El pasado lunes, Colombia se estremeció con un episodio de violencia política que parecía un capítulo del pasado. La masacre de Suárez (Cauca) que cobró la vida de seis personas, incluida la candidata a la alcaldía de ese municipio Karen García. Parecía que estos hechos serían cosa del pasado después de la firma del acuerdo de paz con las Farc, pues en el 2018 tuvieron lugar las elecciones más pacíficas de la historia reciente. Las elecciones de 2019 en uno de cada tres municipios están en riesgo por la injerencia de los grupos armados. A 50 días de los comicios regionales, la Defensoría del Pueblo lanzó una alerta temprana en la que reporta, en lo que va del año, 192 amenazas contra personas o movimientos políticos y 13 homicidios relacionados con el contexto electoral. En total, se contabilizan 258 conductas relacionadas directamente con las elecciones. Esas acciones demuestran el interés de las estructuras armadas para influir en los comicios regionales. Ya no hay una amenaza de desestabilización nacional, como las que lanzaba las Farc, pues ningún grupo tiene el amplio cubrimiento territorial que tenía esa guerrilla. Sin embargo, las estructuras ilegales que quedan sí tienen influencia real en muchos territorios.
El Clan del Golfo, el ELN y las disidencias de las Farc, en ese orden, son los que generan mayor riesgo, según el informe de las Defensoría. Otro hallazgo es que, a medida de que se acerca la fecha de las votaciones, los hechos que afectan el proceso electoral van en aumento. Mientras en enero se registraron nueve, por ejemplo, en julio fueron 56. Estos, en su mayoría, van dirigidas a las elecciones de alcaldes y concejales. Municipios en riesgo en las elecciones regionales 2019 La alerta de la Defensoría registra algún nivel de riesgo en 402 municipios de todos los departamentos. Pero hay situaciones especialmente críticas. Son once los departamentos con municipios clasificados con riesgo electoral extremo. Y estos coinciden con las áreas históricamente golpeadas por el conflicto. Con un rasgo común. En varios de esos territorios hay disputas a muerte entre actores armados. Una dinámica alentada por el interés de copar los espacios y el dominio de las actividades ilícitas que dejaron las extintas Farc. Antioquia es el caso más crítico. Tiene 17 municipios en riesgo extremo. El foco mayor es el Bajo Cauca, región que limita con Córdoba y donde, desde el año pasado, se desató una guerra entre el Clan del Golfo y Los Caparrapos, una estructura armada que se separó del clan. Justamente esos enfrentamientos fueron los que derivaron en el asesinato de cuatro soldados, en Caucasia, el pasado martes. Esa región también presenta una de las mayores tasas de homicidios del país. El Bajo Cauca es estratégico porque conecta al Pacífico, el Urabá y la costa. Es todo un corredor del narcotráfico que tiene de vecino, para completar, al Nudo del Paramillo, con alta densidad de cultivos ilícitos. De hecho, toda esa disputa trasciende las fronteras de Antioquia y llega a Córdoba, donde también hay cuatro municipios clasificados en riesgo electoral extremo.
Pero el Bajo Cauca no es la única región amenazada en Antioquia. Incluso Bello, municipio vecino de Medellín, clasifica en el riesgo extremo. Allí hay peleas de bandas de la Oficina de Envigado, como los Pachelli, por las rentas ilegales. Otro departamento vecino, Chocó, tiene a 13 municipios en riesgo extremo. Ese departamento ha padecido este año las disputas entre el ELN y el Clan del Golfo, que incluso han confinado y desplazado a cientos de sus habitantes. Toda esa guerra hace que uno de los puntos más críticos de las elecciones regionales sea el noroccidente del país. Pero situaciones similares se viven en los otros extremos del territorio nacional. Al nororiente, Norte de Santander tiene nueve municipios en riesgo extremo, según la Defensoría. En la zona también hay una pelea entre grupos que, si bien se ha calmado en los últimos meses, sembró una tensión que aún no se disipa. El ELN y el EPL (o Pelusos) se confrontan para dividirse los cultivos ilícitos y otras rentas como el contrabando de mercancía o combustible. En Nariño, el mayor enclave cocalero del mundo, hay ocho municipios en riesgo extremo. Allí hay una guerra desde hace meses entre varias facciones de disidentes de las Farc. Las comandadas por alias Contador, uno de los mayores narcos del país; las que lidera Comandante Gringo, sucesor de Guacho; y las Guerrillas Unidas del Pacífico.