La tregua entre grupos al margen de la ley en zona urbana de Buenaventura pende de un hilo. Así se lo confirmaron a SEMANA algunos de los integrantes de los llamados Shotas y Espartanos, estructuras que dejaron de matarse hace más de tres meses cuando firmaron un cese al fuego con la esperanza de lograr participación activa en el proyecto de paz total impulsado por el Gobierno nacional.

La situación, que hasta ahora es favorable en términos de seguridad para una de las ciudades con más índices violentos de Colombia, podría cambiar por cuenta de un audio del senador Roy Barreras, conocido en primicia por SEMANA, y que ya está en poder de los cabecillas de estas bandas. Barreras, que sostuvo una reunión privada con varios líderes sociales en Bogotá, señaló que lo que hay en Buenaventura es una falsa paz y que tanto los Shotas como los Espartanos no entrarían en una posible negociación, ya que su actuar es netamente narcotraficante.

“Me dijeron que no se trata de conversar con el narcotráfico, sino con el aparato de seguridad del narcotráfico, pero eso es lo mismo (...) conversar con ellos es conversar con el narcotráfico”, se le escucha decir al presidente del Senado, Roy Barreras.

La tregua entre grupos al margen de la ley en zona urbana de Buenaventura pende de un hilo.

Ante esto, agregó que sugiere una línea roja de no justicia transicional para los narcos. “Mi línea roja que sugiero, a propósito de no justicia transicional para los narcos, implica que esos aparatos de seguridad no tengan legitimidad política. Y entiendo la complejidad del Clan del Golfo, que controla territorios en Colombiay, además, se le suman otras organizaciones criminales, algunos con acuerdos, otros sin acuerdos”.

Este audio conocido por SEMANA iría en contravía de las intenciones del Gobierno del presidente Gustavo Petro, que pretende extender un proyecto de paz con todos los actores armados del territorio colombiano. Por ahora, están montados en el barco de la paz total las disidencias de las Farc, el Clan del Golfo y las bandas delincuenciales Shotas y Espartanos. Paralelamente, el ELN mantiene un proceso aparte del que se desarrolla con estas estructuras.

“Con los señores Shotas y Espartanos en Buenaventura no hay un acuerdo de paz, allí hay una falsa paz, que es un acuerdo entre dos organizaciones criminales para repartirse el negocio del narcotráfico y extorsionar, unos media ciudad y otros la otra media, y entonces por ahora se matan poquito, pero eso no es un acuerdo de paz. Yo que soy médico llamo a eso una falsa cicatrización”, puntualizó el senador Roy Barreras.

En su momento, el alcalde bonaverense, Víctor Vidal, señaló que en la disputa se estaban empleando armas de largo alcance y lanzagranadas en medio de la población civil.

El florero de Llorente

Una vez conocido este audio, en varios escenarios políticos y comunitarios de Buenaventura se encendieron las alarmas, pues lo único que mantiene en calma el actuar violento de estas estructuras es su posible entrada como actores políticos en el proyecto de paz total.

“Llevamos más de tres meses con índices muy bajos, casi nulos, de homicidios en la zona urbana, pero ahora con este audio del senador Roy Barreras sabemos de muy buena fuente que esta gente (Shotas y Espartanos) está contemplando romper la tregua”, le contó a SEMANA un líder comunitario del barrio Juan XXIII, uno de los sectores más golpeados por la cruenta guerra en Buenaventura.

Meses atrás, en ese mismo barrio, se registraron los episodios violentos más alarmantes de la ciudad con combates urbanos de hasta 12 horas consecutivas por el control del territorio. En su momento, el alcalde bonaverense, Víctor Vidal, señaló que en la disputa se estaban empleando armas de largo alcance y lanzagranadas en medio de la población civil.

Precisamente, en octubre pasado, cuando se firmó la tregua, ese barrio fue uno de los escenarios escogidos para realizar la ceremonia simbólica del fin de la violencia. “Llevamos días tranquilos, la gente está saliendo a las calles, no se escuchan disparos. En el último mes solo hubo un homicidio, mientras que antes se promediaban 20 o 25 mensuales. La paz es nuestro presente”, dijo en su momento el obispo de Buenaventura, Rubén Darío Jaramillo Montoya.

La ciudad registra el índice más bajo de inseguridad en diez años. De acabarse la tregua, dicen expertos, la guerra retornaría a los barrios marginados.

¿Qué pasará ahora?

SEMANA también tuvo acceso al audio de un supuesto cabecilla de los Espartanos en el cual advierte a los integrantes de esta estructura criminal “estar atentos, porque en cualquier momento se reactiva esta mierda”.

De acuerdo con fuentes extraoficiales, ya hay movimientos en sectores de bajamar, los cuales son peleados por estas estructuras para disponer de esos territorios en el envío de semisumergibles cargados de cocaína. “Si el Gobierno nos incumple, regresamos con más fuerza. Nosotros hasta ahora hemos cumplido, pero necesitamos también ver resultados. La gente quiere su paz y nosotros se la hemos dado, pero no vamos a hacer el papel de los más pendejos”, se escucha en otro extracto del audio del supuesto cabecilla.

Ante este panorama, organizaciones sociales de Buenaventura estudian la posibilidad de enviar una carta al presidente Petro para que se pronuncie sobre las palabras de Barreras y siente posición frente a las estructuras armadas de la ciudad.

No obstante, mientras en el área urbana soplan tímidamente otra vez los vientos de guerra, en la zona rural se activó el conflicto desde hace un poco más de mes y medio. En sectores como el Bajo Calima, el ELN y el Clan del Golfo protagonizan violentos enfrentamientos, que hasta el momento dejan más de 15 muertos, varios desaparecidos, desplazamiento y confinamiento de comunidades.

Líderes de la zona que hablaron con SEMANA bajo la reserva de su identidad aseguran que, contrario a lo que ocurre en varias regiones del país, en el Bajo Calima se han intensificado los vientos de violencia. Las balaceras copan el largo y ancho de la espesa selva que conecta con el Chocó desde la mañana y terminan en horas de la madrugada. La tranquilidad se fue de ese lugar.

De acuerdo con el personero delegado para derechos humanos, José Luis Bernat Fernández, uno de los cuerpos hallados en el último mes estaba sin cabeza y sin el brazo derecho. El cadáver flotaba en el río Calima ante la mirada de la población, que no podía hacer más que refugiarse en sus viviendas.

Así las cosas, esa violencia rural estaría por entrar con fuerza, nuevamente, a los barrios de Buenaventura, pues tanto Shotas como Espartanos son apéndices del ELN y el Clan del Golfo. Son ellos quienes dirigen las rutas urbanas del narcotráfico y las sólidas redes de extorsión en la ciudad.