La movilidad en Bogotá es una verdadera odisea. Los interminables trancones se volvieron el pan de cada día. Los accidentes de tránsito, volcamientos de vehículos, caídas de árboles, inundaciones, huecos, incrementos del parque automotor y hasta los múltiples frentes de obra han hecho imposible el tránsito en la capital.

En 2021, de acuerdo con Inrix, Bogotá mejoró sus indicadores frente a 2020, cuando se ubicó como la ciudad más congestionada del mundo al perder, en promedio, 133 horas al año a causa de los trancones. No obstante, la capital colombiana siguió en el top diez mundial, ubicándose octava con 94 horas pérdidas al año en movilidad, mientras que en Latinoamérica fue la más congestionada.

Este panorama podría empeorar de manera sustancial para la medición de este año. Y no es para menos, toda vez que la congestión en Bogotá cada día es peor. De acuerdo con datos del Observatorio Distrital de Movilidad, aunque la velocidad promedio en la ciudad es cercana a los 25 kilómetros por hora, hay corredores viales a ciertas horas pico en los que la velocidad en los últimos días no ha superado los 2 kilómetros por hora.

Dichas cifras traducen el desespero de conductores y ocupantes de vías como la avenida Suba, la calle 80, la autopista Norte, la autopista Sur y la avenida Boyacá, las más afectadas con los trancones y la lenta velocidad. Fácilmente, se pueden tardar entre dos y tres horas diarias de viaje para llegar al lugar de destino.

Parque automotor

Dejando a un lado los perjuicios por accidentes de tránsito y otros imprevistos, el aumento del parque automotor en la ciudad y la región, sin duda alguna, es una de las principales razones de la caótica movilidad en Bogotá.

De acuerdo con el Registro Único Nacional de Tránsito (Runt), en los últimos cuatro años el parque automotor capitalino aumentó más de 8 por ciento al pasar de 2.425.509 vehículos en 2018 a 2.625.955 en 2021.

En el primer semestre de 2022, si bien las matrículas nuevas de carros bajaron levemente, 1,5 por ciento frente a igual periodo del año anterior, las de las motos se dispararon 28,5 por ciento. Ahora, en Cundinamarca las cifras son más alarmantes. En los primeros cuatro meses del año, en Funza, Madrid, Soacha y Chía, las matrículas de nuevos vehículos subieron hasta 127 por ciento, lo que significa más autos circulando dentro y fuera de Bogotá.

Según cálculos de Omar Oróstegui, director de Futuros Urbanos, “hoy por cada tres habitantes hay un vehículo a motor. De mantener este ritmo, para 2025 llegaríamos a los 3.083.046 vehículos”. De acuerdo con el experto, “hay que actuar pronto si queremos evitar que la sostenibilidad urbana corra el riesgo de desvanecerse por una mayor dependencia del automóvil, con los impactos negativos que ello tiene en la productividad, la congestión y la contaminación en las ciudades”.

Aunque la propia alcaldesa Claudia López aseguró que “debemos llegar a un punto en el que nos dé pena salir solos en un vehículo particular de cinco o seis cupos”, para Oróstegui “la culpa de los problemas de movilidad no la tienen los dueños de los vehículos. Mientras el transporte público mantenga bajos niveles de satisfacción, el transporte privado seguirá siendo atractivo y la gente seguirá comprando carro o moto, a pesar de los trancones”.

Las excepciones al pico y placa extendido en Bogotá también han afectado negativamente la congestión de las vías en la ciudad. Al implementar la medida, la Secretaría de Movilidad buscaba sacar de circulación al 50 por ciento del parque automotor, pero hoy el volumen vehicular tan solo se ha reducido en 4,2 por ciento, lo que se traduce en más carros circulando por las calles en medio de la restricción.

“El pico y placa perdió su propósito. Ya no mejora la congestión, pero sí aumentó el recaudo en 95.000 millones de pesos: 53 por ciento por pago semestral, 16 por ciento mensual y 29 por ciento por el día”, señaló Oróstegui.

Para expertos como José Stalin Rojas, director del Observatorio de Movilidad de la Universidad Nacional, las medidas de la Alcaldía de Bogotá, como el pico y placa extendido y el cobro por parqueo en vía, nunca han ido encaminadas a mejorar la movilidad. Por el contrario, encarecen el uso del carro particular para bajar a las personas del vehículo y subirlas al transporte público, pero la administración ha fallado en ese propósito y eso se ve reflejado en la alta congestión vial. Los habitantes prefieren pagar para usar su carro.

En construcción

Otra de las razones de los eternos trancones en Bogotá son los frentes de obra que se están adelantando, lo que obliga a un plan de manejo de tráfico en cada uno de los puntos intervenidos, reduciendo el espacio de circulación y aumentando los tiempos de viaje.

Para 2022, el Instituto de Desarrollo Urbano esperaba un total de 500 frentes de obra, los cuales se han activado en la medida en que se requieren. A la fecha hay cerca de 200 obras activas, entre las que están las de valorización, que incluyen ciclorrutas, andenes y ciclopuentes, fuera de las obras de la troncal de la avenida 68 y la avenida Ciudad de Cali, entre otras.

Encima, el panorama para el próximo año podría ser peor con las obras de la primera línea del metro, la troncal de la calle 13, el corredor verde de la carrera Séptima, la ampliación de la autopista Norte y demás. Años de eternos trancones le esperan a la capital.

“Bogotá va a mejorar, va a salir del atraso en la infraestructura, pero vamos a estar en obra diez años. Tenemos que hacer en 20 años lo que no hicimos en casi 100”, ha señalado la propia alcaldesa.

Paciencia y mayor control

“En el corto plazo lo único que tenemos que hacer es llenarnos de paciencia, migrar a la bicicleta o irnos en transporte público. No hay otra salida para los conductores de autos privados en la ciudad. La administración está planteando salidas con todas las obras de infraestructura, pero esas mismas obras son las que hoy están generando los trancones”, afirmó Rojas.

Aun cuando es cierto que la paciencia debe ser la principal aliada, para Darío Hidalgo, experto en movilidad, se requiere con urgencia una mayor vigilancia de las autoridades en diferentes aspectos.

“Se necesita un mejor control en el estacionamiento del parqueo en vía, sobre todo en vías arterias, pues generan cuellos de botella y originan las fuertes congestiones”, dijo Hidalgo.

El experto advirtió, además, que se necesita una atención rápida a los incidentes viales. “Tenemos mucho choque simple, golpes de motocicletas a los carros o choques de latas entre los vehículos, y esta situación está afectando a la movilidad. Es necesario hacer uso de las herramientas que permiten que las aseguradoras atiendan los siniestros sin la necesidad del croquis de las autoridades de tránsito, simplemente con las fotos que tomen los propietarios de estos vehículos”, precisó.

En estas soluciones a corto plazo no podía faltar un mayor control a la evasión del pico y placa, esa misma que la administración ha promovido indirectamente con las excepciones planteadas a la medida.

“La administración se ha relajado en el control del pico y placa y eso ha hecho que las personas circulen sin tener la autorización o sin haber pagado por el pico y placa solidario”, comentó el experto.

Finalmente, Hidalgo, Rojas y Oróstegui coinciden en la importancia de promover el uso del transporte público. Sin embargo, advierten que la Alcaldía debe garantizar primero la prestación de un servicio de calidad, con condiciones de seguridad, pues, de lo contrario, será imposible bajar a las personas de sus vehículos y la ciudad será la única perjudicada con trancones interminables.