Paola Murcia, la mamá de un niño de 13 años, ha llenado las redes sociales de mensajes con esperanza de que su hijo vuelva a ver a su mejor amigo, su perro Justin. El pasado 25 de septiembre, Justin, cuya familia vive en la localidad de Kennedy, se perdió en el parque Salitre Mágico. Desde entonces no han colmado los esfuerzos por reencontrarse de nuevo. La mujer que dice tenerlo, y que vive en el barrio Rosales de Bogotá, no ha querido devolverlo.

Justin es un perro de raza criolla, que cuando se separó de su familia tenía 10 meses de edad. Su color amarillo claro y su tamaño mediano fueron algunas de las características que la familia usó para describir al canino en redes sociales. Sin éxito y con mucha desesperación, la familia le pagó a una empresa especialista en búsqueda de mascotas desaparecidas. Pero, siguieron sin saber de él.

Imagen de Justin, perro extraviado en Bogotá. | Foto: Foto suministrada por la familia

Hasta que un día una mujer identificada como María Paula Vallejo hace una publicación diciendo que se encontró un perro en la calle 72 con primera en Bogotá, el día domingo 30 de octubre y que lo resguardó dándole techo y comida. Además, manifestó querer dar con la familia del cachorro. Este fue el principio de la dolorosa historia.

Cuando la familia de Justin se comunica con la mujer que lo encuentra, ella manifiesta a través de mensajes de WhatsApp que lo mandó al veterinario para que lo puedan bañar y cuidar, pero también le pide a la familia fotos del perro para cerciorarse de que Justin es miembro de esa familia.

A medida que avanza la conversación en la aplicación de mensajería, la mujer llena a la familia con una serie interminable de preguntas sobre el canino:

¿Y tú de dónde adoptaste a Justin? ¿Es adoptado o de dónde lo tienen? ¿Qué edad tenía? ¿Me podrías repetir en septiembre que se les perdió? ¿A qué horas se les perdió? ¿Y no llevaba nada puesto, nada de nada? ¿Tenía plaquita?

Imagen de Justin, perro extraviado en Bogotá. | Foto: Foto suministrada por la familia

La familia de Justin respondió a todas las preguntas, enviaron fotos de él, de la familia completa, del carnet de vacunas, documentos de la clínica veterinaria, pero nada fue suficiente.

Paola le rogó que no la dejara en ascuas, pues necesitaba confirmar que se trataba de su perro. Ella le contestó que estaba en el veterinario, donde lo iban a bañar para que “quede hermoso, oliendo rico”.

María Paula le preguntó la historia de Justin, y Paola le contó que lo adoptó en Fusagasugá, pero es de Neiva. Le mandó también el carnet de vacunas. Le mostró fotos del día que fueron por él, cuando apenas tenía dos meses, y le mandó videos del perrito brincando feliz en su casa.

Luego de mucho esperar “me confirmó que nos viéramos allá en Rosales cerca de la Embajada Argentina a las 3:00 p. m., que debería enviarle datos con nombres completos y número de cédula, y la verdad no me dio seguridad para enviarle esos datos, pues al presentar las pruebas ya sería suficiente y ella no necesitaba mis datos personales para nada”, dice Paola Murcia.

“Alégrate, a través mío (sic) se hizo el milagro. Justin es hermoso. Fui el canal y acá está bien, en mi parecer tranquilo y feliz. Imagínate de estar a salvo en casa. Mañana estará feliz con ustedes. Bueno, me desconecto un rato, un abrazo grande”, le escribió a la familia María Paula Vallejo. Sin embargo, al día siguiente la mujer llegó sin el perro.

Después de conocerse la historia y de saber los ataques de ansiedad que ha sufrido el niño de 13 años por la pérdida de su perro, la comunidad se solidarizó. El pasado 26 de noviembre hubo un plantón en la 72 con primera para manifestar la inconformidad ante la mujer que no quiere devolver a Justin.

La familia citó a la mujer en la localidad de Kennedy a una reunión ante la ley por mediación, pero ella no asistió y envió 4 páginas justificando por qué no había ido. Después de este suceso, la mujer bloqueó a la familia de redes sociales y del celular. Por lo que perdieron contacto con su mejor amigo, su perro Justin.

Murcia suplica que devuelvan el perro, pues significa mucho para su hijo. “Es su hermano. Mi hijo era un niño que sufría de ansiedad, de estrés, se encerraba, temblaba, se mordía los dedos. El doctor dijo que lo bueno era conseguirle una mascota. Fue muy positivo para él, comenzó a tener una responsabilidad, el perro dormía con él, lo levantaba para ir al colegio. Le sirvió mucho. El psicólogo expidió una fórmula diciendo que a mi hijo le ha afectado mucho que el perro se perdió. Por eso, para mí es un perro de apoyo emocional”.

El caso pasó a las redes sociales, que han seguido con angustia el dolor de la familia y llamaron a plantones en frente de la casa de María Paula para reclamar por el perro. “La imagen que queda es de alguien de estrato seis que intenta quitarle su mascota a una familia de estrato tres”, dijo Lina Lamos, apoderada de la familia.

SEMANA intentó comunicarse con María Paula Vallejo, pero ella dijo que esperaría hasta la semana entrante para hablar del caso. En redes sociales, sin embargo, ha contado su versión. Ha dicho que no entregó el perro en un comienzo porque apenas puso el mensaje en redes sociales aparecieron dos familias: Paola, que reclamaba a Justin, y otra persona que decía que el perrito se llamaba Tobi.

Esa segunda familia contó en otro post de redes sociales que se encontró al perro totalmente emparamado en el centro comercial Titán Plaza el mismo 25 de septiembre por la noche. “El perrito tenía un comportamiento extraño. Estaba en una esquina y cada vez que uno gritaba el perrito temblaba, más que todo con los hombres. No se dejaba consentir de ellos”, dijo. La mujer tuvo al perro por casi un mes hasta que un día que dejaron la puerta de la casa abierta se salió y apareció luego en Rosales. Ella también vio la publicación y contactó a María Paula. Fue a la cita con ella y vio llegar a la otra familia; entonces, dijo que ella solo quería “lo mejor para Tobi” y se fue.

En las redes, la mayoría de las personas se han encarnizado con María Paula y le piden que devuelva al perro. Otras la defienden. Se ha dicho que el perrito no se perdió en Salitre, sino que la familia lo dejó con un vendedor ambulante mientras ellos ingresaban al parque y al salir ya no estaba. María Paula ha expresado en otras publicaciones en redes que el perrito solo responde al nombre de Tobi y no de “Justin o Justincito”.

“Tobi está tranquilo, en paz, en un hogar de paso. Va a ser vacunado y operado. Dejo claridad que mi interés de rescatar un perro de la calle era ayudarlo de corazón. Por eso publiqué esa foto. Mi único interés es que el perro esté bien en una familia amorosa”, escribió en Facebook María Paula.

Ella ha dicho que la familia la ha increpado de manera agresiva y que se siente amenazada.

Mientras tanto, en Rosales los plantones para recuperar a la mascota son cada día más grandes. Una mamá con un bebé escribió, desesperada: “Llevamos una semana con plantones frente al edificio por un perro que presuntamente se robaron. ¡A mi hija no la dejan dormir! Devuelvan al perro”. La publicación tiene decenas de comentarios, incluidos más vecinos con la misma petición: que Justin vuelva con su familia. Ojalá las autoridades resuelvan con premura este caso.