El candidato Gustavo Petro lanzó una propuesta que ha generado un profundo revuelo político, incluso en sectores cercanos a su programa o de su misma campaña.
A pesar de que la idea ya la había comentado hace un tiempo, no cayó bien que su hermano Juan Fernando Petro conversara con Iván Moreno en la cárcel La Picota de Bogotá. Moreno es hermano del exalcalde de la ciudad, ambos condenados por el llamado carrusel de la contratación en la capital, considerado uno de los más grandes desfalcos en la historia del país.
Petro, en vez de aclarar o desmarcarse, defendió a Moreno diciendo que “fue corrupto”, que es un caso desde lo personal “muy interesante”. Además, dijo que el mismo Moreno le sugirió ser el “constructor” de ese “perdón social” del que habla, y que la idea ya se estaría conversando en las cárceles del país.
Ante las críticas, el candidato a la Presidencia intentó explicar su propuesta en una publicación en su cuenta de Twitter: “Significa el perdón social que los corruptos salen de la cárcel o se les rebaja las penas? Para nada. Al contrario”.
“El perdón social implica que todos los corruptos vayan a la cárcel sin excepción y paguen sus penas. La corrupción es la ruptura del perdón”, agregó el candidato a la Presidencia por el Pacto Histórico.
Ante la polémica que ha suscitado la interpretación de algunos sectores que aseguran que corruptos y otros delincuentes de cuello blanco saldrían de prisión, especialmente del calibre de los hermanos Moreno Rojas, Petro ha dicho que se trata de una reconciliación nacional, más allá de sacar corruptos de prisión.
Aseguró que no se trata de “perdonar al Ñoño”, por ejemplo, sino de que haya una reconciliación como sociedad.
“El perdón social no es impunidad, es justicia reparativa. El perdón social no es encubrimiento, es un proceso de verdad histórica. El perdón social no es ni jurídico, ni divino, es un perdón terrenal de la ciudadanía. El perdón social no lo ordena el presidente sino la sociedad”, aseguró el candidato del Pacto Histórico.
En medio de las críticas, Petro invitó a que sea consultado el concepto del filósofo Jacques Derrida, de donde sacó la idea hace un tiempo.
Para eso, publicó un video de una intervención suya en el Congreso, en agosto del año pasado, en que por primera vez habló de esa posibilidad. Dijo, citando al filósofo francés, que “en ciertas épocas históricas, muy de vez en vez, una sociedad puede tener el acto imaginario, y creativo y virtuoso, de un gran perdón social para sus integrantes”.
Desde la misma campaña han reconocido que es un costo político grande que podría jugarle en contra y la idea no suena mucho, sabiendo que si hay un sector que se ha caracterizado por guardar recelos o rencores ha sido precisamente el petrismo, por ejemplo, contra el expresidente Álvaro Uribe o el mismo Sergio Fajardo, a quien no le perdonan irse a ver ballenas en 2018 después de las elecciones.
“Los petristas fanáticos haciendo petrosplaining sobre el ‘perdón social’ para los corruptos cuando ni siquiera han sido capaces de perdonar a los del voto en blanco. ¿Nos creen mensos o qué?”, puntualizó la socióloga Sara Tufano.
Seguidores y miembros de la Colombia Humana han dejado mensajes que muchos han interpretado como una autocrítica a esa idea y el revuelo que ha generado. “No era el momento”, comentó María Antonia Pardo; “No entiendo nada”, dijo Margarita Rosa de Francisco; “Qué errores tan infantiles”, mencionó el hijo del candidato, Nicolás Petro.
“¿Quién les habrá dicho que era buena idea en plena campaña electoral, hablar con un corrupto que está en la cárcel y salir a hablar después de ‘perdón social’?”, reconoció el activista petrista Beto Coral.