Hace 35 años, La Guajira vivió uno de los momentos de mayor esplendor económico, cuando ese departamento se convirtió en una especie de Lejano Oeste en el que las balaceras eran el pan de cada día y las parrandas vallenatas eran eternas. Gracias a la facilidad para sembrar marihuana en la Sierra Nevada de Santa Marta y despacharla desde La Guajira a Estados Unidos, cientos de guajiros de todas las condiciones sociales empezaron a nadar en dólares, tantos, que compraron las casas más caras y las mejores fincas; construyeron discotecas, hoteles y centros comerciales. Parte de esa riqueza se esparció, como el vallenato, el contrabando y el whisky, hacia la costa y el interior. Dinero fácil, fama, camionetas Ford Rangers que les enviaban sus socios gringos; un arma dentro de la pretina del pantalón y muchos amigos eran algunos de los elementos que empezaban a ser parte de quienes coronaban un embarque. Era la nueva forma de tener un respeto social en los años setenta y ochenta. Entre los marimberos más recordados estaban los hermanos Lucky y Miguel Cotes, Raúl Gómez Castrillón (el Gavilán Mayor), Santos y Luis Ángel González, Santa y Joche Lopesierra, Lucho Barranquilla, Lucas Gómez, Samuel Alarcón, Piloto Fuminaya, Encho Pitre, y Raúl ‘Raucho’ Roys, entre muchos otros. Dentro de esa generación aún se recuerda a Kiko Valdeblánquez y José Antonio Cárdenas Ducatt, cuyas dos familias libraron una guerra de más de 20 años en la que los padres, tíos, hermanos, sobrinos y primos se mataron unos a otros. La gran mayoría de esa generación de la marimba falleció joven, como Raúl Roys, quien tenía 33 años cuando fue asesinado en un atentado llegando a Barranquilla. Otros murieron de viejos o enfermos en la cama de un hospital, como Bayón Curiel, quien hizo una gran fortuna y tuvo 23 hijos. Y unos pocos aún viven, como Manuelito Salas. Estos tres guajiros marimberos también tienen en común que son los padres de tres candidatos a la Alcaldía de Riohacha: Nemesio Roys Garzón, Jaider Curiel Choles y Andri Salas Zúñiga. Roys es candidato por el Partido Conservador y el de La U, y dice que solo tenía 5 años cuando murió su padre Raúl. La madre del joven es Carmen Garzón, quien terminó educando a sus cuatro hijos y ha sido la única mujer elegida dos veces alcaldesa de Riohacha. Por su parte, el médico Jaider Curiel Choles, candidato por la ASI, ya fue alcalde de esa ciudad entre 2008-2011 y es hijo de Bayón. Y el tercero es el economista y exsecretario de Planeación de esa ciudad Andri Salas Zuñiga, candidato por el Partido Liberal y el Centro Democrático. Los tres tienen en común que no siguieron los caminos de sus padres. Por ejemplo, Nemesio Roys es ingeniero industrial con MBA en Oxford y especialización en Berkeley. Y lo otro que tienen en común es que los tres le están disputando la Alcaldía al candidato favorito en las encuestas: Fabio Velásquez, del partido Cambio Radical. Velásquez, a diferencia de sus contendores, no pertenece a esa elite económica y política guajira, en la cual muchos encontraron un modo de vida y de relacionamiento social. Salas, Curiel y Roys son hijos de las familias más respetadas en Riohacha, son la clase alta de la ciudad, mientras que Velásquez simboliza a una nueva generación de hijos de gente del campo que estudió una profesión, fue funcionario de la Universidad de La Guajira y, además, de acuerdo con versiones que circulan en Riohacha, es apoyado por el estamento universitario. El candidato con más respaldo político es Andri Salas, de 34 años, economista de la Universidad Externado con estudios en administración y gerencia. En Riohacha todos hablan abiertamente de que es el candidato del gobernador, José María Ballesteros, y su familia, y del alcalde de Riohacha, Rafael Ceballos. De hecho, la semana pasada fueron publicadas unas fotos en las que se ve al alcalde y al gobernador acompañando una marcha multitudinaria que realizó Salas el 5 de septiembre. Esa campaña también tiene como hombre fuerte a Carlos Alberto Lopesierra (hermano del Hombre Marlboro), así como los exgobernadores Kiko Gómez y Román Gómez Ovalle, el representante a la Cámara Antenor Durán Carrillo y el exsenador Miguel Pinedo. A Nemesio Roys lo apoya el grupo de Nueva Guajira liderado por el presidente de la Cámara de Representantes, Alfredo Deluque, del Partido de la U; también su padre, el exgobernador conservador Hernando Deluque, el exgobernador Jorge Pérez Bernier y desde la distancia en el exterior el cónsul en Boston, Bladimiro Cuello Daza, derrotado por Kiko Gómez en las elecciones de 2011. El que menos apoyo tiene de las fuerzas políticas es el exalcalde Jaider Curiel, quien fue elegido en 2008 con el apoyo del exgobernador Jorge Pérez, pero quien tiene una gran aceptación popular. SEMANA trató de hablar con los candidatos sobre sus padres y sobre lo que pensaban de la época de la marimba, pero no fue posible obtener una respuesta. Por su parte, Fabio Velásquez es identificado abiertamente como el candidato de la Universidad de La Guajira. En la ciudad reconocen que el rector, Carlos Robles, ha liderado un proceso de mejoramiento de la calidad y oferta con nuevos programas, llevando planes de extensión a cuatro municipios y brindando a los estudiantes, en su mayoría de estratos 1 y 2, proyectos de bienestar universitario con sistemas de transporte económicos y almuerzos subsidiados. Velásquez fue miembro del equipo del rector y por su liderazgo estudiantil ha calado en un sector que los políticos despreciaban. Fue el primero en hacer una marcha multitudinaria por la ciudad en la que caminaron miles de estudiantes y profesores. El temor no es solo que esta nueva corriente política, liderada por el rector Robles, pueda ganar la Alcaldía, sino que rompa el control que han mantenido desde hace más de 20 años el movimiento Nueva Guajira, liderado por Jorge Pérez Bernier (liberal) y Hernando Deluque (conservador), y la casa Ballesteros, liderada por el exsenador Jorge Ballesteros Bernier. Se especula que el rector podría ser una amenaza en el futuro para la carrera política de algunos delfines guajiros, como Jorge Andrés Ballesteros, hermano del actual gobernador. A pesar de que La Guajira ha vivido en las últimas décadas dos bonanzas, la marimbera y la del carbón, la pobreza, la corrupción y el abandono campean por todo el departamento. La primera creó una gran riqueza que en su mayoría se esfumó, pues en esa época llegaba tanta plata que los dólares no los contaban, los pesaban. Igual ha ocurrido con la bonanza del carbón: las regalías ingresaron a los presupuestos públicos, pero también en gran medida han pasado derecho a las cuentas privadas de políticos, alcaldes y contratistas. De aquella bonanza que deforestó miles de hectáreas en la Sierra Nevada y dejó centenares de muertos, solo quedó un estereotipo, mientras que de la bonanza del carbón están quedando solo los socavones, porque las regalías han fomentado la corrupción y no ha resuelto las necesidades básicas insatisfechas en agua potable, saneamiento básico, salud, educación e infraestructura que hoy tienen al departamento como el más pobre después de Chocó. Ese es el reto que hoy tienen los hijos de la marimba, que si bien no son culpables por lo que hicieron sus padres, sí pueden cambiar el rumbo y escribir una nueva historia.