Juan Pablo González Gómez, que fue identificado como el presunto abusador de la joven Hilary Castro, apareció muerto en una de las celdas de la Unidad de Reacción Inmediata (URI) de Puente Aranda luego de haber sido procesado ante la Fiscalía General de la Nación el fin de semana pasado.

Pese a que se manejaron varias hipótesis, SEMANA pudo conocer en exclusiva un testimonio de un testigo del caso, el cual aseguró que el hombre de 42 años fue asesinado brutalmente a golpes por un grupo de reclusos, quienes lo sentenciaron a muerte.

“Fue asesinado por seis personas, que son el grupo más violento. Un régimen que se vive acá adentro de terror y corrupción, en conjunto con toda la custodia y algunos altos mandos”, manifestó inicialmente.

El hombre, de igual manera, señaló que los reclusos que atacaron a González pertenecen a la banda Los Plumas, una organización criminal que se formó y opera en las celdas de la URI de Puente Aranda.

De acuerdo con el testimonio, los líderes de este grupo delictivo normalmente reciben a los abusadores y los golpean brutalmente. Asimismo, indicó que el acusado de violentar sexualmente a la joven activista fue sometido a una completa tortura.

“Lo tiraron al piso y estas seis personas, al mando de alias el Tío, alias Derby y alias Junior, lo cogieron a patadas. Alias Blacho, que es el más sanguinario de todos, le saltaba en las costillas hasta partirlas, y alias Jeferson le pisaba la cabeza a Juan Pablo”, puntualizó.

Luego, agregó: “Apenas entró lo pasaron a la celda cuatro, cuando todos los detenidos deben pasar mínimo cuatro días en la celda ocho, que es la transitoria. Al que pide ayuda más duro le pegan, por ende todos se aguantan los golpes”.

El testigo aseguró finalmente que después de golpearlo por varios minutos los integrantes de esta banda criminal les ordenaron a otros reclusos llevarse a González al baño y que le rociaran agua para que se despertara.

Sin embargo, precisó que el presunto abusador de Hilary nunca reaccionó y fue botado en la mitad de la celda, mientras el resto de detenidos continuaron con sus actividades, ignorando el cuerpo.

“Al que le pegan lo aíslan para que nadie lo pueda ver, si algún lesionado tiene audiencia los policías de turno dicen que no hay conexión y que está fallando el internet para que no pueda asistir. Ellos mismos autorizan los golpes una vez se hace efectiva la medida de aseguramiento de las personas que llegan por delitos sexuales”, concluyó.

El dictamen de Medicina Legal, revelado hace unos días por la entidad, concuerda con el testimonio del hombre, puesto que en este se informó que Juan Pablo González Gómez fue asesinado en la URI, y recibió múltiples golpes en la celda en la que estaba.

El régimen que se vive en las celdas de la URI en Puente Aranda ocurre justo, y literalmente, bajo las narices de la justicia: en el primer piso de un edificio lleno de jueces, investigadores y fiscales. Los plumas son quienes deciden, organizan y asesinan.