La realidad sobre el estado de salud del máximo jefe de la Segunda Marquetalia, Iván Márquez, no es clara, resulta un misterio alimentado por rumores que se vienen dando desde que fue herido de gravedad en Venezuela, y las autoridades colombianas aseguraron que tenía una esquirla en su cabeza, su estómago gravemente afectado y hasta habría perdido tres dedos de la mano.

Hace unas semanas, el noticiero CM& afirmó que había muerto, pero hoy surge una nueva versión. Esta vez es del semanario de izquierda Voz, que asegura que fuentes cercanas confirmaron que seguía con vida y recuperándose.

Aunque este medio de comunicación no ha dado más detalles, lo cierto es que el hermetismo desde Venezuela ha sido absoluto. Cuando se conoció del ataque del que presuntamente fue víctima, se rumoraba que Márquez solo pudo haber sido recluido en el Hospital Militar de Caracas, porque, por la gravedad de las heridas y la atención que necesitaba, solo se podría dar en ese lugar. Con un factor adicional, este tiene el helipuerto que era necesario para llevarlo desde la frontera, donde supuestamente fue el ataque.

Sin embargo, este es el mismo hospital donde estuvo recluido el exmandatario Hugo Chávez, siendo atendido del cáncer que después le causó la muerte, por lo que se trata de un búnker en el que acceder a información es difícil.

El misterio que rodea a Márquez

Según la versión que entregó CM&, la muerte de Iván Márquez habría sido dolorosa y larga. El tenebroso líder de las extintas Farc habría visto sus horas finales en medio de la más grande desconfianza y soledad, y tras meses de agonía.

Su suerte no habría sido diferente a la de otros jefes de la antigua guerrilla que decidieron traicionar la paz con la que se comprometieron en La Habana y salir a montar un grupo criminal dedicado a traficar: Jesús Santrich, alias el Paisa y Romaña.

La frase usada en el mundo del hampa, “el que a hierro mata, a hierro muere”, parecería aplicar al caso de Iván Márquez, uno de los más sanguinarios comandantes de las Farc en su historia reciente, y todo su combo. Tras años de ostentar un poder sin límite y de haber puesto su crueldad y su ambición al servicio de una de las organizaciones más peligrosas del mundo, Márquez terminó tomando a Venezuela como guarida, pues no había un punto en la geografía colombiana, llena de selvas y recovecos, en donde se sintiera seguro.

Tenía razones para huir. Tras su anuncio, en 2019, de que volvía al monte, el Estado colombiano, por medio de sus Fuerzas Armadas, montó una cacería en su contra. La inteligencia colombiana incluso sabía de cada uno de sus pasos en Venezuela. Según reportó SEMANA en una portada de febrero del año pasado, desde su guarida en las selvas del país vecino, los capos operaban rutas del narcotráfico y planeaban acciones terroristas. Para la fecha se decía que manejaban cerca de 40 estructuras criminales con casi 5.000 hombres. El gobierno de Iván Duque les llamaba la Narcotalia.

El país conoció en este momento las fotos de cómo vivían en Venezuela sus verdugos. Viajaban en lujosas camionetas, armados hasta los dientes. De Iván Márquez se decía que vivía cómodamente a tres horas de Arauca, en un condominio protegido por el régimen de Nicolás Maduro.

Iván Márquez. | Foto: Foto Semana

El nexo de Márquez con el líder venezolano era de vieja data. De hecho, en el ‘indictment’ de la justicia de los Estados Unidos, firmado en 2020 por el entonces fiscal William Barr, en el que señalan a Maduro como jefe máximo del llamado Cartel de los Soles, también se acusa a Márquez. En el documento lo responsabilizan de formar parte de esa asociación narcoterrorista que busca inundar de coca las calles de Estados Unidos. Todo esto, por medio de un sofisticado sistema de lavado de dinero que habría sido liderado desde la misma Presidencia de la República.

La llegada de las Farc a las entrañas del régimen venezolano se habría dado hace muchos años, en medio del fallido proceso de paz del expresidente Pastrana. Según la justicia norteamericana, desde 1999 hasta el año 2020, las Farc fueron esenciales en el tráfico de drogas que se dio a esas tierras con la anuencia de Caracas. Desde 2006, la justicia de Nueva York ya tenía fichado, en medio de todo este entramado, a Iván Márquez.

Por todo eso, la llegada del líder de la Segunda Marquetalia con sus secuaces a Venezuela tenía toda una historia detrás. Sin embargo, esos días de placeres y de andar como Pedro por su casa se le habían acabado a Márquez hace rato. Su lenta agonía comenzó el 30 de junio del año pasado, cuando fue víctima de un atentado que lo dejó gravemente herido.

Desde este entonces, las versiones de su muerte han corrido cada tanto. Pero no de una muerte inmediata. Para entonces, la guerra entre bandas por el control de la droga estaba al rojo vivo y él sabía que su suerte era caer en una emboscada de sus enemigos en cualquier momento. Sus hombres de confianza habían sido ya asesinados y la paranoia comenzó a tomar el control de sus acciones.

En Venezuela han caído todos los grandes líderes de la Segunda Marquetalia: Jesús Santrich, Édison Romaña y alias el Paisa. Antes vivían a sus anchas en ese país, desde donde dirigían tenebrosas operaciones contra el país.

Lo que se sabe es que Márquez fue buscado por un comando especial de ajuste de cuentas, y que había quedado tan mal que nadie creía que sobreviviera. La Segunda Marquetalia, sin embargo, intentó desmentir el hecho y por medio de un vocero, Alberto Cruz Lobo, alias Enrique Marulanda, uno de los hijos de alias Tirofijo, aseguró que de este atentado “salió ileso, solo sufrió pequeñas afectaciones y está gozando de buena salud”.

Lo que llegaba de información a los organismos del Estado mostraba lo contrario. “Algunas fuentes aseguran que murió en un acto confuso en Venezuela. Otras dicen que está en un hospital en muy grave estado de salud, prácticamente en estado vegetativo”, le dijo en su momento el entonces presidente Iván Duque a la directora de SEMANA, Vicky Dávila.

Por meses corrió la versión de que Márquez no tenía ni siquiera conciencia, pues una esquirla se le habría incrustado en la cabeza y el pronóstico de retirarla era muy complejo. También se dijo que las heridas le dejaron daños irreversibles en varias partes del cuerpo y que habría perdido tres dedos. Además, tenía una afectación severa en una de las piernas y había perdido uno de los brazos. Otras versiones apuntaban a que estaba ciego y muy deprimido.

La semana pasada, la muerte de Márquez volvió a ser noticia. La confirmó el periodista William Parra en el noticiero CM& y fue comunicado al país por su director, Yamid Amat. El medio narró que un comando especial de mercenarios se había conformado con el objetivo de dar de baja a los líderes de la Segunda Marquetalia. Ellos habrían logrado infiltrarse en las selvas venezolanas y acabar primero con la vida de Jesús Santrich, luego de Édison Romaña y después de alias el Paisa.

El reportero aseguró que, en sus últimos días, Iván Márquez había tenido lucidez y que alcanzó a hablar con el alto comisionado para la Paz, Danilo Rueda. El alto funcionario aseguró que las citas eran ciertas y que habían tenido lugar en la zona fronteriza con Venezuela. “Lo conocimos sano, lúcido… no sabemos qué ha pasado en estos días. Nadie nos ha confirmado. Los que tienen que confirmar son ellos, la Segunda Marquetalia… He dicho lo que yo sé, hace unos días hubo comunicación directa con él y estaba bien. Hace tres días estaba vivo Iván Márquez”, agregó.

En el mismo sentido, se pronunció el ministro de Defensa, Iván Velásquez. “Sobre Iván Márquez no hay confirmación, estamos con las verificaciones”, aseguró en la mañana del viernes.

Como señaló la periodista María Isabel Rueda en su espacio diario para SEMANA, la situación deja grandes interrogantes. “Si es tan escaso el acceso a la inteligencia, que a esta hora ni el Gobierno ni las autoridades militares han podido confirmar la muerte de Iván Márquez, ¿cómo es que pretendieron organizar un sometimiento de la Segunda Marquetalia?”, sostiene la periodista.

Luciano Marín Arango, alias Iván Márquez. | Foto: Foto Semana

La supuesta muerte también dejó declaraciones sorprendentes. La mayor fue del expresidente Ernesto Samper, quien lo calificó de víctima. “Se confirme o no la muerte de Iván Márquez, quedará para su historia el injusto tratamiento que le dieron, con la perfidia que le montaron, el entrampamiento a Santrich y al proceso de paz”.

Por la misma línea, Alexa Rochi, fotógrafa de Presidencia, publicó un trino que causó estupor. “Es una pérdida para la gente que realmente cree en una paz. Él llegó a las Farc como consecuencia del genocidio de la Unión Patriótica, tuvo que irse al monte para resguardar su vida, un tipo que dio la vida por una implementación seria del acuerdo de paz”. La mujer, que hoy trabaja en el Dapre, fue una de las firmantes del acuerdo de paz y estuvo en la guerrilla durante más de una década.

Al cierre de esta edición, ni el Gobierno ni las disidencias confirmaron la muerte de Márquez. Su deceso, sin embargo, sigue generando reacciones.