Después del encierro obligatorio por cuenta de la pandemia y los diversos cambios drásticos de ambientes, la dinámica familiar, el rol laboral y la inestabilidad económica, para muchos, ha aumentado los trastornos de salud mental que requieren servicios y estrategias de salud urgente.
De acuerdo con el Instituto Colombiano de Neurociencias de Colombia, tras una encuesta a 651 hogares, el 88 % de los niños tiene alguna afectación en la salud mental y el comportamiento y el 42 % ha visto afectadas sus habilidades académicas en postpandemia.
Además, según una investigación desarrollada en una población escolar del departamento de Caldas donde se estudió la relación del vínculo afectivo de sus padres y el estrés escolar durante la pandemia por la covid-19, en la cual participaron 1.395 adolescentes, se encontró que el 17,3 % contaba con un vínculo óptimo, el 49 % con un vínculo débil, un 15,8 % con constricción cariñosa y un 17,8 % con un control sin afecto, mostrando que la calidad del vínculo de los padres con sus hijos es escasa y deficiente, generando síntomas de estrés, ansiedad, depresión, entre otros.
“Es preocupante saber que como sociedad estamos fracasando en la prevención de la salud mental de nuestros niños. Este contexto nos debe convocar a familias, instituciones de educación, profesores, médicos, vecinos y todo aquel que tenga el deber de resguardar a los niños a revisar la forma en que nos estamos vinculando con ellos y las estrategias que se están implementado para guiarlos, acompañarlos y formarlos”, señala Sandra Esmeralda Camacho, psicóloga y decana del Colegio de Psicología de Unicoc.
Sobre el tema particular del regreso a clases, expertos del Colegio Colombiano de Psicólogos, Colpsic, advierten un aumento en los casos de matoneo y violencia dentro de los salones de clases, banderas rojas que se deben atender lo más pronto posible.
De acuerdo con Carlos Enrique Garavito, representante del Campo de Psicología Clínica del Capítulo Bogotá y Cundinamarca de Colpsic, estos fenómenos que se están viviendo en los colegios hoy en día se relacionan directamente con el aislamiento de más de dos años de los niños que ahora representan un reto en la readaptación a las aulas de clase.
“A esto se le suman temas como las normas de bioseguridad y el hecho de que los niños tuvieron otras rutinas en casa y ahora tienen que volver a encaminarse al colegio y eso genera crisis en sus adaptaciones”, afirma Garavito.
En este sentido, el experto asegura que la readaptación ha prendido las alarmas por el incremento de factores de riesgo como matoneo, violencias, dificultad en los ejercicios sociales y de relaciones con compañeros y docentes.
Y es que, de acuerdo con la ONG Internacional Bullying Sin Fronteras, en un trabajo desarrollado entre el 2 de enero de 2020 y el 20 de diciembre de 2021 hubo 8.981 casos graves de bullying, situación que pone a Colombia dentro de los países con mas matoneo en el mundo.
Las cifras van en ascenso, desde el año 2014 se han reportado un total de 3.973 casos. De estos, el 56,15 % corresponde a presuntas víctimas de género femenino y un 48,85 % de género masculino. Las edades donde más se presentan estas situaciones es entre los 14 y los 16 años, aunque niños menores han empezado a sufrir de bullying principalmente en sus colegios.
¿Qué hacer al respecto?
Ante este panorama es importante aprovechar el regreso de los niños a la presencialidad y recuperar algunas dinámicas propias de su edad, así como generar medidas que permitan identificar problemáticas de salud mental. “Dentro de las acciones por implementar es importante desmitificar aquellas creencias que impiden visibilizar la existencia de un problema de salud mental, por ejemplo, el creer que hablar o preguntar sobre suicidio provoca en las personas la conducta de suicidio.
Se debe considerar desarrollar campañas preventivas al interior del hogar, de las instituciones de educación, de las instituciones prestadoras de salud, etc., que hablen sobre la importancia de preguntar y escuchar, y cómo esto puede evitar comportamientos lamentables”, explica la decana Camacho.
Por su parte, Garavito asegura: “Si un padre o docente evidencia alguna de estas alertas, debe comprender que es una situación de riesgo y necesita pedir ayuda pronto. Todos los actores involucrados deben contar con un apoyo psicológico para tomar acciones que puedan contener este tipo de situaciones a tiempo”, advierte el experto.
Igualmente, el Colpsic invita a los colegios, padres y profesionales en psicología a hacer seguimiento de las normas e instrucciones que se han establecido para el regreso a los colegios y reacomodar lo que se necesita, entendiendo que ya no son las mismas de casa y que los entornos escolares son seguros para todos los niños y niñas.
Acciones que salvan vidas
La doctora Laura Villamil afirma que existe cinco acciones que se pueden implementar en el caso de tener sospechas de que un niño o niña es victima de bullying:
1. Siempre que se sospeche o se esté seguro del bullying que un hijo está sufriendo se debe actuar, no es saludable trivializar la situación.
2. Crear un ambiente de cercanía en donde se le dé al hijo la posibilidad de expresarse, hablar acerca de sus sentimientos sin importar si es niño o niña.
3. Comunicar el problema al colegio y asegurarse de que se tomen medidas en relación al problema.
4. Evaluar la necesidad de empezar tratamiento psiquiátrico.
5. Hay casos en donde se debe cambiar al niño o niña de colegio.