El fallo del juez 20 de conocimiento en el caso de Aida Victoria Merlano resultó ser mucho menos drástico de lo que la influencer había anticipado. La joven había contemplado el escenario de más de 10 años tras las rejas, sin el beneficio de casa por cárcel. La situación finalmente fue 90 meses de prisión, (7.5 años) con el beneficio de casa por cárcel.
“Ya lloré lo que tenía que llorar y ya puedo venir a darles la noticia. No me voy a ir a una cárcel, lo que pasar hoy realmente era eso, que me mandaran 15 años mínimo una cárcel y pasó un milagro, porque fueron 7 años y medio y va ser en el beneficio de casa por cárcel”, dijo la influencer en una publicación en redes sociales.
La joven había narrado con detalles el proceso judicial que vivía. Ante la cámara de su celular había llorado varias veces al contemplar el escenario de estar tras las rejas.
Sin embargo, muchos se han preguntado si se trata de sus últimas publicaciones, tras quedar muy pronto bajo una medida de detención.
La realidad es que en detención domiciliaria la joven puede seguir teniendo acceso a todas sus comunicaciones y, por lo tanto, no tendría ningún impedimento para seguir siendo un influencer. “La sentencia solo la inhabilita para funciones públicas”, aclara el exministro de Justicia, Yesid Reyes.
El jurista asegura que como la providencia no incluye esa pena, la joven Merlano no está impedida de seguir utilizando sus cuentas de redes sociales.
El abogado David Benavides agrega que una pena en ese sentido sería exagerada. “No tendría sentido en ese caso que esa fuera una pena accesoria, porque no tendría nada que ver con el delito que está cometiendo. Afectaría su derecho al trabajo y no es incompatible con la prisión domiciliaria”, explica.
No fue ese el caso de Epa Colombia, quien sí alentó en sus redes sociales al vandalismo en TransMilenio, y por eso como pena accesoria no podía utilizar sus cuentas por el periodo de tiempo que duraba la condena.
Vea la lectura del fallo del juez 20 de conocimiento en el caso de Aida Victoria Merlano
SEMANA conoció todo el expediente de la joven Merlano, en el que se detallan los argumentos para ponerla tras las rejas por participar en la fuga de su mamá, con un agravante, usó un menor de edad para cometer el delito, nada menos que su hermano. Así lo dijo con contundencia el juez penal del Circuito de Bogotá Diógenes Manchola, que ya emitió la decisión.
Fueron solo unas horas las que estuvo Aida Victoria Merlano con su mamá en el consultorio odontológico, casi tres años de fama por este hecho, y ahora será casi una década de condena por su participación en estos delitos.
Así fue el plan
Sobre las diez de la mañana llegaron los hermanos Merlano al consultorio ubicado en el norte de Bogotá. El entonces menor de edad Esteban José Manzaneda vestía jean, camiseta blanca, buzo negro, tenis y gorra blancos, además cargaba un morral negro. Esta maleta es la clave de la fuga. Nunca se la quitó de la espalda, de acuerdo con los registros fílmicos, lucía nervioso, se comía las uñas y estaba inquieto. Con el morral entró al baño. Era parte del plan.
Mientras tanto, su hermana Aida había pedido unas hamburguesas que llegaron en bolsas, las repartieron y la excongresista Aida Merlano tomó una en las manos y se dirigió al mismo baño al que momentos antes había entrado su hijo menor de edad. La vuelta estaba hecha.
La bolsa desocupada con la que entró la hoy prófuga ya no lucía vacía, por el contrario, tenía varios elementos adentro. ¿De qué se trataba? La conclusión es clara, su hijo llevaba en la maleta la cuerda roja, los guantes, ropa y hasta una peluca que dejó en el lugar a la espera de que su mamá los recogiera, como efectivamente lo hizo. Mientras tanto, Esteban, el menor que no era tampoco un niño, estaba a un mes de cumplir la mayoría de edad, se quedó afuera del consultorio para distraer a la guardia del Inpec.
En el consultorio, el plan avanzaba según lo acordado. Faltando diez minutos para las cuatro de la tarde, Aida Victoria usó su celular y su mamá, como si fuera un asunto normal, se cambió la ropa y puso la maleta cerca a la ventana.
De ahí sacó la cuerda que la conduciría a la libertad. Su hija le señaló un lugar donde podía amarrarla, y una caneca para ocultarla mientras hacían el movimiento. Todo pasaba al frente de los ojos de la influencer Aida Victoria, incluso delante de ella se puso los guantes, y luego le entregó un celular a su mamá.
Hubo un momento en el que estaban los tres Merlano en el consultorio con el odontólogo Javier Guillermo Cely. Los hijos de la congresista prófuga se despidieron, tomaron algunos elementos, y salieron un momento acompañados de Cely.
Fue en ese momento en que Aida Merlano Rebolledo se lanzó por la ventana y emprendió la huida en la moto que la esperaba a la salida del parqueadero del edificio. Sin embargo, es claro para el juez que la coordinación y la fuga no se podía dar sin que alguien avisara al motorizado. ¿Quién lo hizo? Su hija, la influencer, era la única que usaba un celular en el lugar y dio las señas. También le entregó un teléfono a su mamá.
La coartada
La reconstrucción minuto a minuto de los hechos tumbó el plan para lograr la impunidad. La excongresista Merlano ha asegurado que sus hijos no tuvieron nada que ver en los hechos, que la cuerda, los guantes y hasta la peluca los metió en una faja con la que salió de la cárcel.
Esta autoincriminación cayó fácilmente. La guardiana del Inpec Judith Natalia Espinosa, en dos ocasiones, dijo que había requisado a Merlano y que no tenía ninguna cuerda o guantes, mucho menos una faja. Aseguró que estas prendas no son permitidas en la cárcel.
La excongresista condenada por corrupción electoral, al llegar al sitio, hizo un escándalo para que la dejaran a solas con sus hijos en el consultorio y que le respetaran la privacidad por tratarse de un procedimiento médico-odontológico. Sin embargo, su hijo menor de edad solo estuvo unos minutos, porque salió para ser campanero y evitar que miembros del Inpec ingresaran. Su hermana, mientras tanto, ayudó, con disimulo, a su mamá a cumplir con lo acordado.
El plan en ese momento funcionó, cumplieron con la intención de lograr la fuga de Aída Merlano Rebolledo, pero ahora la jugada les está pasando cuenta de cobro. La influencer tiene un pie en la cárcel y, según pudo establecer SEMANA, a su hermano, menor de edad, pero que solo le faltaba un mes para cumplir los 18 años, le pueden caer también repercusiones penales.
Lo claro, y así le aseguran penalistas a este medio, es que la defensa judicial de la influencer dejó mucho que desear. Planteó un testimonio con Aída Victoria que no fue bien preparado y se convirtió en una especie de autoincriminación cuando dijo que “sí había visto una cuerda y que sentía que algo iba a pasar”.
No se desvirtuaron de manera suficiente las pruebas que hasta el momento dejaban solo indicios, pues el video de lo ocurrido dentro del consultorio fue declarado ilegal por ser violatorio de la intimidad y, además, en el sistema penal colombiano, la responsabilidad no debe dejar lugar a dudas.
La sentencia está dictada por el juez penal de Bogotá: “Si la soga y los guantes por ninguna manera se le suministraron a Aída Merlano Rebolledo por alguna persona diferente a sus dos hijos, la conclusión, en criterio del despacho, es que los llevaba el joven Esteban José Manzaneda en el bolso, y es evidente la responsabilidad penal de Aída Victoria Merlano en la comisión de estos delitos”.
“El simple hecho de ponerse de acuerdo y usar a su hermano menor de edad, siendo ella conocedora de esa situación, son argumentos con los que anuncio que se dictará sentencia de carácter condenatorio en su contra por los punibles de fuga de presos y uso de menores de edad en la comisión de delitos”, con esas palabras, solo basta esperar a que el próximo 13 de septiembre se determinen los años de prisión. El lío no para ahí, tal como reveló SEMANA, Aída Victoria está lista para ser imputada por el delito de lavado de activos. Literal, un problema de 11 varas.