Evidentemente afectado, el patrullero Jeisson Chipantasig ha narrado una y otra vez cómo un grupo de personas lo golpeó sin parar, mientras él estaba tirado en el piso en el CAI de la Policía ubicado en Molinos, en el sur de Bogotá. “Me daban patadas, puños, me cogieron entre todos (seis personas), lo único que hice fue cubrirme la cara”, narra mientras muestra al juez octavo penal del circuito que de esa golpiza quedó mueco y con luxaciones en el miembro superior izquierdo.

El desgarrador testimonio se escuchó en la audiencia de juicio oral realizada el 17 de noviembre de 2022, en donde bajo la gravedad de juramento indicó decir solo la verdad de los hechos que sucedieron en julio de 2020 cuando llevaron al CAI a tres jóvenes que, según los uniformados, fueron encontrados consumiendo marihuana, en el momento en el que estaba prohibido por las disposiciones sanitarias salir a las calles sin autorización para mitigar la propagación del virus del covid -19.

“Ellos iban en calidad de algo transitorio, no habían cometido ningún delito”, dice Miller Rubiano, un expolicía que participó en el operativo, y quien asegura que tuvo que esposar a los jóvenes, porque uno de ellos intentó huir al ver que los iban a detener y llevar al CAI solo para ponerles un comparendo. Lo que arrancó como algo insignificante tiene hoy a puertas de la prisión a los tres jóvenes y a tres de sus familiares, por supuestamente agredir físicamente a la autoridad. “Se salieron de control los ciudadanos (…), qué falta de tolerancia y en esa zona de verdad que no sé qué es lo que pasa con esa gente”, reafirma Rubiano.

Vea el video completo de lo que pasó adentro del CAI

Desde el inicio del proceso han manifestado que fueron golpeados salvajemente por la comunidad, cuando de manera arbitraria ingresaron tres familiares a intentar sacar del CAI a los tres jóvenes detenidos. “En el momento estaba solo cuando ingresó el tumulto”, describe el policía Chipantasig. A pesar de que los ciudadanos entre los 20 y 46 años de edad han manifestado ser inocentes, las autoridades han dado credibilidad al relato de los uniformados.

SEMANA conoció los videos de lo que realmente sucedió ese día al interior del establecimiento policial, y lo que se evidencia son malos tratos de los uniformados, aislamiento del protocolo que defiende los derechos humanos, extralimitación de funciones, entre otras aberraciones que no solo podrían darle un giro a la investigación, convirtiendo a las víctimas en victimarios, sino que también se evidenciaría con esas filmaciones que los policías estarían incurriendo en fraude procesal.

Agresión Policías | Foto: Suministrada a Semana A.P.I.

A las 15:13 llegan los detenidos al CAI; según se ve en las cámaras de seguridad del lugar, entraron esposados solo para hacerles un comparendo. Entre los conducidos había dos hombres y una mujer, esta última fue ingresada a empujones por un policía corpulento, que mientras la estrujaba la golpeó contra la puerta del CAI.

Luego los ingresan a un cuarto que, según describen los mismos uniformados, hace las veces de celda. Entran al menos cinco policías, y aunque las cámaras no registran del todo lo que sucede allí, sí se ven movimientos bruscos. Dicen los policías que uno de los “detenidos” empezó a gritar de la nada: “Auxilio, me están golpeando”, lo que generó la reacción de los familiares.

En el relato de Chipantasig, él estaba completamente solo cuando ingresaron tres personas que les quitaron las esposas a los jóvenes que estaban adentro y entre todos empezaron a golpearlo sin piedad. Él, como integrante de información del CAI, cargo que ocupaba para ese momento, solo quería contarles de qué se trataba el procedimiento, pero no hubo tiempo para eso.

Lo que en realidad se ve en los videos es completamente contrario. Primero entra al CAI corriendo un familiar con un celular en la mano mientras grababa el procedimiento y varios policías lo detienen de manera agresiva, lo golpean y lo meten a la celda junto con los otros. Pasados unos minutos, una señora que graba desde afuera es entrada a la fuerza por los uniformados; una vez adentro, empiezan a golpearla, se ve que usan pistola eléctrica y la tiran al piso donde sigue recibiendo golpes. Cuando los jóvenes detenidos se percatan de que es la mamá de uno de ellos, reaccionan de inmediato.

Agresión Policías | Foto: Suministrada a Semana A.P.I.

“Es una reacción apenas lógica, al ver que cuatro hombres policías están golpeando a su mamá”, dice el abogado Fredy Garzón, en representación de las víctimas, en este caso los civiles. Cuando la mamá logra pararse, se ve su cara salir entre las chaquetas verdes fluorescentes que identifican a los uniformados; llega el policía más alto de todos, cierra su puño y lo impulsa para chocarlo con el rostro de la mujer, convirtiéndose en un claro abuso de autoridad. En las imágenes se observa a un joven tratando de huir del lugar casi desnudo para esquivar los golpes, pero otros uniformados que estaban en el exterior del CAI, en lugar de intervenir para detener las agresiones, lo devuelven a lo que pareciera un rin de lucha libre.

Man on the chair in Handcuffs. Rear view and Closeup ,Men criminal in handcuffs arrested for crimes. With hands in back,boy prison shackle in the jail violence concept. | Foto: Gettyimages

Desde afuera la comunidad observa conmocionada lo que sucede y el hermano de la joven que estaba al interior del CAI manifestaba que ella solo salió a sacar a la mascota y por eso no entendía por qué terminó ahí, así que sacó su celular y empezó a grabar desde afuera; en la otra mano sostenía un casco de moto.

Un policía lo tomó con fuerza y lo metió al CAI. Le quitó el celular y lo estrelló con furia contra el piso, tratando de eliminar pruebas de las agresiones. Chipantasig, quien ha manifestado en repetidas ocasiones que estaba solo y que fue agredido, se ve en el video que recibe a patadas al hombre del casco, quien utiliza ese elemento para protegerse.

Uno de los uniformados usó la pistola eléctrica para darle descargas y él se agarró con fuerza a Chipantasig, haciendo que los dos cayeran al piso por los corrientazos; 13 segundos después el ciudadano logró ponerse de pie mientras que Chipantasig quedó en el piso.

Una vez terminó la revuelta, los policías intentaron ocultar evidencias, escondiendo uno de los celulares entre las páginas de un libro. Dos de los uniformados fueron llevados a valoración médicolegal. A Chipantasig le dan 45 días de incapacidad y al otro uniformado, más de 20. Los civiles salieron del CAI en calidad de detenidos. SEMANA habló con Óscar García, el joven que llevaba el casco en su mano y que se enfrentó a Chipantasig y seis uniformados más. Él asegura que después de salir del CAI fue aún peor, “vivimos una pesadilla, nos torturaron”.

Narra que los subieron a un bus de la policía y los llevaron a dar vueltas durante dos horas en carretera que parecía rural. En la noche llegaron a la estación Centenario y allí los ataron de manos hacia la parte superior de una carpa, obligándolos a quedarse casi en puntillas durante horas, a una de las mujeres que tenía el periodo menstrual, le negaban la ida al baño y los uniformados se burlaban de su condición.

“De eso no hay registro, incluso a algunos nos obligaron a firmar un documento de buen trato y si no lo hacíamos nos decían que las consecuencias serían peores. Nos llamaban los recomendados”, relata Óscar desde otro país, en el que se esconde porque teme por su vida. Los seis procesados coinciden al decir que a partir de ese momento han tenido hostigamientos de los policías involucrados en el caso e incluso han recibido amenazas si deciden contar lo que pasó.

El 7 de septiembre de 2023, la representación de víctimas radicó una denuncia en contra de los policías Jeisson Chipantasig, Miller Rubiano, Diego Castillo Ramírez y los otros uniformados que formaron parte del proceso, por su presunta participación en los delitos de abuso de autoridad, fraude procesal, concierto para delinquir, lesiones personales dolosas y daño en bien ajeno.

Será un juez quien defina la situación jurídica de los involucrados. Se espera que una vez la Policía Nacional conozca los videos revelados por SEMANA, se pronuncie frente al caso. “No puede ser que uno se sienta vulnerado por los que deberían defender nuestros derechos”, puntualizó Óscar García.