El camino del ingeniero Rodolfo Hernández a la Alcaldía de Bucaramanga fue poco convencional. Realizó una campaña austera, sin alianzas, con un marcado discurso anticorrupción y contra todo pronóstico, incluso el suyo, salió elegido en una ciudad en la que el Partido Liberal venía ejerciendo una hegemonía desde hace varios periodos. Sin embargo, así como en aquellas elecciones, su labor como alcalde se ha caracterizado por las particularidades. Entre esas está su forma de ser que, en más de una oportunidad, le ha jugado en contra. Prueba de ello fue el cuestionable episodio que protagonizó con el concejal Jhon Claro, hace dos semanas, cuando pasó de una discusión verbal a los golpes.  Claro, quien pertenece al partido Alianza Social Independiente, le recriminó los nexos de su hijo con una empresa que se presentó en una licitación del municipio. La desacertada reacción de Hernández fue lanzar varios improperios y asestar un golpe en la cabeza de su interlocutor. Este accionar le valió una suspensión de tres meses por parte de la Procuraduría General de la Nación. SEMANA habló con Hernández sobre lo sucedido, las acusaciones contra su hijo, el balance de su gobierno, sus planes políticos y su opinión sobre el escándalo de Odebrecht.  SEMANA: ¿Se arrepiente del golpe que le dio al concejal Jhon Claro? Rodolfo Hernández: Viéndolo desde el punto de vista de la agresión física, la mala educación y la soberbia, de pronto sí. Pero si lo mira en el contexto de lo que pasó después, yo salí ganando. Me quisieron meter un gol y se metieron fue un autogol porque es evidente que todo lo que hizo el concejal Claro fue planificado. Llegaron con luz, cámara y guion de preguntas. Eso no fue espontáneo. Y yo, en la provocación, perdí el control. A estas alturas de la vida eso no me puede pasar. Lo que hice no fue grave, fue gravísimo. Aun así, mirándolo desde el efecto político que se generó, creo que gané. "Lo que hice no fue grave, fue gravísimo" SEMANA: ¿Por qué dice que sale ganando si terminó suspendido? R.H: Ganar o perder no está ligado a que yo siga en la Alcaldía. Ganar o perder depende de cambiar una conducta en la mentalidad de la sociedad. Esa es mi labor de alcalde. En una sociedad corrupta con una clase política aún más corrupta fue bueno que la gente entendiera que yo defendía a muerte, a costas de mi propia salud, el patrimonio público. Eso les quedó en las neuronas. SEMANA: Usted ha dicho que no cree que vuelva más a la Alcaldía a raíz de esta suspensión ¿Por qué si la suspensión es solo por tres meses? R.H: Yo creo que no vuelvo porque eso fue diseñado por la politiquería. A nadie en Colombia lo habían suspendido como me suspendieron a mí. Fue ipso facto y la investigación, los soportes, las resoluciones y los documentos que llevaron, todo lo hicieron en 12 horas. A nadie le habían hecho eso. Ahora empieza el juicio, después de que me retiran es que me dan la oportunidad de defenderme. El derecho no es así. Yo, por constitución y por ley, tenía un espacio para defenderme con abogado y con argumentos. Y ahí sí, quien tomara la decisión de la posible suspensión, en su sabiduría y de acuerdo con las normas, miraba cuál de las partes tenía la razón y procedía a hacer la resolución de suspensión o simplemente de archivo. Puede interesarle: ¿Qué hay detrás del golpe del alcalde de Bucaramanga al concejal? SEMANA: Según como lo cuenta, usted se considera un perseguido. Sus opositores, entre los que están administraciones pasadas de Bucaramanga, dicen exactamente lo mismo, que los persiguen. Entre tanta victimización de lado y lado ¿no caen en el mismo juego? R.H: Aquí en Colombia no meten a los políticos a la cárcel porque parte de la justicia, lo que es la Procuraduría y demás organismos de control, están infiltrados por gente de politiqueros que les muevan los negocios bien sea a favor o en contra. Ahora, algunos de mis detractores si están en la cárcel, pese a lo que acabo de decir, y están allá por ladrones. No son ningunos angelitos de la guardia. Lo que hacen es que cuando les aplica la ley, tras un camino de espinas que toco recorrer para meterlos presos, ahí si se victimizan. Yo invito a la gente a que pregunte en Bucaramanga cual es la percepción de esta alcaldía y de la anterior y de la que pasó antes de esa. Que averigüen qué siente la gente. SEMANA: A partir del golpe usted fue muy criticado por muchos. Incluyendo a esos “corruptos” que usted tanto dice combatir ¿No cree que eso los fortaleció? ¿No debería dar un mejor ejemplo? R.H: Los colombianos, a pesar de que no lo expresan pero no lo tienen clarísimo en su intimidad, saben que el país está cooptado por la corrupción. El mismo Estado ha revelado que aquí se roban 50 billones de pesos en corrupción y de diferentes formas. "La gente votó la opción mía porque vieron que yo tenía el temperamento, los calzones, la personalidad y la independencia económica para acabar con eso". SEMANA: ¿Y la forma de atacar la corrupción es con golpes? R.H: La gente votó la opción mía porque vieron que yo tenía el temperamento, los calzones, la personalidad y la independencia económica para acabar con eso. Yo era de los que se la pasaba critique, critique y critique. Entonces ahora pasé de la crítica a la acción. Lo invitamos a leer: Alcalde de Bucaramanga agredió físicamente a un concejal SEMANA: El concejal Claro acusó a su hijo de ser parte de un acto de corrupción. Según se reveló, hace aproximadamente un año, su hijo tenía relación con una empresa que se llama Vitalogic y que participaba en una licitación de la Alcaldía. Usted, en su momento, salió a decir que él cometió fue una imprudencia pero no una ilicitud ya que nada se alcanzó a consumar y la licitación quedó desierta. Si el escándalo no se volvía público o se llegaba a licitar, en ese caso ¿se hubiera concretado un acto de corrupción y su hijo sería culpable? R.H: Mire, cuando yo llegué, llevábamos 14 años en emergencia sanitaria. Yo he tenido el privilegio de vivir en Europa y por eso me dije a mí mismo: “si allá son capaces de convertir la basura en generación de calor y, a partir de un proceso, convertirlo en energía ¿Por qué en Bucaramanga no?” Ordené entonces hacer una convocatoria con unas condiciones para el que se quisiera presentar. Primero, no subimos la tarifa de aseo y se sigue pagando la misma. Segundo, al que ganara, si quería, le arrendábamos el carrasco al valor que dijera el avaluó colegiado de la lonja. Tercero, vendíamos la basura al valor simbólico de un dólar pero que servía para hacer un parque en el mismo botadero de basura. Y cuarto, no garantizábamos flujo de caja y el municipio no ponía un solo peso en ninguna de las etapas. Llegaron 17 empresas, cuatro o cinco extranjeros y el resto de aquí. El día que se cerró la licitación con esas condiciones, solo terminaron presentados tres proponentes. Uno llegó tarde y a otro le faltaron documentos por lo que ambos quedaron eliminados. Vitalogic llegó, pero tenía que presentar una póliza de compañía de seguros y presentó fue una póliza bancaria. Con eso también quedaba eliminado, pero nosotros, en la Alcaldía, antes de hacer el acta de eliminación, hicimos consultas a varios abogados expertos en Bucaramanga y todos coincidieron en que esa era una causal para eliminarlos. Entonces declaramos desierta la licitación.  SEMANA: ¿Y el contrato que su hijo firmó con Vitalogic? R.H: Firmó un contrato en el que él se ganaba un porcentaje por cada máquina que comprara el que ganaba la licitación en caso de que se la ganara. SEMANA: No queda muy claro. Si ganaban la licitación ¿su hijo obtenía un porcentaje? R.H: ¡No! El otro que firmó el contrato le vendía maquinas a Vitalogic. Si Vitalogic se ganaba el contrato entonces mi hijo iba a obtener un porcentaje de la venta de máquinas que hiciera esa empresa a Vitalogic. SEMANA: Existía un claro conflicto de interés ahí… R.H: Claro, totalmente. Él no tenía que hacer eso, eso no corresponde al ejemplo que les he dado a ninguno de mis hijos. Yo nunca he trabajado con el Estado, ni siquiera de contratista. Solo de empleado cuatro años, contando estos tres en la Alcaldía. Lo de él estuvo mal hecho y es reprochable. Yo si le dije: “todo el que se acerca a usted, con raras excepciones, es para saber qué le saca”. SEMANA: ¿Puede afirmarle entonces a Bucaramanga y al país que su hijo no es un corrupto? R.H: Estoy recopilando información para saber cómo hicieron para llegar allá, porque el que llegó allá nunca era amigo de nosotros y hoy está en la cárcel. SEMANA: ¿El que llegó a dónde? R.H: A tocarle a mi hijo Luis Carlos. Ahora mismo, no puedo decirle nada hasta que no tenga los documentos en la mano. Esos que están en la cárcel dijeron: “¿cómo hacemos para sacar a Rodolfo de la Alcaldía?” SEMANA: ¿Quiénes son los de la cárcel? ¿Alguien de las administraciones pasadas? R.H: Sí SEMANA: Muchos dicen que Bucaramanga, recientemente, se ha vuelto noticia por su patanería ¿No cree que es cierto? R.H: Yo hablo como siempre he hablado. De pronto un poco desabrochado, de pronto no tengo los protocolos de un embajador, pero a las mafias no se les puede hablar como un embajador. Las mafias matan, meten miedo, mandan motos, floreros, sufragios y coronas para encaramarlo a uno. Usted no puede dirigírseles como si fueran el papa porque van a creer que usted es débil y lo hace por congraciarse con ellos. Por eso es que es mi tono. "Las mafias matan, meten miedo, mandan motos, floreros, sufragios y coronas para encaramarlo a uno". SEMANA: El ejercicio político exige mucha entrega física y para nadie es un secreto que su edad es un obstáculo. En ese aspecto ¿cómo se siente después de tres años en la Alcaldía? R.H: Estoy hecho un Tarzán. Tengo el mejor estado en corazón, presión, en todo. En septiembre me hice un chequeo médico en una de las mejores clínicas del mundo, en Alicante. Estuve internado como 10 días y me hicieron exámenes de aquí hasta allá. Ahí me dijeron que de salud estoy bien. Mucho se habló de que me internaron cuando pasó lo del golpe al concejal pero esa vez fui porque me lo aconsejó la enfermera de la Alcaldía. Ella me dijo que tenía que revisarme después del arrecherón pero nada más. No fue nada grave. SEMANA: Las encuestas lo dejan bien parado en términos de aceptación. ¿Piensa dejar un sucesor en las próximas elecciones? R.H: Primero, hay que acabar esto. Y esperar si me destituyen. Eso es lo que quiero, que me destituyan para quedar libre porque, mientras tanto sigo en esto y sigo siendo funcionario público y eso implica restricciones. SEMANA: Es decir, ¿si hay planes políticos a futuro? R.H: ¡Claro!  El único derrotado es el que baja los brazos y esto es un camino largo lleno de espinas, empujones, pisotones, farsas y mentiras. Lo importante es el camino para llegar a una meta. SEMANA: En una entrevista, recién salió elegido, usted dijo que quería volver a Bucaramanga ‘la Barcelona de América Latina’ ¿cómo va con eso? R.H: La labor del alcalde es cambiar mentalidades y en especial después de que me entregaron quebrado el municipio. Solicité la intervención de la Ley 550 y el Ministerio de Hacienda, después de un año pidiéndola, ahí si me dijo que me la iba a dar pero ya en ese momento no servía para nada. Algo hemos hecho en varias intervenciones con la aplicación de las premisas de la lógica, ética y estética. Lógica es poner la plata donde la gente más necesita que son los pobres. Ética es no robarme la plata y estética es buscar que todo lo que se haga sea bello. Eso lo pusimos en práctica. Hace poco ganamos un premio nacional en paisajismo y espacio público. SEMANA: Usted no se muerde la lengua para opinar. ¿Qué imagen tiene de las acusaciones en contra del fiscal general por sus supuestos vínculos con Odebrecht? R.H: Todavía me resisto a creer que Luis Carlos Sarmiento, quien no es mi amigo y nunca he visto en persona, se atreva a ponerse a hacer eso. Para mí nunca instrumentó eso. Martínez era su abogado. Yo no creo que el fiscal, que es conocido pero no amigo, con el patrimonio y éxito que tiene, se vaya a poner a hacer diseños de cubrimiento. Y ahora hasta dicen que mató a Jorge Enrique Pizano, yo eso no lo creo.