Fue en la tarde del 6 de abril de 2020 cuando Colombia conoció que la covid-19 no distinguía edades para cobrar víctimas. El país, que por esos días registraba cifras diarias de 96 contagiados y una docena de muertos, vio con asombro el informe del Ministerio de Salud que reportaba la primera niña fallecida por el virus. Era de Popayán y apenas alcanzaba los 3 años de edad.

El asombro fue limitado. De la niña se supo poco: tenía una hermana gemela, había muerto el 25 de marzo y la demora de las pruebas arrojó la verdad sobre su muerte 11 días después; además, padecía el síndrome de Alagille, comorbilidad que le afectaba principalmente órganos como el hígado y el corazón. La menor fue internada en el Hospital Susana López de Valencia, en la capital del Cauca, el 20 de marzo. Cinco días después falleció por complicaciones respiratorias.

Desde ese momento, las cifras hicieron lo suyo: convirtieron a los muertos en números, los despojaron de nombres, estados y causas del deceso. Números fríos en medio de una pandemia que arrasa con furia, pero de manera silenciosa. Colombia dejó de asombrarse con la lista de contagiados y fallecidos, que en su mayoría son adultos mayores. Sin embargo, en esa maraña de estadísticas sobresalen algunos aspectos que han pasado inadvertidos.

Los niños también han sufrido las consecuencias del virus, sin hablar del ámbito psicológico, duramente golpeado por encierros prolongados y el martirio de las clases virtuales. Desde la primera víctima reportada en aquel abril, Colombia ha visto a 134 pequeños morir por complicaciones confirmadas de la covid-19; y está a la espera de que se esclarezca el deceso de 205 con patologías asociadas al coronavirus.

Muchos de los niños que desarrollan PIMS tuvieron un covid-19 asintomático. | Foto: Getty Images-BBC Mundo

La última muerte de un niño por covid –antes de la publicación de este informe– también fue informada en una tarde de abril, esta vez en Medellín. Un menor de 6 años falleció por complicaciones respiratorias derivadas del virus. Precisamente, pocas horas antes de conocerse este deceso, el alcalde de esa ciudad, Daniel Quintero Calle, alertó sobre una posible cepa que estaría atacando con más fuerza a los menores de edad.

“Estamos viendo muchas más personas jóvenes contagiadas (...). Esta es una cepa por lo menos que nos está sorprendiendo; no sabemos si es la misma o si es diferente, pero lo que sí está claro es que lo que está pasando no pasaba antes: las personas se están agravando más rápido, están haciendo coagulación más rápido, se están quedando más tiempo en cuidados intensivos”, dijo el mandatario.

La Sociedad Colombiana de Pediatría (SCP) desmintió tal afirmación, no sin antes dejar claro que en los picos anteriores también hubo un incremento de positivos en menores de edad. “Ante un aumento generalizado de casos, es predecible tener también un crecimiento de casos en la población pediátrica, pues esta suele infectarse de adultos convivientes”, dice el documento firmado por la SCP.

No obstante, desde Medellín insisten en que algo puede estar pasando más allá de los números fríos de 190.518 positivos en niños durante el primer año de pandemia en Colombia –alrededor del 7 por ciento de casos totales–; 809 intubaciones en unidad de cuidados intensivos (uci); y 5.514 hospitalizaciones.

Medellín no había tenido crisis significativas por cuenta de la covid-19. Sin embargo, esta semana llegó a una ocupación casi total de camas ucis. | Foto: Guillermo Torres Reina

La secretaria de Salud de Medellín, Andree Uribe Montoya, asegura que lo más preocupante de este tercer pico es la presencia de siete pequeños –menores de 9 años– hospitalizados en condiciones difíciles. “Tenemos tres niños que están en un estado crítico de salud por covid-19”, dijo.

De acuerdo con el Ministerio de Salud, la presencia de niños menores de 9 años intubados en ucis no es un caso exclusivo de Medellín, pues en Colombia la cifra asciende a 69. A ese número hay que sumarle 53 en edades entre 10 y 18 años que también batallan por sus vidas en una uci, muchos de ellos con complicaciones derivadas de la covid-19.

Datos recogidos por el pediatra e investigador Pablo Vásquez Hoyos dan cuenta de un aumento significativo de menores de edad positivos en Antioquia desde la semana del 2 de abril. El reporte diario indica que esa región está muy cerca de romper la barrera de 200 niños infectados cada día.

Mas no se trata de un comportamiento nuevo: en la primera semana de enero, durante el segundo pico, también se dispararon los contagios en pequeños en esa zona, una de las más golpeadas por el virus en Colombia. Lo que sí provoca curiosidad es que en medio del tercer pico, solo Antioquia presenta un leve crecimiento de positivos en menores de edad. Bogotá, Valle y Atlántico, las otras regiones convulsionadas por el virus, mantienen estadísticas estables en relación con la infección de niños entre 1 y 10 años.

De otro lado, en planos generales, Antioquia es el tercer departamento donde más han fallecido menores de edad por covid. La primera zona es Bogotá con 68 casos confirmados, le sigue Valle con 25 y Antioquia con 24.

¿Y los recién nacidos?

La pediatra neonatóloga Ángela María Fajardo, que atiende a bebés menores de un mes de nacidos en Bogotá, dice que hay un aumento ligero de casos covid en esta población infantil. “De esos bebés, que antes eran más ocasionales, ahora se ha aumentado ligeramente el flujo; antes teníamos uno al mes o uno cada tres semanas, ahora permanecemos con uno o dos positivos aquí adentro”, cuenta.

El principal riesgo de un bebé recién nacido contagiado de coronavirus es que su organismo haga apnea y deje de respirar. “Al dejar de respirar no le llega oxígeno al cerebro y existe el riesgo de que haya paro respiratorio”, advierte la doctora Fajardo. Ella ha presenciado la angustia de padres, a quienes les ha tocado estimular a sus bebés en casa para evitar un colapso pulmonar. Luego, una vez en la clínica, los pequeños arrojan positivo para covid-19.

Este tipo de casos ha crecido, Fajardo no lo niega, pero precisa que la tasa de mortalidad, en comparación con otros rangos de edades, es mínima. “La lactancia materna les ayuda demasiado; las defensas las están compartiendo con la mamá”, agrega.

Los contagios en niños operan igual que en un adulto. El virus ingresa al cuerpo por las mismas vías. Al inicio de la pandemia se pensaba que los menores corrían más riesgo de ser positivos porque respiran mucho más rápido que un adulto.

Una persona mayor respira 20 o 25 veces en un minuto, mientras que un recién nacido puede respirar hasta 60 veces en un minuto, “entonces por eso se pensaba que podría esparcir más rápido el virus; esto es algo que se ha venido reevaluando, porque ellos respiran más rápido, pero no mayor volumen de oxígeno”, acota la doctora Fajardo.

A pesar de la esperanza que supone la llegada de las vacunas, la covid-19 sigue abriendo espacios adversos para Colombia y el mundo en general. Los picos de la pandemia traen las mismas angustias de tiempos pasados, con unidades de cuidados intensivos a rebosar, y médicos exhaustos de atender enfermos y contar muertos. Las cifras son cifras y, al igual que el virus, no distinguen edades.