A pesar de las críticas que tuvo el nombramiento del exprocurador Alejandro Ordóñez como embajador en la Organización de Estados Americanos (OEA), ya no hay vuelta de hoja. El presidente Iván Duque lo posesionó en la Casa de Nariño este martes. “A mí me complace que usted asuma este reto, porque usted ha tenido una larga carrera profesional al servicio de la justicia. Pero sobre todo, usted es una persona que tiene carácter, que defiende sus ideas, y Colombia es un país que tiene grandes expectativas frente a la OEA”, aseguró el mandatario. Durante la ceremonia, el presidente le dio mandatos claros a Ordóñez que corresponden a los lineamientos del gobierno en el organismo internacional. Entre sus tareas está fortalecer el Consejo Permanente, que tiene entre sus funciones la solución pacífica de las controversias entre los estados miembros. En el centro de las responsabilidades de Ordóñez en la OEA está asumir el debate de la crisis migratoria. En palabras de Duque le conrresponderá elevar el problema a una discusión que involucre a los demás países, y no deje sola a Colombia. “Hay que lograr un estatus de protección migratoria temporal para que entre varios países recibamos ese flujo migratorio”, explicó Duque. Para esto, el presidente le pidió expresamente a Ordóñez apoyar las iniciativas de Luis Almagro, el secretario general, quien a propósito estará el próximo miércoles en el país y ayudará –junto a Duque y a Ordóñez- a definir lineamientos del papel de Colombia en la OEA. Confidencial: La visita de Vivanco, Almagro y Holmes Trujillo a la frontera Ordóñez también deberá impulsar una reforma política que ayude a vigilar mejor el financiamiento de la política y que existan todos los elementos para acabar con la trashumancia, por ejemplo. Esto lo hará a través de la observancia electoral que hace la OEA. “Hay demasiadas preocupaciones al interior de muchos países, es necesario el fortalecimiento del sistema democrático”, dijo al respecto Ordóñez. El gobierno Duque también quiere que desde la OEA se muestre mano dura a los grupos ilegales, específicamente que se señalen a estas organizaciones criminales desde esta instancia independiente, para que se abra un debate serio. “La OEA tiene instancias tan importantes como la comisión interamericana y CIDH que se deben fortalecer, requieren que también haya una visión de la aplicación de la carta de San José, que permita que haya drasticidad con aquellos que son violadores de los derechos humanos que están en la ilegalidad y criminalidad”, aseguró el presidente. En su primer diálogo con la prensa como embajador ante la OEA, Ordóñez aseguró que los mandatos fueron muy claros, porque el presidente Duque quiere que Colombia tenga un papel estelar y no de reparto en el organismo. “Lo asumo con mucha responsabilidad, creo que es un tema muy sensible para la política regional, para los derechos humanos”, aseguró. Ordóñez también se refirió a la polémica propuesta de volver al uso del glifosato para contrarrestar el crecimiento de los cultivos de coca. "Yo estoy de acuerdo, lo dije cuando fui procurador y se suspendieron las fumigaciones. Di la voz de alarma: Colombia va a nadar en coca, no se necesita ser adivino para saber, es lo que está pasando. En eso (volver al uso) no tengo problema", explicó. Puede leer: Cena de desagravio, conservadores rinden homenaje a Ordóñez Justamente, quienes se opusieron a su nombramiento argumentaron que él no era la persona idónea para defender los derechos humanos. Sin embargo, Ordóñez respondió que este rechazo es “normal en una democracia, el discenso legitima en una democracia”. Frente a las advertencias de que su cargo podría ser utilizado para atacar a algunas personas de izquierda en el país, Ordóñez también respondió: “Yo soy embajador ante la OEA, no soy integrante de la CIDH, soy el representante del señor presidente ante ese organismo internacional”. Este ha sido el tono de Ordóñez en los últimos días, no ha avivado la polémica con respuestas demasiado fuertes, en cambio ha guardado silencio frente a sus detractores.