Alejandro Carlos Chacón se ha convertido en uno de los congresistas más influyentes del Partido Liberal. Y, desde su despacho de presidente de la Cámara de Representantes, le produce un constante dolor de cabeza al Gobierno.El año pasado se estrenó en el cargo como protagonista de la primera derrota que sufrió el Gobierno de Iván Duque en el Congreso. Junto con Germán Vargas Lleras y Aurelio Iragorri, lideró la coalición que eligió como contralor general a Felipe Córdoba, en oposición del uribista José Félix Lafaurie.También le dio vía libre al debate de moción de censura contra el ministro Alberto Carrasquilla, cuando el Senado la había negado. Y fue determinante en el fracaso que tuvo que afrontar el Gobierno con su primer intento de reforma a la justicia.Chacón, en la pasada campaña política, fue uno de los primeros liberales en saltar a la candidatura de Iván Duque, y se proyectó inicialmente como aliado del Gobierno.Ahora, el representante nortesantandereano –muy cercano al expresidente César Gaviria– vuelve a ser el hombre clave. Esta vez, frente al trámite de las objeciones a la JEP formuladas por el presidente Iván Duque.Le recomendamos: Presidente de la Cámara se jugó la primera carta contra la objecionesUn día después de que el presidente del Senado, Ernesto Macías (Centro Democrático), le dio vía libre al trámite de las objeciones, Chacón destapó una carta que podría evitar que el Congreso se pronunciara.El presidente de la Cámara tomó nota de la tesis del procurador Fernando Carrillo, quien sugirió que antes de que el Congreso las tramite, la Corte Constitucional debía darle su visto bueno a dicho procedimiento. En nombre de la autonomía de la Cámara de Representantes, envió una carta a la Corte Constitucional para pedirle aclarar varias dudas antes de darles trámite, en esa corporación, a las objeciones presidenciales.Las dudas planteadas por Chacón empiezan por establecer si tiene sentido que el presidente objete una ley estatutaria aprobada en el mecanismo excepcional del fast track, aplicado para la mayoría de normas derivadas del acuerdo de paz. Según este mecanismo, una vez se surtía el examen de la Corte Constitucional de una ley, el presidente de la República debía sancionarla.Si bien es cierto que el mandatario tiene la facultad constitucional de objetar proyectos de ley estatutarios, solo proceden las objeciones por razones de inconveniencia. Chacón y los partidos opositores aseguran que en este caso las presentadas por el presidente Duque son objeciones de inconstitucionalidad y no de inconveniencia, pues no se refieren a asuntos de carácter económico, social o político.Puede leer: Las objeciones a la JEP son una pérdida de tiempo Juanita GoebertusHasta hace poco el poder de Chacón, nacido en Cúcuta, no trascendía más allá de su departamento. Su carrera política comenzó de la mano de Germán Vargas Lleras cuando este era dirigente liberal y luego fue fórmula a la Cámara de Juan Fernando Cristo. Pocos lo conocían hasta que estuvo entre los conciliadores del orangután de la reforma a la justicia del 2012. Y ahora no solo se convirtió en uno de los congresistas más poderosos de Norte de Santander, sino en uno de los parlamentarios más hábiles en el tejemaneje del Congreso.Hasta ahora no había sido una figura mediática ni protagonista. Hoy está en el centro del juego político por cuenta de su estrategia de congelar el trámite de las objeciones en el Capitolio hasta tanto la Corte no se pronuncie sobre el mismo.Como el Partido Liberal ya se pronunció contra las objeciones, el uribismo ve la carta de Chacón como una estrategia que no estaría exenta de presiones burocráticas. Algunos parlamentarios del Centro Democrático, como el representante Gabriel Santos, le han sugerido apartarse del debate para que el trámite de las objeciones tenga garantías.En contexto: Las seis objeciones a la ley estatutaria de la JEP explicadas a profundidadChacón, en la pasada campaña política, fue uno de los primeros liberales en saltar a la candidatura de Iván Duque, y se proyectó inicialmente como aliado del Gobierno. Pero ahora el panorama ha cambiado y se ha convertido en la piedra en el zapato de la Casa de Nariño en su propósito de reformar la JEP.