En la mañana de este miércoles el país se levantó con un extenso reportaje del diario estadounidense The Washington Post que no dejaba bien parado al país. En la nota se ubicó a Colombia, de nuevo, como el primer productor mundial de cocaína. Ante la frustración del Gobierno, otras entidades del Estado parecen enrostrarle un locuaz "se lo advertimos". No de otra manera se podría leer el mensaje de Twitter, en el cual el procurador Alejandro Ordóñez le pregunta al ministro de Salud, Alejandro Gaviria, quién es el 'deshonesto intelectual' ahora. "Colombia es de nuevo la mayor productora de coca del mundo. Ministro @agaviriau, ¿de quién es la 'deshonestidad intelectual'?": Procurador — Procuraduría General (@PGN_COL) noviembre 11, 2015 La lectura del contexto de esta indirecta recordó el debate entre el Gobierno y la Procuraduría cuando el Ejecutivo se anunció la suspensión de los cultivos ilícitos fumigados con glisfosato. En ese momento, el jefe de esa cartera calificó como ‘deshonestas intelectualmente’ algunas de las críticas. El procurador fue particularmente enfático en decir que la consecuencia más previsible tras la suspensión de la aspersión con glifosato aumentaría la cantidad de cultivos ilícitos. De ahí que se viera aludido por las palabras del ministro y ahora con el trino en el que reprocha las palabras del ministro Gavíria. Ahora Ordóñez quiere que el jefe de la cartera responda quién realmente puede haber sido deshonesto intelectualmente. Según The Washington Post, las cifras sobre producción de drogas en Colombia son superiores a las de países como Bolivia y Perú, que habían empezado a ocupar el deshonroso lugar que tenía Colombia hace unos años. El diario registra la preocupación de Estados Unidos ante lo infructuosa de su contribución a la lucha contra la droga en Colombia. Las autoridades de ese país no se explican por qué ante a pesar de los 9.000 millones de dólares invertidos en la ejecución de la totalidad del Plan Colombia en sólo un año los cultivos ilícitos crecieron en un 44 %. El artículo explica los temores que tienen los estadounidenses de sufrir un nuevo incremento en el consumo de drogas en su país. Para ellos, es muy posible que estos cálculos anuncien una nueva oleada de distribución de drogas en el mercado, justo cuando se presenta una sensible reducción en las cifras de consumo en la calles de ese país.