión de irse en contra del gobierno, las cuentas se fueron apretando cada vez más y el Ejecutivo tuvo que asistir ayer a la que hasta ahora ha sido su más grande derrota. Esto crea una nueva realidad política pues quienes lograron hundir en la Cámara las objeciones se sienten hoy victorioso y envalentonados. Construir gobernabilidad a partir de hoy será un reto titánico para Duque. El uribismo recibe un gran golpe  La negativa de la Cámara a las objeciones supone un duro golpe al uribismo en la medida en que este tenía como bandera, desde la campaña presidencial, modificar aspectos clave de la justicia transicional. A eso se suman dificultades en materia de mecánica electoral. El presidente del Senado, Ernesto Macías, quien es uno de los más cercanos a Álvaro Uribe, no tiene mucha cuerda para salvar las objeciones cuando estas se discutan en esa corporación.  Después de Semana Santa se surtirá la votación en el Senado de las objeciones que ya fueron tumbadas en la Cámara. En un principio se dijo que las cuentas en esa corporación era un poco más favorables para el Gobierno. Sin embargo, luego de una derrota tan contundente como la de la Cámara, se puede anticipar que las objeciones corran la misma suerte en el Senado. De ser así el presidente estará obligado a sancionar la ley estatutaria que pretendió modificar.  La centro izquierda se fortalece  Desde el Plebiscito del 2 de octubre de 2016, los defensores del acuerdo de paz no habían tenido ninguna victoria. Al final del Gobierno Santos fueron testigos de cómo el Congreso empezaba a dilatar proyectos clave en la implementación. Otros, como las curules para víctimas del conflicto, se hundieron. Después vino la elección de la derecha en 2018.  La victoria en contra de las objeciones, le da un nuevo aire a las figuras y grupos políticos que lo defendieron y que como la Alianza Verde, el Polo Democrático y la lista de decentes, se visibilizaron por cuenta del derecho a réplica que les dio el Estatuto de la Oposición para hablar sobre el tema.  Habrá efectos en la base de opinión del presidente Este aspecto tiene dos lecturas igualmente válidas y solo el tiempo podrá decir cual de las dos tendrá lugar. Por un lado, está la versión de que las bases electorales del presidente se molestarán al ver que los cambios a los acuerdos de paz prometidos en campaña nunca llegaron. La otra cara de la moneda muestra una oportunidad para el jefe de Estado. Es decir, quedar en el mejor de los dos mundos transmitiendo a sus bases el mensaje de que intentó hacer los cambios pero que por respeto a la institucionalidad debe dejar las cosas como estaban. Los proyectos por venir en el Congreso Cerrado el capítulo de las objeciones, es decir, cuando este trámite se agote en el Senado, el Gobierno tendrá que concentrarse en sacar adelante su paquete legislativo. En este hay temas como la reforma política, la ley de las TIC, la reforma a la justicia, o la reforma a las pensiones. Para sacar adelante todas estas iniciativas el Ejecutivo tendrá que buscar el apoyo de unos partidos que, por cuenta de las objeciones, están hoy más del lado de la oposición que del Gobierno. Como se vio ya en la reforma a la justicia, el nuevo bloque presentará e impulsará sus proyectos de manera independiente y al margen del Gobierno. Puede Leer: Con 110 votos, la Cámara rechaza las objeciones de Duque a la JEP Empiezan a verse fisuras en el Centro Democrático Estando en la oposición el Centro Democrático siempre fue un partido atípico en el sentido de que la bancada estaba perfectamente alineada en torno al mismo discurso. Al llegar al Gobierno eso empezó a cambiar y en los últimos días se presentaron dos hechos que muestran unas primeras fisuras. Uribe criticó al presidente por su manejo del problema con la minga indígena y el representante Edward Rodríguez, en pleno recinto del Congreso, pidió la renuncia de la ministra de Justicia.    ¿Cambios en el gabinete? Una de las críticas de los partidos al Gobierno ha sido que no sienten que exista una representación política de sus ideas en el gabinete. Así mismo, que en el caso de las objeciones, no hubo ningún liderazgo ministerial. Aunque el presidente Duque quiso nombrar un equipo de técnicos alejados de la política, es posible que la nueva realidad lo lleve a plantear cambios para nombrar ministros que dejen más tranquilos a los partidos fuertes del Congreso.   Queda en evidencia que el gabinete es muy técnico, pero entiende poco de política. Además del gabinete técnico, una de las consignas del presidente fue dedicarse a cambiar la relación clientelar que ha existido siempre entre el Ejecutivo y el Legislativo. Nadie puede pedirle al Gobierno que reviva la práctica de la mermelada. Sin embargo, es claro que la estrategia hasta ahora no ha dado frutos y que se hace necesario un timonazo para lograr conquistar a los congresistas.