Alejandro Gaviria paga la primiparada de debutar en política. En menos de 15 días enfrenta los primeros desgastes producto de sus salidas en falso, no despega en las encuestas y el grueso del Partido Liberal, cuyos líderes le pidieron que se lanzara a la arena, amenaza ahora con quitarle el apoyo.
Aunque no está decidida la ruptura entre la tolda roja y el exrector de la Universidad de los Andes, las relaciones están frías. La mayoría de congresistas le cobra la indiferencia de su campaña durante las primeras semanas de exposición pública. Al fin y al cabo, ellos son 14 senadores y 35 representantes, una fuerza política importante que pide visibilidad y no estar oculta, a la sombra, como si Alejandro Gaviria no quisiera aceptar que ellos efectivamente lo están apoyando. Como si pertenecer al liberalismo fuera un pecado.
El problema es que el nuevo precandidato ha querido mostrarse como una figura independiente, alejada de los extremos y distante de la clase política tradicional, pese a que la realidad muestra lo contrario y tiene el apoyo directo de los expresidentes César Gaviria y Juan Manuel Santos. El primero, por ejemplo, además de incentivar al exrector a que saltara a la política, le puso a su servicio toda la maquinaria en las regiones para ayudarlo a conseguir las firmas que necesita con el fin de inscribir su movimiento en la Registraduría.
No obstante, ante los constantes desplantes de la campaña del exministro de Salud, la mayoría de congresistas liberales se siente menospreciada y no le ha puesto todo el empeño a buscar las firmas, como lo habían prometido. La molestia aumenta con el paso de los días y hay jóvenes liberales que recogen firmas y que cuentan que les pidieron no vestir la camiseta roja en las regiones. ¿Es acaso un delito pertenecer al Partido Liberal?, se preguntan internamente los congresistas. En este punto cuestionan el papel de la representante a la Cámara Juanita Goebertus, de la Alianza Verde, quien forma parte del comité asesor de Alejandro Gaviria. Ella, según algunos congresistas consultados por SEMANA, se ha convertido en una piedra en el zapato y evita a toda costa que el liberalismo brille en esa campaña.
El problema es que Goebertus es representante por Bogotá y una cosa es hacer campaña y recoger firmas en la capital del país y otra muy distinta es viajar a las regiones y hacer la tarea en la Colombia apartada, donde el exrector de la Universidad de los Andes es desconocido. “Alejandro necesita poder sacar adelante una candidatura independiente. Uno tiene que ser claro con cuáles prácticas hace política electoral. Él ha dicho que va a luchar contra los poderes tradicionales”, le dijo Goebertus a SEMANA.
Los liberales también dudan si el apoyo de Goebertus es clave para Gaviria, teniendo en cuenta que ella representa a la alcaldesa Claudia López, hoy cayendo en las encuestas y en medio de críticas por su polémica gestión y la falta de medidas contundentes para contener la ola de inseguridad en Bogotá.
En los círculos políticos se comenta que el expresidente Gaviria, jefe único del liberalismo, aprovechó una de las llamadas con Alejandro Gaviria y le reclamó. Al final, el exrector de los Andes empezó a buscar acercamientos con algunos congresistas liberales. El representante a la Cámara Juan Fernando Reyes Kuri fue uno de los primeros en atender el llamado que resultó fructífero porque durante la semana lo acompañó a recoger firmas en Cali. Faltan los parlamentarios Milton Córdoba, Hernán Gustavo Estupiñán, Alejandro Carlos Chacón, Luciano Grisales, Juan Carlos Lozada, además de varios senadores que estaban entusiasmados con Gaviria, pero le metieron el freno de mano a la campaña. Alejandro Gaviria, quien además registra un escaso 3 por ciento de intención de voto, según el gran estudio electoral de SEMANA, realizado por el Centro Nacional de Consultoría, necesita al Partido Liberal.
Como dijo el senador Armando Benedetti, no solo desde las bibliotecas se conquista el electorado. Y aunque César Gaviria cree en la precandidatura del exministro, se ha quedado quieto esperando que sea él quien busque nuevamente los acercamientos. El tema está tan tenso que el apoyo del Partido Liberal a Gaviria está condicionado a una convención roja en noviembre próximo donde el nombre del académico seguramente competirá con los exgobernadores Eduardo Verano de la Rosa (del Atlántico) y Luis Pérez (de Antioquia). A los dos no les parece que se anuncie anticipadamente el respaldo a Alejandro, quien ni siquiera tiene carné del liberalismo.
Alejandro Gaviria tendrá que aprender a manejar las relaciones con aplomo, como ocurre en política, porque mientras Gustavo Petro, Luis Pérez, Eduardo Verano de la Rosa y Luis Fernando Velasco anhelan tener al liberalismo de su lado, él y los directivos de su campaña los están haciendo sentir como si ese apoyo fuera vergonzante.