Un animal que llegó en un cargamento de contrabando directamente desde África tiene en jaque a Cundinamarca. Se trata de los caracoles africanos, una especie que puede llegar a medir más de 20 centímetros, que causa graves daños a la flora y la fauna del país y que está causando una crisis ecológica, sobre todo en Cundinamarca.

Juan Pablo Pinedo, médico veterinario de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca, CAR, habló con SEMANA Noticias para contar por qué esta especie es tan dañina para el ecosistema.

Según explicó Pinedo, estos caracoles gigantes llegaron sin permiso de las autoridades nacionales para ser consumidos o utilizados en procesos de fabricación de cosméticos que contienen “baba de caracol”. Sin embargo, la falta de control con la especie derivó en un grave problema. Uno de los aspectos preocupantes de este animal es su rápida reproducción: como los caracoles son hermafroditas, “cuando ellos se aparean quedan los dos fecundados y en un solo apareo pueden poner entre 100 y 400 huevos, mientras que el caracol nativo solo pone 1 o 2 huevos al año”. Además, según agrega Pinedo, a los 6 meses de nacido este animal ya tiene la capacidad de reproducirse.

Es decir, que mientras el caracol común de Colombia pone máximo dos huevos al año, el africano pone 1.200.

El otro aspecto que tiene descontrolada a esta especie es la mala manipulación: “Debe hacerse siempre con guantes porque estos caracoles, además de comer plantas, también comen papel, comen cartón, todo lo que sea material orgánico o en descomposición se lo comen”, explica Pinedo. “Aparte de eso, comen cadáveres de animales y materia fecal de animales y de humanos”.

La peligrosidad, por otro lado, radica en que los caracoles pueden ayudar a difundir parásitos, bacterias y enfermedades: “Los humanos expulsamos mucho parásito por la materia fecal y el caracol lo que hace es que después de comer materia fecal, adquiere esos parásitos, los transporta y los expulsa por su materia fecal y su baba”, explica Pinedo. “Nosotros tenemos malas costumbres. Nosotros después de coger cualquier cosa con la mano, nos pasamos la mano por la boca o por los ojos. Simplemente si comemos algún alimento de un huerto por donde pasó el caracol infectado nos podemos infectar con esos parásitos”.

De acuerdo con Pinedo, hay un parásito que el caracol ha transmitido y que ha causado enfermedades digestivas como la ileocolitis o enfermedades cerebrales como la meningitis.

Pinedo destaca que en 31 de los 32 departamentos del país ya hay presencia de este caracol gigante africano. El único que hasta el momento no ha reportado su presencia es San Andrés y Providencia. “Si por casualidad se encuentran algún caracol y tiene dudas, tomen unas fotos y a través de la página de la CAR nosotros hacemos la identificación lo más rápido posible del caracol gigante africano”.

Otra de las enormes preocupaciones que ha despertado la presencia de este molusco en el departamento es que durante esta época decembrina muchas personas salen a viajar a zonas cálidas como Girardot o La Mesa. En esos municipios la CAR tiene conocimiento de la presencia del animal y se podría generar un traslado involuntario del caracol a Bogotá.

Frente a esto, Pinedo dice: “En muchos condominios de Girardot y La Mesa lastimosamente hay caracol gigante africano. Cuando vayan a viajar, cuando vayan hacia Bogotá, fíjense qué es lo que se están trayendo pegados a las llantas de los carros, en los rines de los carros. O si han hecho una carpa por ahí, pueden venir pegados”.

El llamado de las autoridades es a evitar manipular estos animales. Si lo va a hacer, debe hacerlo con guantes y no directamente en contacto con la piel; así mismo, evitar por cualquier motivo intentar consumirlos, ya que estos pueden traer graves daños a su salud. Lo mejor, si los ve, es dar aviso a las autoridades correspondientes.