Se robustece el caso 001 que abrió la Jurisdicción Especial de Paz por secuestro. Tres meses después de que 31 ex jefes guerrilleros -entre ellos Timochenko- se presentaron en el nuevo tribunal para ratificar su compromiso con el Sistema de Verdad, Justicia, Reparación y no Repetición, este lunes los magistrados de la Sala de Reconocimiento comenzaron a escuchar los relatos de los colombianos que durante años sufrieron el flagelo del secuestro. "Los informes que hoy recibimos serán integrados dentro del proceso y puestos al servicio de esclarecer la verdad sobre los hechos", manifestó la magistrada Julieta Lemaitre, presidenta de la Sala de Reconocimiento. Son más de 8.000 casos los que han sido documentados por la Fiscalía, sin contar los 40.000 de los que hablan las organizaciones sociales. Pero este 22 de octubre, Luis Eladio Pérez y Óscar Tulio Lizcano fueron los primeros en tomar la palabra para relatarle al país qué les sucedió en la selva durante los años que cargaron todo el peso de la guerra. Le recomendamos: En protesta contra la Fiscalía, solo se presentaron 4 comandantes de las FARC ante la JEP "Aspiramos a que algún día nos digan -‘Oiga, perdón, nos equivocamos‘-, que lo hagan con la humildad que el país ha estado esperando", manifestó el excongresista durante su intervención. Renglón seguido, el exparlamentario les pidió a los miembros de la Farc que "se comprometan con la sociedad a que estos hechos no vuelvan a suceder". "Yo oí crecer a mi hijo por radio", Alan Jara ante la JEP.
"¿Cuáles fueron los hechos que rodearon mi secuestro?, ¿quiénes están involucrados?, ¿quiénes dieron la orden?, ¿hay terceros involucrados en lo que me sucedió?, ¿por qué no había cordones del Ejército cuando comenzaron a trasladarme como secuestrado, si ya se había levantado la zona de despeje?, son algunos de los interrogantes que este martes el exgobernador le planteó a los magistrados de la Sala de Reconocimiento. Al igual que Luis Eladio Pérez y Óscar Tulio Lizcano, Alan Jara entregó un relato pormenorizado de los siete años y siete meses que duró en manos de las Farc. "El secuestro se repite en cada despertar, en cada anochecer, en cada una de esas noches de insomnio, son demasiados momentos de angustia y el miedo de perder la vida", detalló. Durante la hora que duró su intervención, el exgobernador del Meta y exdirector de la Unidad de Víctimas contó que padeció de la visión, hepatitis, paludismo y leishmaniasis. Alan Jara fue secuestrado el 15 de julio de 2001 por el frente 26 de las Farc cuando se desplazaba en un vehículo de la ONU en Lejanías, Meta. Antes de comenzar su relato, el exfuncionario no solo se mostró esperanzado con el papel que juega la JEP para tratar de esclarecer los horrores del pasado, sino que advirtió que estaba allí sentado para garantizar el derecho de las víctimas a la justicia y que se garantice la no repetición. "La verdadera reparación es la paz y la garantía de no repetición, es lo que nos debe llevar a todos los colombianos a aprovechar este momento tan especial en el que todas las instituciones tienen una tarea muy importante", dijo. Pausado y visiblemente afectado, Alan Jara se refirió a los momentos más duros que enfrentó durante su cautiverio. La muerte de su madre y estar lejos de su familia. "Oí crecer a mi hijo a través de la radio, que fue indispensable para la búsqueda de la libertad y para que nosotros sobreviviéramos sabiendo que nuestras familias no estaban solas". Pero cuestionó insistentemente que el gobierno de la época no hubiese contemplado la posibilidad de un intercambio humanitario para garantizar que los secuestrados volvieran rápido con sus familias. "Duele profundamente que lo humanitario no se consideró durante años. Vivimos ese desprecio por la vida, que genera un sentimiento entre el dolor, la tristeza y la rabia. Me pregunto por qué la vida no era importante", dijo. A renglón seguido recordó: "Muchos colombianos perdieron a sus seres queridos por no haber hecho eso. Si en su momento hubo acuerdos entre Estados Unidos y Rusia, entre Israel y Palestina, ¿por qué en Colombia no lo hicieron? ¿Acaso no valía más la vida? Hoy pienso en cuántas vidas se hubieran podido salvar". "Nos reanimábamos a nosotros mismos" : general (r) Luis Mendieta.
El general (r) Luis Mendieta fue víctima de un cruel secuestro por cuenta de las Farc, en la toma de Mitú, justo hace 20 años, el 1 de noviembre de 1998. Estuvo 11 años y medio en la selva, hasta que fue rescatado en una operación del Ejército Nacional. Este martes el exmilitar se presentó ante la JEP. Allí, parado frente a los magistrados de la Sala de Reconocimiento, Mendieta entregó un detallado relato de los momentos que vivió durante el tiempo que estuvo en cautiverio. "Estaba en Santa Marta el 16 de septiembre de 1998, cuando me notifican el traslado para Mitú. Todo fue intempestivo, al otro día ya me habían trasladado para allá y a las semanas me secuestraron (...) a las 4:30 de la mañana comenzó la toma con armas no convencionales como cilindros. Resistimos hasta las 10:00", recuerda el general (r). Romaña. Joaquín, Buendía, Simón Trinidad, Chicho, Sombra y Jairo son algunos de los nombres que se le vienen a la cabeza cuando recuerda todas las etapas por las que pasó junto a la guerrilla. Si bien el trato se asemajaba al que recibían el resto de secuestrados, recuerda al pie de la letra las palabras que un día le dijo el Mono Jojoy: "Usted es el último en salir, si es que llega a salir", le respondio semanas antes de que emprendieran La marcha de la muerte, como identifican los secuestrados la caminata que se dio durante tres meses después de que se rompieron los diálogos del Caguán. Puede ver: “El comunismo del siglo XXI llegará al poder”: general (r) Mendieta Los capítulos más escabrosos que relató este martes, no solo tienen que ver con lo que vivieron sus compañeros enfermos, sino también con lo que él padeció en carne propia. "Después de andar durante varios días con las muletas, un día no pude levantarme y tuve que arrastrarme con codos y manos. Un día alias Jerónimo me dice: ‘vaya báñese‘. No sé si era burla o qué. No podía caminar, cómo me iba a bañar. Murillo me gestionaba para que me trajeran un poco de agua (...) lo más dramático era no poder caminar y sufriendo, además, diarrea y paludismo. La indolencia de ellos por no suministrar medicamentos, sino también su desprecio total por todos nosotros", recuerda. Como consecuencia de esos descuidos, que él tampoco podría controlar, ya no puede correr y no puede trotar. Al igual que los relatos de los demás secuestrados, el general (r) criticó el tratamiento que ha recibido por la institucionalidad después de haber regresado a la libertad. "En el tribunal de sanidad no tuvieron en cuenta la valoración de lo que me pasó y las secuelas que quedan para la vida", dice. En otra oportunidad, por ejemplo, recuerda que a un compañero le aplicaron un medicamento que casi lo deja ciego. A otro, William Donato, le llevaron un jarabe: "Se tomó una cucharada, pero eso le afectó toda la boca. Eso era como un ácido. Yo también en una ocasión pedí algo para la tos y me dieron un laxante", recuerda. Pero quizás el episodio más duro de su cautiverio lo vivió al final cuando se enteró de que en su familia alguien se había accidentado. Pasó un año de incertidumbre, hasta su rescate pudo encontrar consuelo. Apenas un año después de que recibió la noticia, alguien en Catam le dijo que su hijo estaba vivo. Ahora, en libertad, el general (r) es una de las voces más duras en contra de que las Farc hayan tenido la posibilidad de aterrizar en la política. "Con todo esto, la única beneficiada fue la guerrilla con congresistas, cargos ejecutivos, magistrados en el Consejo Nacional Electoral y con recursos para su partido y las víctimas somos los excluidos y marginados". Además, criticó fuertemente que "cuando uno pregunte por recursos de cooperación internacional, respondan que solo eran para desmovilizados, el desarme y la reincorporación". "La violencia y la barbarie no solo fue por parte de las Farc": Sigifredo López.
"Hemos hablado tanto de lo que nos pasó que a veces queremos solo entregar un libro para evitarnos el dolor de volver a recordar episodios que fueron tan dolorosos", fueron las palabras de Sigifredo López ante los magistrados de la Sala de Reconocimiento. Contrario a la intervención de sus compañeros, el exdiputado del Valle no se centró en lo que le pasó en la selva, sino que dedicó buena parte de su espacio a mencionar las debilidades del sistema de Verdad, Justicia, Reparación y no Repetición. De entrada, López les recordó a los asistentes que ha sido un convencido de la salida negociada del conflicto, un defensor del acuerdo de paz y promotor del Sí en el plebiscito. Sin embargo, dijo, esto no lo exime de poder criticar las falencias que le ve al proceso. La lista es larga. De entrada el exdiputado se mostró preocupado por la poca capacidad institucional que ha desplegado el nuevo tribunal, que aún no cuenta con su propio equipo de policía judicial; se refirió también a los graves problemas que enfrentan los familiares de las víctimas del conflicto con sus reparaciones y la presencia de la exfiscal Martha Lucía Zamora como parte de la JEP, a pesar, según él, de estar investigada por aparentes irregularidades en la apertura de investigación y posterior captura suya. Le puede interesar: "He aprendido a perdonar. La paz empieza por nosotros", Francisco Javier Giraldo "El secuestro no tiene como consecuencia un dolor psicológico, sino sobre la existencia humana. No es el cuerpo el que duele sino el individuo entero", sentenció el exdiputado durante su intervención. Son muchos los interrogantes, los que a su juicio, deben ser resueltos en la justicia especial. "Espero que se conozca la verdad y saber quiénes fueron los cómplices de las Farc en el secuestro de los diputados del Valle", añadió. Al igual que Alan Jara, Sigifredo cuestionó que el gobierno en su momento no hubiese contemplado intercambios humanitarios. "Ustedes son la cuota de sacrificio para que no haya más secuestros en Colombia y nos condenaron al olvido", era lo que sentían en ese momento y por eso cree que "la violencia y la barbarie no solo fue por parte de las Farc". Ahora Sigifredo López cree que "sin reparación no hay justicia", por eso pidió a los magistrados que toda la institucionalidad se organice para responderles para que la centralidad de las víctimas "sea práctica y no mera retórica". Por ejemplo, propuso, que un porcentaje del sueldo de los excombatientes que están en el Congreso sirva para alimentar un banco de reparación. Al final de su intervención, Sigifredo López, único sobreviviente de los 12 diputados del Valle secuestrados en Cali el 11 de abril de 2002, relató cómo fueron los años que sobrevivió en la selva. "Nos contábamos nuestras historias. Era la forma de sobrevivir en nuestro cautiverio", dice mientras pasa las páginas de su libro de poemas del que lee algunos fragmentos a los asistentes.