Una de las sillas más importantes del Estado acaba de ser ocupada. Se trata de la presidencia de la Agencia Nacional de Minería (ANM), una entidad clave para la economía, pues tiene la difícil tarea de llevar la batuta de la actividad extractiva en Colombia. Muchos creen que este es el puesto más poderoso del sector minero, pues otorga los títulos, los fiscaliza, los anula y calcula cuánto debe pagar cada quién de regalías. El gobierno acaba de nombrar en ese cargo a Silvana Habib, la directora del Sector Privado de la Presidencia. Según el ministro de Minas y Energía, Tomás González, cuenta con el liderazgo necesario y los conocimientos legales para enfrentar la actual coyuntura. Sin embargo, su nombre ha generado reservas en una parte del sector minero. Cuando comenzó a sonar que podía llegar a ese puesto, algunos gremios enviaron una carta a la Presidencia de la República en la que expresaban su preocupación por su juventud y falta de experiencia técnica en la minería. En el documento los empresarios sugirieron dos nombres: Rodolfo José González, gerente de asuntos públicos de Pacific Rubiales, y Ana Milena Vásquez, exvicepresidentA de la firma minera CB Gold. La verdad es que la posibilidad de que los empresarios pusieran su propia autoridad tampoco cayó bien. En este sentido, para algunos Habib era la mejor opción. La abogada ha trabajado siempre en el sector público: en la Superintendencia de Servicios Públicos, los ministerios de Desarrollo y Justicia, el Tribunal de Cartagena y en la Presidencia. En esta última posición tuvo a su cargo los Proyectos de Interés Nacional y Estratégicos, entre los cuales están muchos del sector minero. Más allá de las simpatías que puede despertar o no la nueva funcionaria, en el fondo lo que hay es una gran preocupación por la inestabilidad de este importante cargo. En los últimos años la entidad ha tenido –con la recién nombrada– cuatro presidentes en propiedad: Beatriz Uribe (estuvo tres meses), María Constanza García (dos años), Natalia Gutiérrez (un año) y ahora Habib. También ha habido dos interinos, Juan José Parada y Javier García. Cabe anotar que por la cartera de Minas y Energía –rectora del sector– han pasado cinco ministros en el gobierno de Juan Manuel Santos: Carlos Rodado, Mauricio Cárdenas, Federico Rengifo, Amylkar Acosta y el actual Tomás González. La salida de la anterior presidenta, Natalia Gutiérrez, se veía venir desde hace meses. La funcionaria llegó a dirigir la entidad después de haber sido viceministra de Minas y del Interior. Aunque el gobierno la considera una joven talentosa, los gremios sentían que se necesitaba más experiencia para montar ese potro. El cargo necesita canas y conocimiento pues las decisiones que hay que tomar muchas veces son impopulares y pisan callos. La realidad es que este constante cambio de funcionarios en un renglón económico tan importante envía señales muy preocupantes a los inversionistas. La agencia es fundamental para la actividad minera que hoy aporta el 2,3 por ciento al PIB nacional. Entre sus funciones está fiscalizar los 9.380 títulos mineros vigentes en 31 departamentos, y lograr el buen recaudo de cerca de 1 billón y medio de pesos en regalías para la nación. Tiene tareas enormes. Están pendientes cerca de 13.000 trámites, entre ellos muchos de integración y formalización de decenas de títulos que representan millones de dólares en inversión. Los gremios del sector afirman que para esa labor se requiere una institucionalidad más fuerte y sin tantos vaivenes en el manejo, sobre todo ahora que llegaron las ‘vacas flacas’ por cuenta de la caída de los precios de los commodities. La ANM nació en 2012 para responder a esa necesidad. El entonces ministro de Minas, Carlos Rodado, denunció que existía una “piñata de títulos mineros”. Para ese momento se habían entregado más de 9.000 que correspondían al 4 por ciento del territorio nacional, sin contar con más 20.000 solicitudes que había en fila. Para ordenar mejor el asunto, el gobierno reestructuró el sector y de ese modo la ANM reemplazó a la cuestionada Ingeominas. Por más de un año la ventanilla de títulos quedó cerrada mientras la nueva entidad ‘organizaba la casa por dentro’. Aunque las reformas salieron bien, la caída del Código Minero y el cambio de funcionarios de alto nivel han afectado la percepción de seguridad jurídica y estabilidad del sector. Ahora, con la llegada de Silvana Habib, muchos se preguntan si ella podrá ser el maquinista que, al lado del ministro, tanto necesita esta locomotora.