En segunda instancia fue ratificada la imputación por los delitos de homicidio y tentativa de homicidio agravado contra el excongresista Tiberio Villareal Ramos, por su presunta vinculación en la masacre de La Rochela. El congresista habría sido, nada menos, que la persona que convenció a los paramilitares que operaban en el Magdalena Medio para que interceptaran y asesinaran a funcionarios judiciales que investigaban la muerte de comerciantes de la región.
El hecho, que dejó 12 personas muertas y tres heridas, ocurrió el 18 de enero de 1989, en zona rural de Simacota (Santander) y el excongresista Villareal Ramos tendrá que responder por los delitos de homicidio agravado, tentativa de homicidio agravado y concierto para delinquir.
Los elementos de prueba en poder de la Fiscalía dan cuenta de Villareal Ramos, al parecer, se reunió en varias oportunidades con cabecillas paramilitares del Magdalena Medio para recibir apoyo político y financiero. En medio de uno de los encuentros ilícitos, habría presionado para que fueran asesinados los integrantes de una comisión judicial que investigaba la desaparición de 19 comerciantes de la región, y les robaran el expediente y la evidencia relacionada con el caso.
En atención a esa instrucción, hombres armados interceptaron a los funcionarios y, con el pretexto de que tenían información valiosa, los llevaron por una vía rural, donde fueron emboscados por una estructura a cargo de alias Vladimir. En la acción criminal murieron dos jueces, dos secretarios de despacho, seis investigadores judiciales y dos conductores.
En junio de 2009, el exrepresentante a la Cámara por Santander había sido citado a declarar ante la Unidad Nacional de Derechos Humanos tras la ampliación de la indagatoria rendida el 29 de noviembre de 1995 por el comandante paramilitar, Alonso de Jesús Baquero, alias El Negro Vladimir, quien señaló directamente a Villareal –uno de los dirigentes más conocidos en el departamento de Santander- de apoyar fuertemente el proyecto paramilitar en la región de Santander y colaborar con las acciones que se adelantaban.
El Negro Vladimir señaló que en una reunión en la que participaron Henry Pérez, Gonzalo Pérez, Iván Roberto Duque, Jorge Amailes, Nelson Lesmes y Ramón Isaza se habló de la pertinencia de ejecutar el ataque contra la mencionada comisión, de la cual ya tenían información, tenían carpetas con documentación sobre los jefes paramilitares en la región y sus vínculos políticos y con militares. La orden del crimen se dio bajo la premisa de la necesidad de eliminar esos expedientes.
El Negro Vladimir fue categórico en señalar al dirigente político de motivar la recolección de dinero en los comerciantes de Bucaramanga para financiar a los paramilitares. “Tiberio Villareal manejaba directamente el grupo de autodefensas que hay en Rionegro (Santander), también él participó en la muerte de los jueces que iban a La Rochela (…) materialmente no participó, pero él fue el primero que empezó a presionar para detener esta comisión”.